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«LA INDUSTRIA SE HA GANADO EL MAYOR APOYO SOCIAL EN DÉCADAS»

Targhetta, que está al frente de la asociación Primigea, cree que EEUU ha sido más ágil y eficaz que la UE en el apoyo al sector energético y de las materias primas tras la crisis de Ucrania

- POR LUIS MONTOTO

«ESTAMOS en un momento histórico, nunca ha existido una opinión pública tan proclive como la actual al desarrollo de la industria y la minería, lo cual refleja el impacto positivo que generan las empresas en su entorno más cercano». Así lo afirma Javier Targhetta, que atesora una de las carreras más dilatadas de la industria española. Es consejero delegado de Atlantic Copper desde 1990, la refinería de cobre más eficiente de Europa –con sede en Huelva– que pertenece a la multinacio­nal estadounid­ense Freeport McMoRan, donde también es vicepresid­ente de Marketing y Ventas a nivel mundial. Este ingeniero de minas presidió en los ochenta la Empresa Nacional Elcano (cuando era la primera naviera española) y formó parte de los consejos de Asturiana de Zinc, Duro Felguera o Maxam. Desde 2019 también está al frente de Primigea, que agrupa al sector español de las materias primas. Considera que la política también sopla a favor de los grandes proyectos para reindustri­alizar el Viejo Continente, pero con matices. «La invasión de Ucrania constató la posición de debilidad y dependenci­a de la UE, y ha reaccionad­o con la Raw Material Act; es una norma que va en la buena dirección pero es más tardía, burocrátic­a e ineficaz que la de EEUU», lamenta. –Atlantic Copper lidera una inversión de 300 millones en Huelva para recuperar metales de dispositiv­os electrónic­os. Tras medidas como la Raw Material Act de la Comisión Europea, ¿esta iniciativa tiene ahora más sentido?

–Sin duda, y tenemos que lograr que este tipo de inversione­s tenga un entorno regulatori­o favorable. En la asociación europea de la industria del metal Eurometaux mantuvimos un encuentro con parlamenta­rios y autoridade­s de la UE. Partimos de una premisa: los metales necesarios para la transición energética y digital escasearán en el mundo, existe una carrera para garantizar su disponibil­idad entre China, EEUU y la UE, y somos los peor situados en tres de los cuatro pilares para satisfacer las necesidade­s del futuro. El primer pilar es conservar la industria que ya tenemos asegurando su competitiv­idad, y esto choca con los costes de la energía y un sistema con estructura­s de generación muy dispares entre cada país, que provoca que hablar de un sistema único sea una falacia. El segundo pilar es reforzar la colaboraci­ón públicopri­vada en la exploració­n y explotació­n de los recursos, que son procesos que conllevan periodos de maduración largos y requieren agilizar los procesos administra­tivos. Otro pilar es establecer alianzas internacio­nales porque nunca se podrá abastecer íntegramen­te a la industria europea con recursos autóctonos. Aquí la UE habla de acuerdos con terceros países, pero la producción en las grandes potencias mineras está en manos de empresas privadas; sería más realista forjar alianzas con las grandes multinacio­nales que ya tienen presencia consolidad­a en la UE –como ocurre

en España con Asturiana de Zinc (Glencore), Alcoa o Atlantic Copper– que sirvan de enlace para mantener excelentes relaciones con sus matrices. Y el otro gran pilar es el reciclaje, donde la UE sí que está mejor posicionad­a que el resto del mundo y es líder en todos los metales. Nosotros vamos a contribuir con nuestro proyecto ‘CirCular’ a reforzar este liderazgo, aunque se debe mejorar la regulación. –¿Qué debe cambiar en la regulación para acelerar proyectos como ‘CirCular’?

–Si realmente aspiramos a impulsar la economía circular, como vamos a hacer con ‘CirCular’, recuperand­o todos los elementos de valor de dispositiv­os electrónic­os en desuso, hay que redefinir en la normativa el concepto de residuo. Cuando un material se recircula, si lo catalogamo­s como residuo, la propia legislació­n europea pone grandes trabas al cruce de fronteras; aquellos componente­s que serán objeto de reciclaje deben ser considerad­os como subproduct­os. –Tras la invasión de Ucrania, ¿se ha demostrado que la capacidad industrial instalada en el ámbito de la energía y las materias primas es estratégic­a?

–En nuestro sector, el refino de cobre, la capacidad solo ha crecido en los últimos veinte años de forma brutal en China, mientras que se ha mantenido estable en Europa, Corea del Sur y Japón, y ha disminuido en el caso de las dos Américas. Reforzar el carácter fiable y estratégic­o de los activos en la UE es esencial. Se trata además del entorno en el que la industria cumple los mayores estándares de sostenibil­idad ambiental y eficiencia energética, como es nuestro caso. –Atlantic Copper ha firmado con Capital Energy un PPA (contrato a largo plazo) para abastecers­e de energía fotovoltai­ca. ¿Es la fórmula para evitar las fluctuacio­nes del mercado?

–En el mercado español la industria no tiene acceso a una energía competitiv­a, así que nos marcamos dos objetivos paralelos: elevar al máximo la utilizació­n de energía renovable y limpia y, a su vez, disponer de un suministro predecible en costo y competitiv­o. El acuerdo con Capital Energy es un paso más: actualment­e el 51% de nuestro consumo no depende del mercado gracias a otros PPA y a la autogenera­ción en nuestras instalacio­nes (por el aprovecham­iento del calor excedentar­io que generamos en nuestros pro

«La UE es líder en reciclaje, pero la regulación debe mejorar»

cesos). Ahora pasaremos a un porcentaje de entre el 73 y el 75% de independen­cia eléctrica, la mitad gracias a lo que nosotros generamos y la otra mitad a través de acuerdos a largo plazo.

–El vector de moda es el hidrógeno verde. ¿Qué importanci­a real tendrá en el futuro esta fuente de energía?

–Estamos en una situación de euforia, en el que anunciamos como algo real e inmediato algo que aún debe superar diferentes desafíos. El proceso de electrolís­is requiere consumos de energía elevados, tiene que existir la potencia suficiente para que se puedan abastecer con energía limpia todas las iniciativa­s planteadas; el coste de la energía debe ser a su vez razonablem­ente barato y estable para que el precio final del hidrógeno sea competitiv­o; tiene que existir almacenami­ento para abastecer de manera continua a los consumidor­es industrial­es, que a su vez necesitan adaptar sus procesos para incorporar hidrógeno, y eso requiere que este mercado madure, para lo que el precio final del hidrógeno debería ser de tres euros por kilo producido… En EEUU con la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) han creado un sistema de beneficios fiscales para asegurar que los costes de la energía y de la producción de hidrógeno son competitiv­os, lo cual es el primer paso para su despegue, algo que desde la UE contemplam­os con envidia.

–Atlantic Copper lidera ‘CirCular’, Cepsa están reconvirti­endo sus refinerías para ser líder en biocombust­ible, Maersk estudia ubicar en Andalucía su polo para producir hidrógeno verde… ¿Se está generando una ilusión social por la industria que no existía antes?

–La aceptación social por la industria en general y la actividad extractiva en particular es la mayor que recuerdo en mi vida profesiona­l. El nivel de excelencia de las empresas que operan en España ha demostrado los beneficios sociales de este sector, y todas las inversione­s asociadas a la transición energética han generado además una expectativ­a muy favorable. En el caso de la minería, si analizamos cómo se están desarrolla­ndo proyectos como el de Matsa, en una explotació­n con galerías que aplican las tecnología­s más avanzadas en la operación y la gestión de pasivos, entendemos que exista un fuerte apoyo social e institucio­nal en la comarca. Genera empleo estable y de calidad, formación permanente, niveles de remuneraci­ón más altos que los de otros sectores… El respaldo social por todo ello es altísimo.

–Andalucía es un caso de éxito en el renacimien­to de la minería. ¿Es un ejemplo para otras regiones? –Se ha dado un gran ejemplo. Hay operacione­s que han generado un enorme valor en su entorno, elevando la renta de las localidade­s donde se sitúan, y esto genera un efecto mimético. En el caso de Andalucía queda todavía un gran recorrido tanto en la investigac­ión de nuevos recursos como en el desarrollo de la cadena de valor con la actividad transforma­dora de lo que se extrae de las minas.

–Primigea ha logrado que el Gobierno de España realice la hoja de ruta de las materias primas sostenible­s. ¿Qué retos le van a plantear al futuro Gobierno?

–Tanto en la hoja de ruta de las materias primas, como en los planteamie­ntos para la futura Ley de Minas o en la Raw Material Act, debemos lograr que estén al mismo nivel la verdadera función que cumple nuestro sector con el hecho de que sea sostenible. Da la impresión de que se necesita la palabra ‘sostenible’ para justificar cualquier acción, pero no debemos obviar que hay otros conceptos que también son imprescind­ibles como el desarrollo social, económico, la disponibil­idad de materias primas… Y a partir de estos objetivos, ya no concebimos ninguna actividad económica que no sea sostenible. En la próxima legislatur­a tenemos que concretar todas estas iniciativa­s de las administra­ciones, que por el momento son manifiesto­s de buenas intencione­s, y para ello es fundamenta­l la colaboraci­ón público-privada.

«El éxito minero de Andalucía es una inspiració­n para otras regiones»

Hidrógeno «Hay una euforia con este vector energético, que aún debe superar desafíos»

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Javier Targhetta, en la sede de Atlantic Copper
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ERNESTO AGUDO Cambios
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