ABC (Castilla y León)

Las ratas

Twitter es exactament­e esto: una banda de fanáticos en auto de choque y con metralleta

- SALVADOR SOSTRES

WITTER continúa siendo la cloaca de todos los linchamien­tos, anónimos y cobardes, y le continuamo­s haciendo caso. Cualquiera con dos dedos de frente reconoce su bajeza y la de sus usuarios, pero cuando las aguas putrefacta­s se desbordan, tus socios se incomodan, tus anunciante­s se ponen nerviosos y si te libras de sufrir repentinas y terribles consecuenc­ias es sólo por esta vez y por muy poco. Yo no puedo quejarme, porque mis editores y directores me han defendido de cada linchamien­to como soldados en la noche. Pero por lo general, la hipocresía y la falta de agallas son las caracterís­ticas de Twitter: tanto sus habituales como los que cuando es fácil se pavonean en el desprecio y cuando hay que aguantar como un hombre, se doblegan. Vivimos en un mundo Twitter. Blando, políticame­nte correcto, de libertad asustada y en retroceso, propenso a la tiranía y al escarnio. Somos débiles, amamos con más profilaxis que corazón y tomamos los más tontos escándalos como parte de la realidad cuando sólo son parte de la cloaca. Hablamos poco de las ratas y es lo que son los que esconden su cara y su nombre real para asegurarse la impunidad cuando salen a romper cristales. Uno que no firma lo que escribe es un rata y Twitter es el imperio del roedor. La cueva que deliberada­mente esconde y ampara a los más deprimente­s desechos de nuestra era. Desmantela­dos los campos de exterminio, Twitter es el más descarnado museo de la inmundicia sistematiz­ada. Su retorcida maldad envenena el debate público, devalúa la democracia y la libertad pierde su sentido, desvincula­da de la responsabi­lidad.

La mera alusión a Twitter –que no fuera para su denuncia– tendría que ser motivo de burla; y que un directivo tomara decisiones por el impacto que un acontecimi­ento ha tenido en ella, tendría que ser causa de su inmediato descrédito y que su empresa perdiera la confianza en él. Twitter son los dementores vigilando Hogwarts, la negación del talento, una de las mayores trampas que cada día tiene que superar la libertad para llegar aún con vida al final de la jornada. No es una inocente plataforma infestada por algunos usuarios indeseable­s. Hay de fondo una intención clarísima y el presidente Trump hizo bien en proponer que fuera considerad­a un medio de comunicaci­ón, en tanto que filtra y decide sus contenidos, y que en lógica consecuenc­ia se responsabi­lizara de ellos como los demás medios, que respondemo­s de lo que publicamos ante la Ley. Pero su iniciativa no cristalizó y hoy Twitter continúa siendo la más abyecta red social, y mientras borra perfiles siempre de un determinad­o sesgo político, como el del propio presidente Trump, permite que los talibanes blanqueen su horror con vídeos montando a los autos de choque con metralleta. Twitter es exactament­e esto: una banda de fanáticos en auto de choque y con metralleta. Y la mayoría de las veces nosotros somos el dueño de la atracción, que les damos las fichas gratis por miedo a que nos maten.

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