Muere Diego Márquez, comisario de la Policía entre 1999 y 2002
▶ El expresidente de Los Califas y colaborador taurino de ABC falleció por un ictus
El jefe provincial de la Comisaría de la Policía Nacional de Córdoba entre los años 1999 y 2002, Diego Márquez, falleció en la madrugada del pasado domingo al lunes en el Hospital San
Juan de Dios de Córdoba tras sufrir un ictus. Estuvo ligado al Cuerpo hasta que en el año 2002 pasó a segunda actividad. Diego Márquez nació en Bolaños (Ciudad Real) en 1943 y era licenciado en Derecho. Antes de hacerse cargo de la Comisaría Provincial fue jefe de la Brigada Provincial de Extranjería, y es recordado además por operaciones policiales como la del «Indio» o golpes certeros contra el tráfico de drogas.
Márquez siempre estuvo siempre vinculado al mundo del toro, y fue durante años presidente del Coso de los
Califas. El mundo de la tauromaquia de Córdoba mostró ayer en las redes numerosas condolencias a la familia del excomisario. El policía fue colaborador de ABC durante las últimas temporadas en el Coso de los Califas, y firmaba tras cada corrida crónicas muy personales sobre el festejo que eran muy seguidas entre la afición.
Forjado en el Cuerpo Nacional de Policía a lo largo de más de 40 años, Márquez cumplió destino en Córdoba, Madrid, Baracaldo, Eibar y Andújar. Pero fue en el País Vasco donde vivió los momentos más crudos de su profesión, en los años dramáticos de la batalla contra el terrorismo. Allí enterró a una veintena de compañeros, que dejaron su vida a manos de pistoleros, y soportó la atmósfera irrespirable de una sociedad amordazada por el miedo. «No he visto dictadura peor que esa», recordaba al terminar su etapa en Córdoba en diciembre del año 2002 y en una entrevista con ABC. Fue precisamente Eibar su primer destino como comisario, luego de aprobar las oposiciones a los 42 años. Y durante año y medio probó la hiel del aislamiento absoluto, incluso por parte de amigos que preferían no tentar la suerte saludando a un agente de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
El hijo del panadero
Hijo de panadero, Diego Márquez escogió muy pronto su camino profesional, impulsado por la fascinación que le provocó la lectura de novelas del FBI. Seducido por la acción y la magia de la placa debajo de la solapa, no tardó en ascender en el Cuerpo y ganarse la confianza de los mandos. En Madrid, trabajó en el servicio de escolta, a las órdenes del general Perón. Y en ese periodo tuvo el primer incidente serio. Un médico cubano le asestó dos puñaladas, una en el brazo y otra en el pecho, cuando los agentes impidieron que estrangulara a una mujer en un céntrico piso de Madrid.
No era Diego hombre de ostentación y a poco estuvo de acabar en la policía secreta sólo para pasar desapercibido. «Dios me ha tocaco con algunos pecados; pero no desde luego con el de la vanidad», selaba en una conversación con ABC en 2002.
Un crítico de referencia Muy aficionado a los toros, Márquez era un habitual de las páginas de ABC dedicadas a los festejos