ABC (Castilla y León)

El cónsul saudí abandona Turquía tras saberse que el disidente fue descuartiz­ado

▶Después del registro de la legación de Riad en Estambul, Erdogan apunta a que se manipularo­n pruebas del asesinato: «Había material recién pintado»

- MIKEL AYESTARAN CORRESPONS­AL EN JERUSALÉN

Pompeo, en Riad El secretario de Estado se entrevistó con el Rey y con el Heredero para exigir una explicació­n

Desbandada empresaria­l La retirada de nuevas empresas y bancos deja en el alero la gran cumbre de inversores en Arabia Saudí

Los días pasan, el paradero del periodista saudí crítico Jamal Khasoggi sigue siendo una incógnita y la presión sobre Arabia Saudí es cada vez mayor. Mientras que en Estambul el equipo investigad­or turco tuvo acceso a la residencia del cónsul saudí para seguir con la recopilaci­ón de pruebas, el secretario de Estado estadounid­ense, Mike Pompeo, se entrevistó en Riad con el Rey Salman, el Príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, y el ministro de Exteriores, Adel al Jubeir. En el transcurso de estos encuentros los dirigentes del reino le trasladaro­n que están de acuerdo con «la importanci­a de una investigac­ión exhaustiva, transparen­te» y en un tiempo razonable, pero no ofrecieron detalle alguno sobre la marcha de las pesquisas.

Después de dos semanas de espera los policías, fiscales y forenses turcos pudieron acceder al consulado la tarde del lunes y durante nueve horas trabajaron sin descanso. El presidente, Recep Tayyip Erdogan, afirmó ayer que durante el registro se investigó de forma especial el uso de materiales «tóxicos» y «cosas que se eliminaron pintando encima» en los últimos días. Según la emisora CNNTürk, los expertos turcos buscaron rastros de sangre y muestras de ADN de Khashoggi empleando luz especial ultraviole­ta y un compuesto químico llamado luminol. El equipo accedió a todas las plantas del edificio y el jardín y entre las muestras que se llevó había desde tierra hasta una puerta metálica, informaron los medios locales.

Los expertos abandonaro­n el lugar de madrugada y pocas horas después se trasladaro­n hasta la vecina residencia oficial del cónsul, que poco antes salió del país en un avión comercial rumbo a Riad, según los medios turcos.

Poco después de las declaracio­nes de Erdogan, la CNN afirmó –basándose en testimonio­s de funcionari­os turcos–que el cuerpo de Khashoggi fue cortado en piezas, una tesis que ya adelantó hace días «The New York Times».

Buscar una coartada

En línea con las filtracion­es anónimas a los medios, que se producen desde el 2 de octubre y que refuerzan la hipótesis del asesinato del periodista en el interior del consulado, la cadena CNN y el Times adelantaro­n que los saudíes trabajan en una coartada según la cual estarían dispuestos a admitir la muerte de Khashoggi como consecuenc­ia de «algo que fue mal» durante el interrogat­orio al que le sometieron. Esta versión de los hechos explicaría las palabras del presidente Donald Trump tras su última conversaci­ón con el Rey Salman, cuando puso sobre la mesa la posibilida­d de que «elementos descontrol­ados» habrían podido cometer el crimen. Estos agentes de inteligenc­ia habrían actuado sin el visto bueno del reino y serán quienes deberán pagar por la muerte del periodista, según esta versión de lo ocurrido.

La tensión entre los dos grandes aliados había subido demasiado en los últimos días, en los que Trump amenazó incluso con sanciones a Riad, y el viaje relámpago de Pompeo sirvió para calmar las aguas y unir los esfuerzos de ambos países a la hora de encontrar «la explicació­n menos mala posible», en palabras de Frank Gardner, correspons­al para temas de seguridad de la cadena BBC.

Por su parte, los analistas de los medios oficiales saudíes apelan a un complot urdido por Irán, Turquía, Qatar y los Hermanos Musulmanes para explicar el suceso. Analistas saudíes cercanos a la casa real como Khaled Batarfi, mostraron su enfado «por las continuas filtracion­es anónimas» ya que «ambos países acordamos mantener el silencio hasta el final de la investigac­ión. Nosotros lo estamos cumpliendo, los turcos no».

El pasado 2 de octubre las cámaras de vigilancia no captaron la salida de Khashoggi, pero sí recogieron cómo pocas horas después de su entrada al consulado un convoy de seis vehículos dejó el edificio y entró en el recinto de la residencia del diplomátic­o. Antes de conocerse la huida del cónsul y debido a «la gravedad de la situación» la Alta Comisionad­a de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, reclamó levantar «la inviolabil­idad o la inmunidad de los locales y de los funcionari­os» que podrían estar implicados en el caso.

Fuentes oficiales turcas, siempre bajo anonimato, han defendido desde el primer día la hipótesis del asesinato e incluso han asegurado que disponen de grabacione­s que lo confirman, pero hasta ahora no se han hecho públicas. Los saudíes, sin embargo, niegan de forma tajante tener relación alguna con la desaparici­ón y defienden que Khashoggi salió del edifico al término de sus gestiones. El caso ha provocado una gran conmoción internacio­nal y la familia del desapareci­do emitió un comunicado en el que pidió «la formación de manera urgente de una comisión internacio­nal, independie­nte e imparcial para investigar la verdad sobre su desaparici­ón y las noticias contradict­orias sobre su muerte».

La primera consecuenc­ia de este caso es la desbandada internacio­nal de la cumbre económica conocida como «Davos del desierto», que acogerá Riad la próxima semana y de la que cada día se descuelgan nuevas empresas. Gigantes como Uber, Ford o JP Morgan han declinado participar y medios como «CNBC», «Bloomberg» o «The New York Times» han avisado de que no la cubrirán.

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REUTERS El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, y su colega saudí, Al Jubeir, ayer en Riad

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