Y pese al soponcio, España sonríe
▶En una noche muy discreta, y tras pasar serios apuros en Kosovo, la selección gana con goles de Fornals y Ferran ▶La derrota de Suecia en Grecia hace que el equipo de Luis Enrique dependa de sí mismo para ir al Mundial
En una noche desastrosa de fútbol, muy difícil de catalogar el partidito, la peor España se fue de Pristina en una situación de lujo, quién lo iba a decir después de pasarlas canutas, por ser suaves en la descripción. Ganó a Kosovo, que es lo que tenía que hacer, y Suecia perdió en Grecia, que es por lo que se suspiraba para enderezar el áspero camino hacia el Mundial de Catar. Pese a su defensa, una sangría incontrolable de la que hay que hablar seriamente, la selección depende de sí misma para terminar como primera de grupo y evitar así la repesca, pero cuesta mucho asegurar que este equipo vaya a vencer los dos encuentros de noviembre que le restan (ante Grecia en Atenas, ante Suecia seguramente en Sevilla). No es fiable y Luis Enrique, en un periquete, ha acabado con las ilusiones que despertó la Eurocopa.
Como era absurdo estar demasiado pendiente de lo de Atenas, España se centró en solucionar el papelón de Pristina, vendido el partido poco menos que como el más difícil de la historia por la valentía y el talento de Kosovo. Para ser justos, hay que reconocerle al técnico asturiano que estaba bien informado y que el combinado balcánico no era el clásico enemigo encerrado en su cueva, si bien sus jugadores tampoco estarán en el listado de los mejores del planeta. Kosovo es un equipo de segunda fila, que hace bien las cosas y que tiene ideas interesantes, pero sigue habiendo
Muric Hadergjonaj Rrahmani Fazliji Vojvoda Rashani Loshaj Dresevic Bytyqi Rashica Muriqi m. 32: Fornals. m. 90: Ferran. amarilla. diferencias en el fútbol por mucho que cada vez cueste más plasmarlas en el campo y en el marcador. He ahí la prueba pese a que el gol postrero de Ferran dé a entender que la cosa fue fácil.
Salió España con múltiples cambios, imposible acertar un once de Luis Enrique sin que quede muy claro si eso, los bandazos que pega, es una virtud por las múltiples opciones que le ofrece su plantilla o un problemón ya que lleva ya más de 30 partidos y no ha repetido jamás, no da con la tecla. En esta traicionera concentración, mal parida desde el inicio porque se juega con la temporada recién terminada y apenas ha habido tregua este verano entre Eurocopa y Juegos, solo cuatro futbolistas, uno por línea, han aparecido en las tres alineaciones: Unai Simón, Aymeric Laporte, Carlos Soler y Ferran Torres. Los demás entran y salen y ayer sorprendió la inclusión de Reguilón, la aparición de Iñigo Martínez en el eje de la zaga por el cuestionado Eric García, el regreso de Marcos Llorente al lateral pese a su gran encuentro como interior ante Georgia y la presencia de Pablo Fornals en la delantera como socio de Morata y el mencionado Ferran. De experimento en experimento hasta que algún día se haga la luz y la gente pueda intuir quién juega y ponerle cara y ojos a este equipo. O no, vaya usted a saber con Luis Enrique de por medio.
Centrales sonrojados
El inicio fue algo inquietante, corriendo los centrales detrás de Rashica y con más ocasiones en la portería de Simón que en la de Muric. Kosovo fue lo que se vaticinó en la previa y a la selección le costó lo suyo templar el ímpetu de los locales, animados por poco más de 1.000 personas que aprovecharon la cita para reivindicaciones y otras gaitas. Alguno incluso silbó el himno de España, pero tampoco como para decretar una crisis diplomática, mejor dejarlo pasar. Y volviendo al partido, la sensación no era la mejor, clásica noche de dominio sin demasiada llegada y con las inquietudes propias que genera una defensa de chichinabo, da igual quién esté.
Con todo, España encontró un tesoro en una muy buena triangulación vertical, cuatro toques hasta la red. Laporte pasó a Soler, el valencianista tocó para Morata, hizo bien la pantalla el atacante de la Juventus y Fornals, con un notable zurdazo, alivió a la selección, un gol reparador para calmar las aguas y bajar las pulsaciones. Más allá de la acción, excelente, la buena noticia está en Fornals, otro soldado que responde y que también tiene instinto.
No sirvió de mucho tomar ventaja, pues más allá de un cabezazo de Morata y de una lejana falta bien tocada por Soler todo el peligro lo generaba Kosovo. El descanso, que tenía a España en una situación idílica porque Suecia empataba en Atenas, tampoco sentó demasiado bien y en la reanudación hubo momentos de serios apuros por los preocupantes boquetes de la retaguardia. Iñigo Martínez y Laporte estuvieron calamitosos, se concedieron de nuevo un puñado de transiciones (contras de toda la vida) y solo queda agradecer la inoperancia de Rashica y la falta de acierto de Muniqi, quien se plantó solo ante Simón y perdonó lo imperdonable.
Desesperado, Luis Enrique movió el
Los jugadores de la selección celebran el gol de Fornals
árbol y empezó a probar cosas. Entró Azpilicueta para avanzar a Llorente, tiró de Adama para darle electricidad al equipo e insistió con Ferran de falso nueve cuando suplió a Morata por Sarabia. Por cambios no será (Kosovo no hizo ni uno), pero seguía la selección a la deriva, sonrojada porque los centrales no olían una. Simón, mal en las salidas, realizó un paradón a tiro de Bytyqi a falta de diez minutos, ver para creer, pero sobre la bocina llegó la sentencia de Ferran y España sonrió, si bien Luis Enrique tiene motivos de sobra como para ponerse a pensar un poquito.
2. Suecia 3. Grecia 4. Kosovo 5. Georgia