ABC (Galicia)

Militao se confirma y el Madrid amplía opciones

▶El central brasileño fue la mejor arma ofensiva del Madrid. Marcó el gol inicial en un buen partido de los blancos resuelto en la segunda parte

- HUGHES

Zidane daba descanso, por fin, a Modric y Kroos, los Gilbert&George del centrocamp­ismo. Salía con un 4-2-3-1 que en realidad era casi un 4-2-4 con laterales de vida alegre, además, y dos novedades importante­s: Blanco en el pivote, y Hazard tras Benzema, donde volvió a dar la impresión de estar rápido, ágil, y con un juego nada torturado, sino hedonista. Dio un taconazo precioso, por ejemplo, casi cayéndose y al principio su verticalid­ad pareció intacta, como si no hubiera sido dañado en este tiempo.

Tuvo una ocasión nada más empezar y su ligereza contagió al Madrid, que empezó con un juego alegre al que Osasuna respondía sin cicatería. El partido parecía fútbol de la década anterior. Era soportable, incluso disfrutabl­e.

Hazard y Benzema tendían a buscarse. No mucho aún, pero había una cierta propensión. Como dos que se miran en la discoteca. Se intuía la inteligenc­ia entre ellos. Estos jugadores permiten creer en una ley futbolísti­ca de la atracción de los cuerpos: el producto de sus calidades dividido por el cuadrado de la distancia entre ellos.

Courtois Odriozola Varane (46) Militao Marcelo (64) Casemiro Blanco Asensio Hazard (72) Vinicius (64) Benzema

Nacho (46) M. Gutiérrez (64) Rodrygo (64) Isco (72) Arribas (83) m.76: Militao; m.80: Casemiro. (Comité Balear). Amonestó a Javi Martínez. También a Oier, en el banquillo.

A más calidad, más atracción. Pero esa ley newtoniana del balón cedía a otra, que como un imperativo físico iba imponiendo al Madrid su última inercia tristona.

Pero de esto salió con unos minutos muy animados a la altura de la media hora. Una sucesión de centros bien dados: de Marcelo para Hazard, el primero, con paradón de Herrera, que repitió ante otros dos remates de Militao. De Kroos, esto es, de buen centrador, hacía Asensio, muy entonado y con la zurda elocuente, muy precisa.

Osasuna respondía con ráfagas de control de la pelota, con un buen trato al balón, y con un juego ambicioso, nada mezquino, pero la realidad es que no tenía ocasiones. El Madrid sí había tenido varias, aunque (apliquemos el realismo) a partir de centros laterales. Su juego fue decayendo hasta el descanso y la sensación continuó empezada la segunda parte. Tras el espejismo hazardiano, la realidad del Madrid se parecía mucho a la de los últimos tiempos: su mayor peligro, su único peligro, para ser precisos, era un defensa, Militao, subiendo a rematar.

Lo mejor del partido ya eran dos defensas: Militao por un lado, Aridane por el otro.

Los cambios de Zidane

Osasuna se estaba espesando y el Madrid no carburaba. Zidane extirpó la banda izquierda al completo, por nula, y salieron Rodrygo y Miguel Gutiérrez, que en su primera carrera ya mejoró el partido de Marcelo. Rodrygo también mejoró a un insustanci­al Vinicius. Ojo a Rodrygo que lleva unos partidos veloz y driblador, regateando no solo en seco, sino en carrera. Ese regate en carrera es un salto en su fútbol.

Era algo, pero aún poco. El Madrid necesitaba más, lo que fuera, y en el banquillo ya solo quedaba Isco. Tendría por delante veinte minutos para estructura­r el ataque, que es algo paradójico y muy difícil en el Madrid porque lo peligroso estaba detrás: Casemiro y Militao.

¿Cómo conseguir que ellos estén arriba y alguien defienda?

¡Pues lo logró! Córner de Isco y remate de Militao en el segundo palo, haciendo una especie de moonwalk

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