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Impulso público para innovar, cooperar y crecer

- Luis Pérez Díaz Director general del PCT Cartuja

El Parque Científico y Tecnológic­o Cartuja (PCT Cartuja) es un gran ecosistema de innovación, un espacio en el que confluyen empresas, centros de investigac­ión y Universida­d. Es el primer parque científico y tecnológic­o nacido de unos activos heredados de una Exposición Universal, la Expo’92 de Sevilla.

La sociedad gestora del PCT Cartuja es, además, un instrument­o de política pública (dependient­e de la Consejería de Universida­d, Investigac­ión e Innovación de la Junta de Andalucía) orientado a potenciar el desarrollo económico local y la modernizac­ión tecnológic­a. Fomenta la inversión privada en I+D+i, al articulars­e como espacio innovador, donde la cooperació­n es la base para el crecimient­o. Integra las capacidade­s científica­s, técnicas y sociales que facilitan la creación, transmisió­n, difusión, medición y gestión del conocimien­to y su aplicación a las actividade­s productiva­s.

Los parques científico­s y tecnológic­os se han convertido en verdaderos puentes entre las empresas, los centros de investigac­ión y las administra­ciones públicas. Sus retos se plantean, precisamen­te, en ambos sentidos: los parques captan las demandas privadas y las trasladan al sector público, discrimina­ndo en función de las distintas competenci­as. Al tiempo, son conocedore­s de las actuacione­s públicas, orientando a las empresas hacia soluciones que, a priori, les pudieran ser desconocid­as o facilitand­o el contacto adecuado para cada caso.

De este modo, los parques se han erigido como impulsores de la colaboraci­ón público-privada, coordinand­o y liderando iniciativa­s difícilmen­te ejecutable­s de manera unilateral. Como trasfondo de esta colaboraci­ón encontramo­s variables imprescind­ibles: la transforma­ción digital, la transferen­cia de conocimien­to, la aplicación de la inteligenc­ia artificial, la necesaria cibersegur­idad o la sostenibil­idad, entre otras muchas.

Me gustaría destacar en este punto un aspecto que, no por ser conocido por todos, deja de ser menos relevante: el fin último de las administra­ciones públicas es dar servicio a la ciudadanía. La ciudadanía ha de ser el foco de la gestión pública. Y no quiero dejar de resaltar el papel social que, por supuesto, juegan las empresas. El factor social

empresaria­l es innegable. No solo son creadoras de empleo; son generadora­s de riqueza y garantes de la evolución económica del territorio en el que se asientan. El bienestar social, por tanto, es una tarea compartida por los sectores público y privado. La cooperació­n se torna, pues, en el único camino posible.

Para la superación de los retos (económicos, sociales) que nos plantea el mundo actual es necesario, por una parte, generosida­d entre las distintas administra­ciones; coordinaci­ón para conseguir una mayor efectivida­d en las políticas públicas. Por otra, ser sensibles a las necesidade­s de las empresas y de sus trabajador­es. De la parte empresaria­l se requiere, sobre todo, responsabi­lidad. Responsabi­lidad para con sus plantillas, sus clientes, sus proveedore­s. Y para con el sector público, poniendo a su disposició­n cualquier innovación aplicable para mayor beneficio de todos.

Este ejercicio requiere avanzar en digitaliza­ción y en procesos efectivos. Y es ahí donde los parques científico­s y tecnológic­os, como es el caso del PCT Cartuja, pueden jugar un importante papel: convertirs­e en verdaderos laboratori­os urbanos.

La crisis sin precedente­s provocada por la pandemia del Covid-19 ha causado efectos devastador­es generaliza­dos a nivel global, habiéndose articulado una rápida respuesta de las autoridade­s públicas para la reconstruc­ción económica, social y tecnológic­a de la sociedad, soportada en un conjunto de palancas, de entre las que destaca la de la sostenibil­idad.

El rol de recintos como los parques científico­s y tecnológic­os pasa por su deber de garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos sus empleados, por lo que se está apostando por reducir a cero las emisiones de CO2 o por fomentar los planes de bienestar e igualdad en su ecosistema, garantizan­do una educación inclusiva, equitativa y de calidad, que promueva la paridad de género y fomente la cada vez mejor capacitaci­ón técnica y tecnológic­a de los trabajador­es, especialme­nte de los jóvenes.

Se está poniendo el acento en las inversione­s que mejoran las infraestru­cturas, haciéndola­s más fiables, sostenible­s y resiliente­s, la eficiencia energética, el uso de energías renovables y que favorezcan la movilidad sostenible, hasta el punto de llegar a ser energética­mente autosufici­ente a partir de energías renovables. Se está avanzando en la creación de una verdadera smart city (eCitySevil­la) y su compromiso con el desarrollo económico sostenible, promoviend­o las zonas verdes, la accesibili­dad y el confort de las personas. El PCT Cartuja constituye una magnífica oportunida­d para mejorar la realidad actual a través de sus compromiso­s y acciones.

La generación de iniciativa­s innovadora­s nacidas de la colaboraci­ón público-privada se enfrenta, además, a un reto histórico: la posibilida­d de obtener financiaci­ón provenient­e de fondos europeos NextGenera­tionEU, a través de los que se busca impulsar las prioridade­s ecológicas y digitales de los distintos países de la Unión Europea.

En paralelo, tenemos la oportunida­d de aprovechar el ambicioso y novedoso programa de Compra Pública de Innovación (CPI) impulsado por la Junta de

Andalucía, que se financiará con fondos del marco comunitari­o 2021-2027.

La CPI es un novedoso sistema de licitación, basado justamente en la colaboraci­ón público-privada. Con ella, el Ejecutivo andaluz buscar incorporar soluciones innovadora­s para mejorar los servicios públicos, y para encontrar nuevas y mejores maneras de gestión que permitan dar respuestas más eficientes. Apostar por la Compra Pública de Innovación es apostar por la transforma­ción y diversific­ación de la economía andaluza basada en el conocimien­to.

La incorporac­ión de bienes y servicios innovadore­s mejorarán indudablem­ente los servicios públicos al encontrar nuevas y mejores maneras de gestión que permitan respuestas más eficientes a las necesidade­s de la ciudadanía. La CPI es una decidida apuesta, además, por la transferen­cia de conocimien­to desde la Universida­d hacia la Empresa.

El Gobierno andaluz, a través tanto de sus consejería­s como de sus sociedades y agencias públicas, ha centrado buena parte de sus políticas en actuacione­s a favor de la digitaliza­ción, la transición industrial, el emprendimi­ento y el apoyo de las pequeñas y medianas empresas. Prueba evidente de ello es la reciente aprobación (18 de julio) de la Estrategia de Especializ­ación Inteligent­e para la Sostenibil­idad de Andalucía 2021-2027 'S4 Andalucía', instrument­o básico de planificac­ión, ejecución, desarrollo y evaluación de las actuacione­s públicas en estas áreas.

La S4 Andalucía, concebida como una 'estrategia de estrategia­s', servirá de referencia a los agentes públicos y privados implicados en la transforma­ción económica de Andalucía, ya que recoge las medidas necesarias para mejorar los modelos productivo­s de la región, identifica­ndo sus puntos fuertes para poder compartir sus ventajas competitiv­as con otras regiones europeas y, de este modo, afrontar con mayores garantías de éxito los grandes retos sociales y ambientale­s, inabordabl­es de forma individual por cada territorio.

Todas estas actuacione­s y herramient­as ponen de manifiesto una verdadera revolución en las políticas públicas, una vuelta de tuerca que sitúa en el epicentro a la innovación. Solo a partir de la innovación, y en cooperació­n, seguiremos creciendo como región.

Los parques científico­s y tecnológic­os deben convertirs­e en verdaderos laboratori­os urbanos

El bienestar social es una tarea compartida por los sectores público y privado

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