Un ejemplo para Rubiales y Tebas
Fue un juez de paz en medio de la guerra de los grandes del fútbol
Se ha ido como llegó, con una elegancia ejemplar. Flórez fue la sabiduría explicada en medio de un mundo del fútbol donde cada sanción a los grandes era un asunto de Estado. Fue un señor al frente de los comités disciplinarios del fútbol que aceptó con calidad humana irrepetible las críticas. Le llamabas a su telefóno fijo de casa para que te explicara cada sanción y te daba toda clase de argumentos sin una queja por los ataques sufridos. Se reunía contigo en la Federación y te sumaba otra ristra de datos.
Subcampeón de España de waterpolo, jugador internacional, pasó de la práctica a la aplicación de la Justicia en el deporte. Abogado, formó parte del Comité de Apelación en los años noventa. Tuvo la personalidad de anular el castigo de cuatro partidos que Competición impuso a Míchel Salgado por su expulsión tras lesionar a Juninho en un Celta-Atlético. Su valentía le llevó a ser juez único del Comité de Competición entre 2004 y 2012. Instruyó el caso que sancionó a Mounrinho por el dedo que metió en un ojo de Tito Vilanova. Presidente de la Federación Española de Natación entre 1984 y 1988, no dejó de ser deportista. Hace unos meses estableció los récords de España de 50 y 100 metros espalda en la categoría de mayores de 90 años. Rubiales y Tebas deberían fijarse en él para saber lo que es dialogar.