ABC (1ª Edición)

El hotel Colón, santuario de toreros y un palacio para alojar celebridad­es

Gran Meliá ha estrenado esta semana en Sevilla su nuevo rediseño convirtién­dolo en un museo vanguardis­ta

- PILAR VIDAL

Nació como Hotel Majestic y fue construido con motivo de la Exposición Iberoameri­cana de Sevilla en 1929 para acoger a los viajeros que llegaban de todo el mundo. Son siete plantas en las que se distribuye­n 188 habitacion­es. Su cercanía a la plaza de toros de La Maestranza lo convirtió, aún hoy, en el templo sagrado de los toreros. Desde

Manolete a Curro Romero pasando por Espartaco, todos ellos tienen un número de habitación asignada y nunca cambian por aquello de la superstici­ón. En su interior instalan su altar y se visten. La directora del hotel, desde hace seis años, Rosana González, les despide dándoles la bendición siguiendo un ritual antes de marcharse a la plaza. Todas las grandes figuras del toreo pasan por allí, incluso de generación en generación, excepto

Morante de la Puebla padre que sigue vistiéndos­e en el hotel Meliá Lebreros, a pesar de estar más lejos de la plaza, por aquello de la superstici­ón.

Esta semana el hotel Colón Gran Meliá, catalogado como monumento, ha estrenado su nuevo rediseño más vanguardis­ta, pero sin perder las tradicione­s. Aquí se han alojado personajes célebres como Picasso, Dalí, Hemingway o las

actrices como Ava Gardner y Catherine Deneuve. Su joya principal es la gran cúpula modernista original elaborada con miles de cristales de colores, emblema del hotel y de las que solo quedan cuatro en España. Tanto es así que ha servido de inspiració­n a Brianda FitzJames, nieta de la duquesa de Alba e ilustrador­a, para diseñar unos pañuelos como recuerdo de la estancia para los huéspedes. Justo debajo de la cúpula, que junto a la fachada y la escalera son los únicos tres elementos que quedan originales, se ha instalado el bar decorado con azulejos pintados a mano de la ceramista andaluza Isabel

Pared, la conservado­ra de la Plaza de España de Sevilla, que trabaja con el último alfarero de Triana, ya que a día de hoy no queda en activo ningún taller.

Museo taurino

Asomarse a las librerías que envuelven todo el hall, desde la recepción a la biblioteca, es descubrir grandes tesoros de la ciudad andaluza. Por un lado, desde suvenires auténticos, planos y carteles de la Exposición Universal de 1929, a bocetos de Aníbal González, el arquitecto sevillano por excelencia, autor de monumentos como la Plaza de España o parte de La Maestranza, y cuyos nietos han cedido hasta su instrument­al de trabajo. Representa­das están las tres grandes hermandade­s: La Macarena, la Esperanza de Triana o la del Gran Poder. Todas ellas han cedido algunos

de sus tesoros. Se puede ver el cirio del paso de la Esperanza de Triana de la última procesión de 2019, antes de la pandemia, que es una verdadera obra de arte y que será entregado a algún hermano en la próxima Semana Santa. O un casco de los armados, muy caracterís­tico del paso de la Sentencia de la Macarena.

La recepción se ha convertido en un valioso museo taurino en el que se puede ver el traje de Curro Romero con el que se hizo la escultura que preside La Maestranza, el traje de Manolete, el primer traje de luces que se puso Espartaco, un capote de seda bordado de los Ordóñez, las espuelas y un libro de poemas del rejoneador Ángel Peralta, el rejoneador y poeta, sus espuelas y poemas y el famoso fundón de espadas que le desapareci­ó a Morante de la Puebla en un vuelo a México.

La Abacería

En la parte dedicada al flamenco, una réplica del traje y la peineta que llevó Grace Kelly en la Feria de Abril de 1966, elaborado por la histórica modista andaluza

Lina, que falleció el pasado mes de septiembre. No se han olvidado de la pintura, tan importante también para Sevilla y los artistas del Siglo de Oro, desde Goya a

El Greco todos ellos relacionad­os con la ciudad. Los pasillos de las habitacion­es se han convertido en un museo ya que las principale­s obras de estos pintores han servido para decorar las puertas de cada una de las siete plantas. Y un homenaje a las abacerías donde su principal producto son las conservas. Cualquiera, aunque no sea huésped, debería pasarse por la del hotel y degustar su atún en manteca o el paté de mojama, para paladares intensos, o probar las tostaditas con chicharron­es. Con esmero y cariño de todo el equipo de la cadena, el hotel Colón ha conseguido recuperar su esencia.

Los toreros tienen su habitación asignada por superstici­ón. Al salir hacia la plaza, la directora les da la bendición

En la recepción hay una réplica del traje de flamenca y la peineta que Lina le diseñó a Grace Kelly para la Feria de 1966

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// GTRES JOYAS ARTÍSTICAS Abajo, La maja desnuda y La maja vestida, de Goya, decoran las dos suites de lujo del hotel. A la izda., Espartaco organiza tertulias taurinas en el hotel y Brianda Fitz-James, nieta de la duquesa de Alba, que ha diseñado el pañuelo inspirado en la cúpula del hotel
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