Bill Gates presenta el retrete del futuro
El cofundador de Microsoft da a conocer en China un váter que funciona sin agua y no necesita conectarse a un sistema de depuración
El proyecto requiere de una inversión inicial de 175 millones de euros para hacerlo posible sobre el terreno
Lo que para un ciudadano occidental es algo común, en los países emergentes resulta un auténtico privilegio. Millones de personas en todo el mundo desconocen el agua corriente. Tampoco disponen de inodoros capaces de desechar sus excrementos. Los datos son preocupantes: un tercio del planeta carece de acceso a instalaciones sanitarias básicas, lo que les expone a diversas enfermedades que pueden llevar a la muerte. La calle es, para cientos de miles de personas en la India, por ejemplo, la única letrina a su alcance.
Los desechos humanos facilitan las propagación de enfermedades como el cólera o la diarrea, que cada año causan cerca de 500.000 muertes de menores de 5 años en todo el mundo. La insalubridad pone en constante peligro a demasiados países de los que de cuando en cuando nos acordamos. Sin embargo, una curiosa iniciativa de Bill Gates, cofundador de Microsoft, promete resolver el problema. Si hace 25 años puso de moda la «apertura» de ventanas en los ordenadores, ahora su plan tampoco deja de ser ambicioso: pretende resolver la crisis de saneamientos en los países emergentes con su particular revolución de los inodoros, tal y como ha explicado durante una presentación en Pekín.
Su propuesta gira en torno a un procedimiento más higiénico, para el que no se necesita agua ni se precisa un sistema de depuración y de alcantarillado eficiente, tan escasos en amplias zonas de África o Asia. La diferencia radica en la descentralización.
El retrete que se encuentra en la mayoría de nuestros hogares requiere de una cañería donde depositar los residuos y de una tubería para hacer llegar el agua cuando se tira de la cadena. El de Bill Gates, sin embargo, no se conecta a ningún sistema de saneamiento, tampoco necesita agua y, además, transforma las deposiciones humanas en fertilizantes. «Esta exposición presenta por primera vez tecnologías y productos de saneamiento descentralizados radicalmente nuevos y listos para comercializarse», destacó Gates en un comunicado divulgado por la Fundación Bill y Melinda Gates.
La idea no es barata, por supuesto. Necesita de un empujoncito de inversores dispuestos a mejorar la vida de millones de personas. Desde 2011, la fundación Bill y Melinda Gates ha invertido más de 200 millones de dólares (175 millones de euros) en buscar alternativas a los retretes convencionales. Y para llevarlo al terreno, urge una inversión superior a esas cifras. El retorno económico es, además, alentador a tenor de las cifras: más de 200.000 millones de dólares (175.000 millones de euros) se pierden cada año a consecuencia de los elevados costes sanitarios y la baja productividad provocada por la falta de un saneamiento adecuado. Llegamos aún a tiempo.