Mínimo de nacimientos y máximo de muertes en la primera ola
▶ En el primer semestre de 2020, según el INE, cayó un 60% el número de matrimonios Los jueces tramitaron casi dos millones de causas en los 15 años que cumple la ley
La impronta del virus ha descalabrado estadísticas en casi cualquier campo susceptible de análisis en 2020 y 2021. Las secuelas numéricas de la pandemia –que previsiblemente no remitirán en años sucesivos– dejan cifras propias de un hito histórico que acompañarán a los demógrafos del futuro. En los primeros seis meses de 2020, España registró casi un 20% más de muertes que en el mismo periodo del año anterior, según se recoge en el Movimiento Natural de la Población, que publicó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE). España sumó un total de 262.373 muertes durante el primer semestre del año pasado: la mayor mortalidad entre enero y junio desde que la serie histórica de la población comenzara en 1941.
Según Albert Esteve Palós, director del Centro de Estudios Demográficos, entre un 16 y un 17% de esas muertes podría ser atribuible al Covid-19. Esteve resalta que es el saldo negativo más acusado de las últimas décadas y vaticina un descenso de la mortalidad en los próximos balances, puesto que «ancianos que podrían haber vivido dos o tres años más han adelantado su deceso». Este saldo negativo también se explica por la paralización de las migraciones, aunque este es uno de los flujos, apunta el demógrafo, que «más rápido se va a restablecer». Sin embargo, y en contra de lo que se podría esperar, este brutal aumento en la mortalidad no conlleva que «el envejecimiento de la población española se vaya a mitigar». Los nacimientos en nuestro país arrastran una tendencia descendente desde hace años, solo interrumpida en 2014 y que en 2019 alcanzó un mínimo histórico con la cifra más baja de nacimientos desde 1941. En términos porcentuales, el descenso de nacimientos en la primera mitad del año pasado fue del 4,2%, aunque, por razones de gestación obvias, este es uno de los pocos datos cuya lectura se puede desvincular del embate del virus en España.
«Llueve sobre mojado»
A pesar de que el matrimonio –dice este experto– ha dejado de ser la «antesala de los hijos», que los enlaces conyugales hayan caído en un 60,8%, pasando de unas 72.000 a 28.000 bodas, no parece un buen presagio para la natalidad española. Esteve explica que los frutos del confinamiento se alejan del «baby boom» que algunos auguraron cuando se decretó el estado de alarma en marzo. En este sentido, abunda en que las parejas asentadas y sin problemas económicos sí han podido «relajarse y tener más tiempo para procrear», pero el porcentaje de población que representan, destaca, «es nimio». Por el contrario, afirma que los métodos de reproducción asistida, muy populares en España, han experimentado una bajada y esgrime que los que se «podrían haber lanzado a la aventura de ser padres» han preferido esperar por las poco esperanzadoras previsiones económicas. Señala, además, que si ya las españolas son madres cada vez más tarde, el Covid puede haber provocado que muchas «ya no puedan serlo». La pandemia supondrá un «frenazo» para la fecundidad en nuestro país, ya de por sí estancada. Los datos del INE confirman que los problemas demográficos que aqueja la sociedad española desde hace décadas se verán agravados en la era post-Covid. «Llueve sobre mojado», zanja el demógrafo.
E. MONTAÑÉS
Las víctimas de violencia de género residieron con sus agresores durante todo el confinamiento. Cuarenta y dos días de encierro sin poder salir ni tener a su disposición los mecanismos que brinda la Ley Integral de Protección de la Violencia de Género. En la sombra, cogieron el teléfono o simularon que teletrabajaban.
Las llamadas al 016 se dispararon más de un 40%, las consultas online más de un 200%. Y, por si faltaban datos, la prueba irrefutable de que las personas maltratadas no pudieron denunciar su situación la ofreció ayer el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ): solo un 2,4% de las 70.742 denuncias de 2020 las pusieron las víctimas o la familia directa de estas, el mínimo histórico.
El máximo órgano de los jueces hizo público el repaso a su actividad en esta materia durante tres lustros; los que comprenden desde el 29 de junio de 2005, cuando entró en vigor la ley para proteger a las víctimas de violencia sexista, hasta junio pasado. Y es el propio Poder Judicial el que dice que hay que contextualizar los datos de 2020 como los del año en que estalló la pandemia porque en la serie histórica el mínimo de denuncias interpuestas por las víctimas y sus familias correspondía a 2019, cuando apenas lo hicieron un 2,9%; y el máximo, en 2007, cuando fueron el 11,6%. El promedio de los últimos quince años es de un 6,8%. Más del 84% de las causas abiertas en el año del Covid procedieron de atestados policiales.
La mitad, condenada
En 15 años se han tramitado casi dos millones de causas por esta lacra en los distintos órganos judiciales, correspondiendo el grueso mayoritario a los especializados en violencia contra la mujer: 704.749 sentencias. El porcentaje medio de condenas en los tribunales es del 53% de los enjuiciados. Del total de encausados por la vía penal, 424.875, cerca del 97% son hombres. Entre los condenados por estos mismos tribunales, 219.891 fueron hombres y 4.929 mujeres. Salieron absueltas más de 200.000 personas. El CGPJ señala que no acordó ningún tipo de medida en el 43,1% de los asuntos, lo que no significa, aprecia, «que ninguna mujer haya quedado desprotegida». De acuerdo con el informe del servicio de Estadística Judicial del CGPJ se acordaron 375.892 órdenes de protección, dos de cada tres de las que se solicitaron.
La violencia de género es más grave entre las extranjeras si se tiene en cuenta el volumen de denuncias que cursan (223 por cada 10.000 adultas, frente a las españolas, 48), aunque el CGPJ lo matiza, ya que entre las denunciantes puede haber mujeres no empadronadas. y 4.929 mujeres fueron condenados por agresión en un juzgado de lo Penal en 15 años de violencia sexista: 191.094 hombres y 8.961 mujeres