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LA REFORMA LABORAL TAPA LA TEMPORALIDAD
Aunque se ha mejorado la tasa de paro de diciembre de 2019, el número de horas trabajadas todavía sigue siendo inferior
EL mercado laboral andaluz ha recuperado el terreno perdido. En diciembre de 2019 en la comunidad autónoma había 3,1 millones de ocupados y 823.000 parados, con una tasa de desempleo que rozaba el 21%. La Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de este año reflejaba una mejora global de estas cifras, con 3,3 millones de andaluces trabajando y 745.800 parados, con una tasa casi tres puntos inferior (18,3%).
Sin embargo, estas cifras también tienen letra pequeña. «En los términos tradicionales se aprecia una mejora con respecto a las fechas anteriores a la pandemia, pero si ponemos el foco en aspectos como las horas totales trabajadas, todavía falta un poco para alcanzar los datos de hace tres años», sostiene José Ignacio García, catedrático de análisis Económico y rector de la Universidad Internacional de Andalucía. Como contrapunto positivo, ha crecido ligeramente la productividad por hora trabajada, que «es uno de los grandes desafíos que tiene nuestro país».
Ha sido un año marcado por la aplicación de la modificación de la reforma laboral, que en Andalucía tenía una significación especial, pues se trata de la comunidad con mayores índices de temporalidad del país. Los contratos temporales han desaparecido en la práctica y se sustituyen por «indefinidos a tiempo parcial o fijos discontinuos, que por el momento no parece que se haya traducido en que esos empleados trabajen más días al año que antes».
El tejido productivo andaluz tiene una alta dependencia del turismo y la agricultura (que son dos sectores con una alta temporalidad). Es una circunstancia que no se puede cambiar con una ley, sino con una modificación estructural del sector empresarial que solo puede producirse a largo plazo.
José Ignacio García apuesta por retocar la reforma para explotar con más intensidad las posibilidades del ‘contrato fijo por obra’, que se utiliza actualmente en el sector de la construcción. «Cuando termina un proyecto se le asigna otro distinto al empleado (siempre que esto sea posible), es una fórmula que protege al trabajador y se puede aplicar a cualquier ámbito laboral en el que se trabaje por proyectos, como es el caso del mundo de la investigación».
Otro indicador que también experimenta una mejora es el paro de larga duración, que es el más difícil de erradicar. «El pasado año había casi 390.000, ahora se ha reducido a una cifra inferior a los 320.000, es una bajada significativa que denota muy claramente que hay dinamismo en el mercado».
Cambio radical
Pese a todo, el mundo laboral va a experimentar un cambio muy sustancial a lo largo de esta década. «Se está jubilando la generación del baby boom y están entrando en el mercado los ‘millenials’, que son una población muy inferior en número, de ahí que no sea extraño que a lo largo de los próximos años veamos cómo se reduce de manera muy importante el porcentaje de desempleados». García estima que si no ocurre ninguna catástrofe la tasa de paro debe acercarse a registros cercanos al 10% en 2026.
Esto abre nuevos desafíos. En primer lugar hay realizar un esfuerzo para evitar que haya posiciones que no se pueden cubrir por la falta de perfiles adecuados. «En verano siempre se habla de que hay un cuello de botella en sectores como la restauración, pero es algo anecdó
Talento «Hay vacantes en puestos técnicos que requieren formación profesional»
tico; lo preocupante es que existan puestos estables y bien remunerados que requieren una cualificación profesional adecuada y para el que no hemos generado el talento necesario… Está llegando el momento en el que nos tenemos que preocupar de atraer a los jóvenes bien formados y evitar que se vayan a otras regiones o países». Avanzaremos hacia lo que se denomina técnicamente «una tasa de paro friccional, en el que hay fricciones entre la oferta y la demanda».
La Formación Profesional está cambiando el paradigma u abre nuevas oportunidades. «Necesitamos muchos jóvenes formados en grados superiores en industria química, en energía, en aeronáutica, en atención sanitaria… con una orientación muy clara a las necesidades del mercado laboral».
Andalucía tiene un problema especialmente grave con sus elevadas tasas de desempleo juvenil en relación al conjunto de España. Se trata de una región en la que están algunos de los barrios más pobres del país (según las encuestas del INE), marcados por elevados índices de abandono escolar. «Existen entornos sociales en los que necesitamos realizar esfuerzos muy por encima de la media, reforzar notablemente el sistema educativo, mandar a los mejores profesores, respaldarlos con orientadores que acompañen a los estudiantes, ejecutar un considerable esfuerzo presupuestario, dado que solo con una mejora del éxito en los colegios podemos acabar con ese porcentaje», asevera José Ignacio García.