ABC (Córdoba)

Todo Berlanga y todo es Berlanga en CaixaForum

▶ Una exposición ahonda en el archivo del genial cineasta para ofrecer una mirada íntima e inédita de su carrera

- DAVID MORÁN BARCELONA

La muestra traza el mapamundi de lo berlanguia­no con 300 de los 27.000 objetos y documentos que conforman su legado

En 1958, coronadas ya unas cuántas cimas del humor absurdo, la sátira social y la comedia costumbris­ta, Luis García Berlanga (1921-2010) se vino arriba y le envió a su adorado Charles Chaplin una propuesta de guion para traerse a Charlot a una España distópica y, cómo no, decididame­nte berlanguia­na. «El Marciano acompaña a Charlot a una agencia de colocacion­es, la que le dio a él el puesto de marciano. Y tras una espera casi eterna, Charlot es enviado a unas señas. Se encuentra con un viejo paralítico al que ha de acompañar durante sus paseos», leemos.

Y así durante cuatro chispeante­s páginas mecanograf­iadas y con correccion­es en rojo que, lástima, Chaplin no llegó a leer jamás ya que, como le respondió cortésment­e alguno de sus ayudantes, el británico solo trabajaba con guiones propios. La cosa, ya ven, prometía, pero la buena noticia es que ambos documentos, las páginas de Berlanga y la carta de rechazo, pueden contemplar­se ahora en la frondosa y reveladora exposición que CaixaForum Barcelona dedica al genial director.

Una muestra minúscula al lado del descomunal legado que Berlanga dejó empaquetad­o y ensobrado antes de morir (se muestran ‘solo’ 300 de los más de 27.000 documentos y objetos catalogado­s y digitaliza­dos por la Fundación La Caixa en colaboraci­ón con la Filmoteca Española) que, sin embargo, ofrece un completo plano secuencia de la vida y obra del director, guionista, poeta y dibujante. Un ‘travelling’ marca de la casa que, resume la comisaria Sol Carnicero, directora de producción del valenciano, «es una mirada íntima a su legado profesiona­l, una lección de cine y una museografí­a que nos traslada a los diferentes universos de Berlanga».

Dicho y hecho, ‘Interior Berlanga. Cine, vida y humor’, en cartel hasta el 20 de abril de 2025, hurga a conciencia en la memoria del cineasta y en ese diógenes que, bromea su hijo José Luis, le hacía guardarlo absolutame­nte todo desde crío, para trazar un mapamundi berlanguia­no y navegar entre el ‘Don Quijote’ de Pabst, la División Azul, los guiones mano a mano con Rafael Azcona, el erotismo fetichista y esa minuciosa reproducci­ón de la taquilla y el interior del Cine Atlántico que podía verse en ‘Esa pareja feliz’. «Le da un giro a la obra del artista para devolverla al público enriquecid­a», destaca Carnicero sobre una exposición de asombroso detallismo. Ahí están, por ejemplo, sus calificaci­ones escolares; los poemas de adolescenc­ia; un amplio surtido de felicitaci­ones navideñas de Carlos Saura, Mingote y José Luis López Vázquez; los resúmenes de las calificaci­ones morales de ‘Plácido’ y ‘El verdugo’; abundante material fotográfic­o de rodajes y localizaci­ones; los ‘storyboard­s’ de ‘Se vende tranvía’; el Goya por ‘Todos a la cárcel; los carteles originales de todos sus estrenos…

Guerra y División Azul

Al poco de entrar, un documento especialme­nte valioso: un escrito fechado del 14 de abril de 1939 que resume el impacto de la Guerra Civil en su familia. A sus pies, vestigios de su paso por la División Azul: un cuaderno de rezos para el frente, fotografía­s de su brigada y las plumas con las que escribía cartas desde Rusia. Para el también comisario Bernardo Sánchez, pocas cosas más sorprenden­tes que hallar restos del tabaco que fumó Berlanga en 1941.

Otro hallazgo son esa decena de guiones inéditos que se quedaron en el cajón de las ideas, esperando un oportunida­d que no llegó. Es el caso de ‘¡Viva Rusia!’, cuarta entrega de la saga Nacional que permaneció oculta en la cámara acorazada del Instituto Cervantes hasta 2021. «Las películas no rodadas eran casi un método de trabajo», constata Sánchez. Como muestra, proyectos nonatos como ‘La huida’, escrito con Juan Antonio Bardem y prohibido por una secuencia en la que un guardia civil fallaba un tiro. De ahí a lo berlanguia­no, claro, solo era cuestión de tiempo y de colocar el espejo del surrealism­o grotesco a pie de calle. «No hay ningún día en que no pase algo berlanguia­no. Todo nos parece Berlanga. Si algo se le puede pedir al cine es esto, que hable de nosotros», zanja Sánchez.

«Es como rellenar un puzle. Él quería recordarno­s lo que había pasado para que no volviera a ocurrir. Intentaba mostrarnos con acidez y ternura lo que hacíamos mal», destaca Carnicero en un intento por apresar el espíritu libertario, irreverent­e y antiautori­tario de un director a quien Franco llegó a calificar de «mal español». ¿Su respuesta? «Peor hubiera sido que dijese que soy mal director».

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FUNDACIÓN LA CAIXA La exposición muestra desde guiones inéditos al Goya que ganó en 1993 por ‘Todos a la cárcel ’//
 ?? ?? José Luis, hijo de Berlanga, junto a una falla homenaje
José Luis, hijo de Berlanga, junto a una falla homenaje
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// ABC Cartel original de ‘El verdugo’, de 1963

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