Lukashenko celebra con Putin el final de las protestas en Minsk
Los presidentes de Rusia y Bielorrusia, Vladímir Putin y Alexánder Lukashenko, se reunieron ayer en el balneario de Sochi, a orillas del mar Negro, subieron luego a esquiar a la montaña e intercambiaron puntos de vista en relación con las sanciones que la Unión Europea y Estados Unidos aplican contra sus respectivos países por reprimir protestas y encarcelar a opositores.
Lukashenko pudo mostrar con satisfacción a su colega ruso que ya los domingos las calles de Minsk no se llenan de manifestantes y que ha aprendido bien la lección para que una revuelta como la del Maidán en Ucrania, hace siete años, no le derribe del poder como le pasó a Víctor Yanukóvich.
El dirigente bielorruso, cuya economía no aguantaría si no fuera por las ayudas que recibe de Moscú, le agradeció a Putin su decisivo respaldo. «Estoy muy agradecido por el apoyo financiero que usted brinda a la economía de Bielorrusia. Quisiera informarle que no fue en vano, el dinero no se ha desperdiciado», le dijo al máximo dirigente ruso. Y añadió que «Si se culminan los proyectos aprobados, las importaciones rusas aumentarán de forma significativa».
Ambos presidentes constataron que Rusia sigue siendo el primer socio comercial de Bielorrusia, cuyo 50 por ciento del PIB depende enteramente de las inversiones rusas. Putin subrayó que su país ha invertido hasta ahora en la economía bielorrusa «más de 4.000 millones de dólares».