El tercer sector: Un pilar clave para el progreso social y económico

En un mundo en constante evolución, donde los desafíos sociales y económicos se multiplican, el tercer sector se posiciona como pilar fundamental para abordar diversas problemáticas y contribuir al bienestar colectivo. Asimismo, el rol de las empresas y cómo ejercen su responsabilidad social corporativa es cada vez más crítico. En el caso de Heineken España, materializamos gran parte de esta labor a través de la Fundación Cruzcampo, la fundación cervecera más longeva de nuestro país. Con ella, contribuimos a un fin social, desarrollando el talento joven e impulsando su empleabilidad en el sector hostelero. Así, cabe destacar la relevancia que tiene la acción social y el papel del tercer sector en la construcción de una sociedad más inclusiva, con más oportunidades, y que contribuye a una economía sostenible y equitativa.

El tercer sector, guiado por organizaciones sin ánimo de lucro, fundaciones, asociaciones y otras entidades de esta índole, despliega su crítica labor en una amplia variedad de áreas, desde la asistencia social hasta la preservación del medio ambiente. Su impacto va mucho más allá de la caridad y la filantropía, ya que juega un rol activo en la promoción del cambio social y la búsqueda de soluciones innovadoras a problemas complejos.

En la actualidad, el tercer sector se encuentra en una posición única para acometer desafíos apremiantes como la desigualdad, el acceso a la educación, la atención sanitaria y la protección del medio ambiente. Según el informe del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en 2022, un 72% de la población considera que las organizaciones sin ánimo de lucro son esenciales para la sociedad. Esta percepción positiva refleja el reconocimiento de su contribución en áreas donde el sector público y el privado encuentran limitaciones.

Estamos en una posición única para acometer desafíos como la desigualdad, la educación, el empleo, etc.

En este contexto, gracias a nuestros más de 25 años de recorrido como entidad sin ánimo de lucro, compartimos la visión de que el tercer sector es un pilar estratégico en la construcción de un futuro más prometedor y sostenible. No obstante, reconocemos que aún queda mucho camino por recorrer y que existen retos que deben ser abordados para maximizar su impacto. Una de las áreas clave de mejora reside en la colaboración intersectorial. Promover alianzas entre el sector público, privado y sin fines de lucro puede potenciar la eficacia de las intervenciones y facilitar soluciones más integrales.

En términos económicos, el tercer sector desempeña un papel esencial al generar empleo y estimular la actividad económica. Según un informe de la Fundación Lealtad, en 2021, las organizaciones no lucrativas generaron más de 600.000 empleos en España. Esto no solo contribuye al sustento de muchas familias, sino que también fomenta la capacitación y el desarrollo profesional de individuos en diversos campos. Además, las actividades del tercer sector impulsan la demanda de bienes y servicios, generando un efecto multiplicador en la economía local y nacional.

Desde nuestra experiencia en la Fundación Cruzcampo, hemos observado cómo las iniciativas impulsadas por el tercer sector pueden catalizar la innovación y el cambio social.

En este sentido, hemos convocado o participado en programas y experiencias que incentivan la igualdad de oportunidades para todas las personas, centrándonos en dos vías de actuación: la puesta en marcha de cursos y programas de formación propios, y la creación de una red de alianzas con entidades que buscan potenciar la inclusión de los diferentes colectivos.

Un ejemplo destacado es nuestro programa de formación y becas 'Talento Cruzcampo', con el que buscamos inspirar y desarrollar el talento joven para impulsar su empleabilidad a través de la formación en hostelería.

A las puertas de su cuarta edición, con tres ediciones ya finalizadas, más de 200 formados, y un 56,4% perteneciente a colectivos vulnerables, hemos logrado generar un impacto positivo en la comunidad, al mismo tiempo que fomentamos la inclusión y un entorno propicio para el crecimiento económico, gracias a un 90% de inserción laboral tras la formación.

Sin embargo, para que el tercer sector pueda desplegar su máximo potencial, es necesario no perder de vista cuestiones como la sostenibilidad financiera y la transparencia en la gestión. Las organizaciones sin ánimo de lucro dependen en gran medida de donaciones y financiación externa, lo que puede generar incertidumbre en su funcionamiento a largo plazo. La diversificación de fuentes de financiación y la promoción de una cultura de transparencia son aspectos que merecen una atención constante para asegurar la continuidad de su labor.

En este sentido, la colaboración con el sector privado puede desempeñar un papel clave en la garantía de la sostenibilidad financiera. Las alianzas estratégicas entre empresas y organizaciones sin fines de lucro pueden generar recursos adicionales, mientras se promueve la responsabilidad social corporativa y se atienden necesidades sociales apremiantes. Este enfoque que los anglosajones denominan win-win refuerza la interconexión entre los diferentes actores de la sociedad y promueve un ecosistema más resiliente.

En conclusión, el tercer sector representa un componente esencial en la construcción de una sociedad justa, inclusiva y que mira al progreso. Desde la Fundación Cruzcampo, reconocemos su valiosa contribución en la búsqueda de soluciones innovadoras para los desafíos contemporáneos. Si bien es cierto que existen áreas de mejora, camino por recorrer y obstáculos por resolver, no debemos subestimar su capacidad para impulsar cambios significativos en nuestra sociedad y en la economía. Fomentar el diálogo y la colaboración entre los diversos actores sociales es crucial para potenciar su impacto y asegurar un futuro más prometedor para todos, y entre todos.