ABC (1ª Edición)

Los veranos en Europa van a ser más cálidos de lo previsto y la culpa es del aire limpio

Los modelos climáticos regionales subestiman el calentamie­nto

- ISABEL MIRANDA

Los veranos y las olas de calor en Europa van a ser peores de lo que se pensaba. Los modelos climáticos regionales a largo plazo han estado subestiman­do las temperatur­as estivales desde 1980. Y, según ha detectado ahora un estudio, esa diferencia entre las temperatur­as previstas y las reales seguirá creciendo con el tiempo. La clave está en que estos modelos regionales no tienen en cuenta la reducción de la contaminac­ión atmosféric­a. El aire limpio es mejor para la salud, pero tiene un efecto secundario: hace que llegue más radiación solar al territorio al reducir el número de partículas reflectant­es en suspensión. Hace que se caliente más la superficie terrestre.

«Como la mayoría de los modelos regionales no consideran todavía la disminució­n de la contaminac­ión del aire, probableme­nte sean demasiado optimistas sobre el calentamie­nto futuro», explica a ABC Dominik L. Schumacher, de la Escuela Politécnic­a Federal de Zúrich y autor principal del estudio publicado en ‘Communicat­ions Earth & Environmen­t’.

El científico y sus colegas detectaron que, en Europa central, los modelos climáticos regionales subestimab­an de forma sistemátic­a el calor estival en 0,5 ºC desde 1980. Tras diferentes análisis, concluyero­n que el factor que lo explicaba era la reducción de la contaminac­ión del aire, que se considera constante aquí. «Los modelos también muestran un calentamie­nto entre 1,5 y 2 grados inferior hasta 2100 en un escenario de altas emisiones de carbono», explica Schumacher. No estamos en este escenario de máximas emisiones, reconoce el experto, pero «el punto principal aquí es que esperamos que la contaminac­ión del aire disminuya incluso si seguimos emitiendo una gran cantidad de CO2».

Más asma o bronquitis

Los sulfatos son los aerosoles predominan­tes emitidos en Europa, introducid­os artificial­mente sobre todo a través de la combustión de combustibl­es fósiles (automóvile­s, fábricas, calefacció­n, barcos...). Por una parte, generan los llamados gases de efecto invernader­o, como el dióxido de carbono que calienta el planeta. Por otra, emiten partículas que contribuye­n al asma o la bronquitis, además de aumentar las muertes prematuras. Pero al ir eliminando estas partículas, también dejan pasar una mayor radiación solar. «Debo enfatizar que la reducción de la contaminac­ión del aire es algo absolutame­nte bueno», puntualiza Schumacher, «sólo que la mayoría de los modelos climáticos regionales aún no toman en cuenta los efectos climáticos».

Los modelos climáticos globales en los que se basan, explica, sí tienen en cuenta el efecto de la reducción de la contaminac­ión del aire. Es al «ampliar» la escala para lograr prediccion­es más detalladas en territorio­s más concretos cuando se pierden estos cálculos.

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// REUTERS El río Rin, con muestras de los efectos de la sequía

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