«Aprecio aún más al Ejército de Tierra y a las Fuerzas Armadas»
La Princesa recibe la gratitud de Aragón y Zaragoza antes de dejar la Academia Militar
«Les confieso que, cuando llegué a Zaragoza el pasado 17 de agosto, venía con muchas expectativas, en parte por todo lo que me había contado mi padre, aunque también sabía que algunas etapas no serían fáciles», expresó ayer la Princesa Leonor, con la mano en el corazón y visiblemente emocionada tras recibir la Medalla de Aragón en la zaragozana Seo del Salvador por parte del presidente de esta comunidad, Jorge Azcón.
En el día de su despedida de la ciudad que le ha visto dar sus primeros pasos en la vida castrense como dama cadete en la Academia General Militar (AGM), la Princesa de Asturias solo tenía palabras de sincero agradecimiento: «Les puedo decir que lo que he vivido aquí supera con creces lo que pensaba hace diez meses. En Zaragoza, en Aragón, me he sentido en casa, acogida y acompañada en una tierra que siempre formará parte de mi vida».
«Aterricé en la Academia General Militar con ilusión y muchas ganas de aprender y conocer tanto a mis compañeras y compañeros de promoción como de las otras promociones con las que he compartido este año», reconoció, al tiempo que destacó que aquí no solo se ha formado como cadete: «Descubrir la exigencia académica e intelectual, física y técnica que eso significa, me hace apreciar aún más al Ejército de Tierra y a nuestras Fuerzas Armadas».
Vestida con el uniforme de cadete de especial elegancia y luciendo las medallas del Toisón y de las Cortes, Doña Leonor contó que en Zaragoza y en la AGM ha conocido a jóvenes de su generación y ha convivido con ellos: «Lo que vivimos mientras nos formamos en la Academia nos une para siempre y nos hace madurar y crecer gracias al compañerismo, a la guía de mandos y profesores y a todas las personas de la Academia que nos impulsan para seguir avanzando y mejorando. Aquí hemos jurado bandera, aquí hemos superado momentos que requerían esfuerzo y un gran trabajo de equipo, aquí hemos disfrutado y sufrido juntos, sobre todo, aquí hemos aprendido mucho».
Las calles más céntricas del casco histórico de Zaragoza amanecieron ayer engalanadas con banderas de España para despedir a la que ha sido su vecina más importante desde que un jovencísimo Príncipe Felipe residió en ella en 1985 y 1986, razón por la que el Rey siempre ha sentido un vínculo y cariño especial con la capital aragonesa. Así lo destacó la Princesa de Asturias: «Mi padre lo vivió de un modo parecido hace casi 40 años y en estos días hemos hablado mucho de ello. Seguir sus pasos significa mucho para mí».
Este lazo que ahora comparten padre e hija lo demostró la Princesa públicamente desde primera hora de la mañana, cuando llegó al Palacio de la Aljafería, donde la presidenta de las Cortes de Aragón, Marta Fernández, le impuso la medalla del Parlamento regional como expresión del «sentimiento de lealtad y respeto hacia la Corona y hacia el ideal de servicio que esta institución simboliza», en presencia de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y de los 67 diputados que forman las Cortes de Aragón. Solo se ausentaron los cinco que pertenecen a Chunta Aragonesista, IU y Podemos. Después, en la plaza del Pilar, cientos de personas la recibieron con aplausos. La alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, le entregó el título de hija adoptiva de la ciudad en el ayuntamiento.
Esta fue la cuarta ocasión en la que Doña Leonor presidió actos en solitario y la primera en la que habló. Todavía tiene tiempo de despedirse de Zaragoza. «Quedan sólo cinco semanas para que me vaya, para que reciba mi despacho de alférez, ¡y ya empiezo a echaros de menos!», destacó la Princesa, al tiempo que añadió que en estos meses ha sentido «el respeto y la amabilidad de los aragoneses». Muchos de ellos le acompañaron ayer: «Estoy muy agradecida –de verdad– por lo que he vivido aquí durante este tiempo, por todo lo que me ha dado esta ciudad. Me siento una maña más».
«Vine con muchas expectativas, en parte por todo lo que me había contado mi padre, pero lo que he vivido aquí supera con creces lo que esperaba»