NUEVO CURSO, NUEVAS OPORTUNIDADES
«LA UNIVERSIDAD DEBE NO SOLO TRANSMITIR CONOCIMIENTO SINO FORMAR A PROFESIONALES QUE SEAN CIUDADANOS PLENAMENTE CAPACITADOS»
Hace poco más de un mes comenzaron las clases de un nuevo curso universitario y la normalidad se va instalando entre docentes y alumnos. Ahora los estudiantes tienen la oportunidad de fijar qué metas desean alcanzar que contribuyan a mejorar la formación académica, profesional y, sobre todo, humana.
La universidad es una institución que debe no solo transmitir conocimientos, sino que también a través de esa función está formando a futuros profesionales y ciudadanos que tendrán que asumir la responsabilidad de sacar adelante la sociedad y mejorar las condiciones de vida de su generación y de la siguiente. Formarse no significa superar asignaturas y acumular créditos. Formarse es también adquirir unas habilidades, unas destrezas, unos conocimientos, unas competencias y unas actitudes que nos permitan afrontar los retos que impone la realidad social y el mundo en el que estamos desplegando nuestra existencia.
La universidad ofrece la oportunidad de completar la formación mediante el aprendizaje de idiomas, la asistencia a cursos especializados impartidos por expertos, participando en competiciones deportivas, realizando actividades solidarias, etc. Todo este amplio espectro de posibilidades permite al alumno completar su formación, ampliar sus horizontes culturales y conseguir unos conocimientos que sirven para ser mejores ciudadanos y profesionales.
Un nuevo curso nace lleno de oportunidades para conseguir formar a profesionales competentes, que además sean y se comporten como ciudadanos plenamente capacitados para promover un orden social justo; es una nueva ocasión para formar profesionales cualificados, no sólo para proporcionar a aquellos que requieran sus servicios un asesoramiento técnico de alta calidad, sino también para servir a la sociedad más allá incluso de los límites de la relación profesional en que tradicionalmente han venido desenvolviéndose quienes ejercen las distintas profesiones.
Un estudiante universitario puede y debe proponerse, además de superar sus asignaturas, al menos tres objetivos básicos. Adquirir una visión reflexiva del sentido fundamental que corresponde al ciudadano dentro de la organización social, como elemento activo en la construcción y perdurabilidad de la comunidad política; desarrollar la sensibilidad y la perspicacia necesarias para descubrir los problemas, por ejemplo, de justicia implicados en las diversas manifestaciones de esa organización; fundamentar su capacidad de someter a crítica el sistema social y el régimen político vigente, tanto desde la óptica de los valores, como desde el punto de vista de las exigencias derivadas de la promoción del bien común de la sociedad. Esta formación solo se alcanza con esfuerzo y teniendo una visión amplia que desborde las exigencias del grado o del máster que se cursa. Los años de formación universitaria proporcionan los medios necesarios para convertirse en un excelente profesional, pero también en un ser humano comprometido con el desarrollo y las exigencias de la comunidad en la que vive. La verdadera riqueza de una sociedad es contar con personas formadas y educadas, críticas e innovadoras.