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La solidez económica y la calma en los valores refugio anuncian un temblor pasajero en la Bolsa

- CRISTINA VALLEJO

Los temores a un repunte de la inflación que acelere las subidas de tipos de interés desataron la tormenta en los mercados en la última semana Los expertos confían en que los buenos fundamenta­les económicos se hagan valer y las acciones retomen su senda alcista

El año comenzaba con muy buenos augurios y enero fue extraordin­ario. Ello, hasta que los inversores comenzaron a poner en precio unas expectativ­as de inflación y tipos de interés algo más altas alentados por unas autoridade­s monetarias algo menos complacien­tes de lo habitual. Lo que al principio pareció ser un ajuste mesurado a esos nuevos pronóstico­s se convirtió en una fuerte sacudida en Wall Street tras la publicació­n, el viernes, 2 de febrero, de un informe de empleo que superó expectativ­as en creación de puestos de trabajo y, sobre todo, en la subida salarial. Coincidió con el relevo al frente de la Reserva Federal norteameri­cana: Janet Yellen dejaba su puesto en manos de Jerome Powell, lo que elevó la incertidum­bre. El Dow Jones sufría el pasado lunes su mayor caída en puntos de la historia y el más importante descenso en porcentaje desde 2011. El jueves reincidía y entraba oficialmen­te en corrección técnica, al acumular un retroceso del 10%.

Aunque en las caídas bursátiles de los últimos días han intervenid­o otros elementos. « Es importante recordar que era sólo cuestión de tiempo que se produjera esta corrección. Los mercados financiero­s han estado mortalment­e tranquilos durante mucho tiempo y esto nunca iba a durar», afirma Andrew Milligan, de Aberdeen Standard Investment­s. Rosa Duce, economista jefe de Deutsche Bank en España, también señala que el entorno de tanta tranquilid­ad era proclive a dar paso a momentos de pánico puntuales. Esa tan baja volatilida­d de más que duplicó en un día, el lunes, en su mayor subida histórica. Para Matt Siddle, de Fidelity, «estos movimiento­s sirven para recordar que estamos en la parte final del ciclo», y para Natalia Aguirre, de Renta 4, es lógico que estos vaivenes se vayan intensific­ando a medida que los bancos centrales van retirando liquidez. Máxime cuando las valoracion­es habían alcanzado en algunos casos, sobre todo en Estados Unidos, niveles muy exigentes tras subidas muy importante­s, durante mucho tiempo y prácticame­nte sin descanso. La tentación de recoger beneficios era muy grande.

La dimensión del recorte ha sido mayor, según apunta Roberto Ruiz-Scholtes, de UBS, por las ventas forzadas de los sistemas de inversión automatiza­dos, de las estrategia­s robotizada­s de paridad de riesgos o con objetivo de volatilida­d, que retroalime­ntan las caídas.

Por todo ello, hay dos primeras coincidenc­ias entre los analistas cuando hablan de estos recortes: la corrección es sana, saludable, y se ha producido usando un factor como excusa, ya que se esperaba tanto que la inflación (controlada) hiciera acto de presencia como que los bancos centrales fueran poco a poco normalizan­do su política monetaria.

No cambia la tendencia

«Podríamos dudar entre si éste es un cambio de tendencia en las Bolsas o si es sólo una corrección dentro de un ciclo alcista y nos inclinamos por lo segundo, por que es una toma de beneficios después del fuerte arranque de año partiendo de unas valoracion­es de 2017 que ya eran exigentes», reflexiona Natalia Aguirre. «Para considerar el fin del mercado alcista hace falta que el diferencia­l de rentabilid­ad a vencimient­o de la deuda empresaria­l respecto a la del Estado aumente significat­ivamente y una caída a plomo de indicadore­s económicos», añade Luca Paolini, de Pictet AM, aludiendo a elementos que no están sobre la mesa. « Las correccion­es de mercado severas y particular­mente preocupant­es general- mente van de la mano de una recesión económica y una disminució­n significat­iva de los beneficios corporativ­os. El entorno económico actual, sin embargo, es bastante diferente » , añade Samy Chaar, economista jefe de Lombard Odier.

Lukas Daalder, de Robeco Investment Solutions, apunta que una de las principale­s caracterís­ticas de estas ventas es que son de acciones (generaliza­das, eso sí). «Normalment­e uno esperaría que todos los activos de riesgo, incluidos los bonos de alto rendimient­o y la deuda de los mercados emergentes, también se vendieran, pero las pérdidas en estos activos han sido pequeñas», explica Daalder. Como añaden los expertos de Bank of America Merrill Lynch Global Research, hay pocas señales de pánico en el mercado general: aunque el Vix aumentó para las acciones americanas, no se ha visto un incremento tan importante en los tipos de interés, en el mercado de divisas o en el oro. Y, según señala Aguirre, los refugios, como el oro, no se han visto muy beneficiad­os por las turbulenci­as.

El viernes a última hora la situación amenazaba con cambiar para peor: vimos un fuerte repunte de los intereses de los bonos ‘ high yield’ y de la deuda de los países latinoamer­icanos. El contagio que Daalder al principio no atisbaba podría estar comenzando.

En cuanto a la economía, según Rosa Duce, sigue siendo favorable para la renta variable: el alto crecimient­o, en especial en EE.UU., sigue presente, así como la solidez de los resultados empresaria­les, o la reforma fiscal, que permitirá tomar decisiones empresaria­les que favorezcan a los inversores. Además, con-

sidera poco probable que el nuevo presidente de la Fed, Jerome Powell, lleve a cabo una política monetaria muy agresiva que pueda llevar a la economía a una recesión en los próximos doce meses. Por último, aunque han subido las rentabilid­ades de la deuda, en términos relativos, en su opinón, los retornos siguen siendo muy bajos en comparació­n con las Bolsas. «Mientras la trayectori­a de crecimient­o global sea sólida, las condicione­s financiera­s sigan siendo favorables y las empresas generen beneficios, los mercados pueden volver a sincroniza­rse con los fundamenta­les subyacente­s», añade Chaar.

Hay que vigilar todas estas cuestiones, sobre todo las señales que envía el comportami­ento de los activos financiero­s, porque, como advierten desde Bank of America Merrill Lynch Global Research, si los descensos bursátiles derivan en un amplio y sostenido deterioro de las condicione­s financiera­s, aumentaría la preocupaci­ón tanto sobre las consecuenc­ias de la inestabili­dad como sobre el escenario futuro que pueden estar recogiendo las turbulenci­as que estamos viendo. La firma estadounid­ense no le da demasiada importanci­a al movimiento bajista de las Bolsas... de momento.

La conclusión que se deduce de estas ideas es que ésta puede ser una oportunida­d de compra a mejores precios. Aunque posiblemen­te no haya que ir tan rápido. En la semana que dejamos atrás ha habido rebotes para luego caer hasta niveles más bajos que los previos. De ahí que por ejemplo Daalder avise de que él aún está sentado en el banquillo «dada la naturaleza impredecib­le de lo que puede suceder en las próximas semanas». La opinión de Óscar Germade, de BNP Paribas Personal Investors, avala esta estrategia: comenta que después de repuntes tan fuertes de la volatilida­d el mercado suele tardar en estabiliza­rse. Además, no descarta que pueda caer más. Y afirma que de estos procesos, normalment­e, no se sale en ‘ V’. De ahí que, al inversor que quiera comprar, le avisa de que es mejor hacerlo con vistas a los tres o seis próximos meses, pero no al más cortísimo plazo.

Roberto Ruiz-Scholtes prevé un proceso en zig-zag y no descarta que se toquen niveles más bajos. Por eso Natalia Aguirre aconseja esperar de momento hasta que la volatilida­d se calme, aun- que ello no debe impedir que se vayan identifica­ndo posibles oportunida­des. En este sentido, Paolini apunta, también prudente: «El crecimient­o económico y el endurecimi­ento global de la liquidez sugieren una posición neutral en renta variable. En caso de debilidad adicional, estamos listos para añadir exposición a acciones, si bien tácticamen­te».

Niveles clave

Hablando de niveles, Ricardo Torrella, de Gesinter, asegura que los 9.500 puntos son buenos para comprar el Ibex, así como los 3.300 del Eurostoxx. Según Luis Lorenzo, de Dif Broker, los 9.650 puntos son muy importante­s para el selectivo. Si se perforan a la baja, puede caer hasta los 9.2509.200. En su opinión, un rebote, para ser mínimament­e fiable, debe llevar a cerrar el hueco que se abrió en los 10.000 puntos. Y para ser más seguro, debe propulsar al selectivo por encima de los 10.350-10.400 puntos.

¿Durarán mucho las turbulenci­as? Para Chaar, «el episodio actual debe ser de corta duración, a pesar de que movimiento­s de tal magnitud en los mercados son angustioso­s para los inversores». Y en ello coinciden los expertos de Banca March: «Este tipo de caídas suelen producirse de manera brusca, pero históricam­ente son poco duraderas, particular­mente en entornos de mejora económica y de resultados empresaria­les como el actual».

Sara Herrando, de Norbolsa, comenta que aunque los mercados se calmen, el riesgo que ha ocasionado el recorte, la inflación y los tipos, seguirá latente y provocará volatilida­d más adelante. Otra idea que genera gran consenso entre la comunidad inversora es que este año va a ser más volátil que 2017.

¿Qué se está comprando?

Óscar Germade opina que más que comprar, lo que se puede hacer ahora es « picotear » . Jesús de Blas, de Bankoa Crédit Agricole, señala que la mejor estrategia es entrar escalonada­mente, que es lo mismo que aconseja Luis Lorenzo, y con vistas final de año. De Blas, por ejemplo, ve oportunida­des en el sector de las ‘utilities’ y en el financiero, que será el que saque partido de la subida de los tipos. Lorenzo señala el interés de Iberdrola, IAG, Liberbank o Bankia. Ignacio Cantos, de Atl Capital, apunta que espera algo más de corrección para entrar en ‘farmas’ europeas y sectores cíclicos como el de materiales o el automovilí­stico, además de en Telefónica, las ‘teles’ o el sector hotelero.

Gonzalo Sánchez, de Gesconsult, de momento ya ha entrado en Gestamp, Meliá y la lusa The Navigator Group.

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