Sectores moderados del PSOE: «Si Feijóo da un pasito puede destruir a Sánchez»
▶ «Su problema es la incoherencia entre el discurso del lunes y sus declaraciones o las de Puente. Le hace perder la credibilidad»
Previamente a los actos del Día de la Comunidad de Madrid del pasado jueves se produjo una reunión de alto nivel para valorar el papel del Gobierno después de la tensión generada el año pasado cuando la jefa de protocolo de Isabel Díaz Ayuso impidió el acceso a tribuna al ministro Félix Bolaños mientras la titular de Defensa, Margarita Robles, cumplía rigurosamente el protocolo. ¿Debía acudir este año el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres? Según ha podido saber ABC, en esa reunión se impuso la cordura y el ministro no sólo acudió sino que jugó un rol que encajó a la perfección con el discurso que pronunció Ayuso. «Normalidad institucional, como tiene que ser», explican a ABC fuentes socialistas presentes y satisfechas con el acto. No obstante, admiten la difícil situación en la que Pedro Sánchez ha puesto al PSOE.
«Ahora mismo en el PSOE hay dos almas: de un lado está el que encaja con la llamada a la moderación y luego está el otro, el ‘alma Óscar Puente’, el de ‘no podemos poner la otra mejilla’, el de ‘los tenemos que machacar’. El problema de Sánchez es la incoherencia entre el discurso del lunes y sus propias declaraciones, las de Óscar Puente o las de Patxi López. Te hace perder la credibilidad. Si tú haces un discurso de que hay que acabar con el fango y nos conviertes en un partido de autocrítica, pues adelante, y a la mañana siguiente llamas a Feijóo. Pero si haces ese discurso y luego llega el macarreo, no se entiende».
Es más, en ese sector del PSOE creen que la incoherencia en el discurso de Sánchez está dejando una oportunidad a Feijóo: «Si da un pasito puede destruirle. Que se presente en La Moncloa. Ese paso habría sido mortal y no sólo ahora, en varios momentos».
Isabel Díaz Ayuso se elevó sobre el fango (y, físicamente, sobre los invitados) y aprovechó los mismos actos para pronunciar su discurso más institucional frente a un Sánchez más débil, más hipersensible, más agraviado.
Los actos de este jueves se convirtieron en un oasis en medio de tanto fango y tanto tacticismo político, y no sólo por el discurso de Ayuso, sino por el papel del ministro Ángel Víctor Torres y el del líder del PSM, Juan Lobato. Por primera vez en algún tiempo todo estuvo en su sitio, con la única discrepancia sobre si Ayuso se pasó de frenada con esa puesta en escena tan personalista. Tal fue el decoro institucional que hasta fueron vistos hablando el líder del PSM y Joaquín Leguina, expulsado del PSOE y recuperado por Ayuso para presidir la Cámara de Cuentas regional.
Entre el 2 de mayo de 2023 y el de este año hay dos Ayusos distintas, porque la líder del PP de Madrid se mueve: es el suyo un liderazgo reactivo que inicia ahora una nueva etapa, porque la política española empieza ahora una nueva etapa. La última prueba de este carácter son las tres horas que tardó en reaccionar a la última improvisación del Gobierno: eliminar el Premio Nacional de Tauromaquia. No fue la única presidenta en promover un premio alternativo, también lo hicieron en el PSOE, pero ella no falló. Acción, reacción. Exactamente lo contrario de Sánchez. ¿Y Feijóo?
Alberto Núñez Feijóo vende trazabilidad, es una palabra que le gusta: «Yo no acabo de llegar a la política, llevo 20 años». Y es verdad. Pero, si Ayuso es reactiva y Feijóo es distinto a ella, ¿quiere esto decir que el presidente del PP es proactivo? No. Feijóo es Feijóo, y acierta cuando lo es. Predecible, diésel, de esas personas a las que les gusta pisar sobre seguro, se piensa los pasos adelante pero no dar un paso atrás. Exactamente lo contrario de Sánchez. ¿Cómo puede ser? ¿Son Ayuso y Feijóo lo contrario de Sánchez y, a la vez, profundamente distintos? Ésta tesis desafía las leyes matemáticas, pero la política es otra cosa. A ver si al final va a resultar que, en contra del discurso de la izquierda, Feijóo y Ayuso trabajan coordinados en los acuerdos y en los desacuerdos. ¿Por qué no fue Feijóo a los actos del 2 de mayo? Fuentes del PP confirman que porque se fue a Galicia un día y a Cataluña otro dentro de la relación cercana que mantiene con la presidenta de Madrid. En el PP, como en casi toda organización, también hay dos almas, y en esta ocasión trabajan coordinados a pesar de los intentos de la izquierda por atribuir a Ayuso intenciones sucesorias cortoplacistas.
¿Estaría dispuesto Feijóo a presentarse en La Moncloa, como temen esos dirigentes moderados socialistas? La respuesta está en la entrevista que el líder del PP le dio a este periódico en la entrevista publicada, precisamente, el jueves 2 de mayo: «No me ha llamado. Llevo dos años aquí. Yo le he mandado seis propuestas por escrito y no ha hecho acuse de recibo de ninguna».
Y también el pasado jueves, mientras en la Comunidad de Madrid se celebraba el Dos de mayo más institucional, se premiaba a los testigos de la
Transición que fueron el Grupo Crónica y se recordaba a la periodista Victoria Prego, Sánchez era recibido en Sant Boi por los suyos al grito de «sí se puede, sí se puede», como Podemos en 2015. Y mientras Ayuso hablaba de entendimiento Sánchez hablaba «de los poderosos», como Iglesias. Ellos y nosotros, los de arriba y los de abajo.
Nada como introducir un elemento tóxico en una organización y darle tiempo. Va entrando, contaminándolo todo hasta la explosión final. El elemento tóxico fue Pablo Iglesias en 2014, y la organización es el conjunto de la izquierda. Sánchez se ha convertido en Iglesias, o el espíritu de Iglesias se ha apropiado de Sánchez. El presidente, al que sólo le queda de socialdemócrata el traje y la corbata, quiere sobrevivir sobre la base de comerse a Podemos, hoy Sumar. Por eso el ministro portavoz de esa parte del Gobierno, Ernest Urtasun, se cargó el viernes el Premio Nacional de Tauromaquia. Para que Ayuso reaccionara y ellos tuvieran algo que llevarse a la boca.
No, no hacen falta más premios a la tauromaquia porque el auténtico Premio Taurino es el que cada año otorga ABC y que este año recogió Curro Romero en presencia de más de treinta matadores de toros y con un discurso de dos orejas y rabo de Alberto García Reyes, director de ABC de Sevilla. No hacen falta más premios, ni entrar a los trapos desesperados de la izquierda cainita de siempre. Porque la auténtica batalla política no está en la derecha: está en las izquierdas, desesperadas y débiles, pero todavía en el poder.