Draghi llega a un acuerdo con la UE sobre el plan de recuperación
va economía social de mercado ecológica. Por supuesto, quieren reducir los gases de efecto invernadero en un 70% para 2030 acelerando la transición energética. Justifican una subida de impuestos a las rentas más altas y abanderan la lucha contra la xenofobia, el racismo y el patriarcado. En cuanto a la política exterior, apuestan por una Unión Europea más fuerte y por resucitar el vínculo transatlántico, pero son mucho más críticos con Rusia y China. Se oponen por ejemplo al controvertido gasoducto Nord Stream 2 a través del mar Báltico, y apoyan públicamente a grupos opositores en China, Rusia y Bielorrusia.
Con este programa, y con un Partido Socialdemócrata (SPD) que paga la factura electoral de haber gobernado con Angela Merkel, Los Verdes conectan fácilmente con la clase media alemana, las causas sociales, los jóvenes y la población urbana. Son un fingido nuevo centro, le ponen cara a un fresco sentido común que, llegado el momento y tal como se decidió en el congreso, gobernará con quien haga falta. Las últimas encuestas los sitúan como primer partido más votado con el 28%, superando a la CDU de Merkel, con el 27% y de cuya tendencia a la baja se benefician. Detrás y sin mayores aspiraciones, quedan SPD (13%), FDP (10%), Alternativa para Alemania (AfD) (10%) y Die Linke (La Izquierda) (7%). Para formar el próximo gobierno, la ficha imprescindible es de color verde.
Mario Draghi ha conseguido, en dos meses y medio que lleva al frente de un gobierno de unidad nacional, cambiar la imagen de Italia y ganarse la confianza de la UE. Draghi ha logrado mantener estrechos contactos con París y Berlín, modificando las relaciones con Bruselas, como se ha visto en la elaboración de su programa para la recuperación del país. El primer ministro italiano presenta este lunes y martes en el Parlamento su plan para gastar en la reconstrucción del país 221.500 millones de euros (191.500 millones de euros en préstamos y subvenciones del Fondo de Reconstrucción Europeo, más otros 30.000 millones de euros de un fondo italiano complementario). La Comisión ha mirado con lupa el plan de inversiones y el conjunto de reformas estructurales, porque se consideran fundamentales para la credibilidad, no solo de Italia, sino también de Europa, en su esfuerzo para la recuperación europea después del Covid.
Las negociaciones entre Bruselas y Roma fueron especialmente intensas durante el viernes y el sábado. Desde Bruselas insistieron en algunas indicaciones y reservas sobre las reformas estructurales, en particular la fiscal. Al final, una conversación telefónica en la tarde noche del sábado entre el primer ministro Draghi y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, fue decisiva para superar las dudas y dificultades de unas negociaciones que se alargaron más de lo previsto. Previamente Draghi habló con otros altos funcionarios de Bruselas, entre ellos el vicepresidente de la Comisión, Dombrovskis, con delegación para todas las cuestiones económicas. Las negociaciones se alargaron hasta el punto de que la reunión del Consejo de ministros para aprobar el plan, prevista a primera hora del sábado, se celebró en la noche, una vez que Draghi recibió el visto bueno de la Comisión.
Italia ‘verde’
El mayor esfuerzo de inversión, las dos partidas más importantes, se refieren, por una parte, a la transición ecológica o Italia ‘verde’, encaminada a un modelos de economía circular y movilidad sostenible (70.000 millones de euros en inversiones planificadas een gestión de residuos, energías renovables y eficiencia energética en los edificios). El segundo capítulo en importancia es un impulso decisivo a la innovación digital (50.000 millones), que tendrá su base en la banda ancha y la red 5G.