ABC (1ª Edición)

Venezuela vota en los comicios mejor maquillado­s del chavismo

➤Se prevé una alta abstención en unas elecciones regionales marcadas por la inhabilita­ción de opositores ➤La cita electoral fue acordada por el régimen y una parte de la oposición en la mesa de diálogo de México

- YMARÚ ROJAS

El chavismo da pasos firmes en la carrera electoral y parece estar muy seguro de los resultados que podrían darle hoy un giro más en la tuerca que lo mantiene en el poder. Nicolás Maduro prepara otra farsa electoral en unas megaelecci­ones regionales para legitimar su liderazgo y sepultar el de la oposición. Esta vez, el régimen venezolano presume algunos destellos de libertad por la llegada de observador­es y expertos internacio­nales. Pero estas elecciones las vuelve a organizar el Consejo Nacional Electoral (CNE), cuyas autoridade­s fueron elegidas este año por el chavismo a su imagen y semejanza, y arrastran las mañas de rectores anteriores para favorecer al régimen venezolano con resultados truncados y amañados. El chavismo avizora su triunfo en este proceso que no ha dejado de ser cuestionad­o y busca hacerse con el control de la mayor cantidad de entidades.

En las elecciones regionales y municipale­s están en juego 23 estados, 335 alcaldías, 253 consejos legislativ­os y 2.471 concejos municipale­s, para un total de 3.082 cargos, según cifras del CNE. Las autoridade­s del ente electoral dijeron que en estas elecciones compiten 70.244 candidatos de 37 partidos nacionales, de los cuales se reparten 329 aspirantes para las 23 gobernacio­nes, 4.462 para las alcaldías y 65.453 para las asambleas legislativ­as y concejos municipale­s. Desde las elecciones regionales de 2017, el régimen de Maduro controla 18 gobernacio­nes, mientras que la oposición gobernó cinco.

Las triquiñuel­as de Maduro

Las elecciones llegan en un contexto en el que el chavismo y un sector de la oposición democrátic­a se sentaron cara a cara en agosto en una mesa de negociació­n que tuvo lugar en México, y ahí acordaron ir a elecciones. En este nuevo juego, cuyas normas impuso –como de costumbre– el Gobierno de Maduro, la oposición pidió condicione­s para que hubiese garantías y unas elecciones transparen­tes. A cambio, el chavismo solicitó el levantamie­nto de las sanciones internacio­nales.

Maduro cantó algunas promesas para seducir a sus detractore­s y anunció la eliminació­n de los ‘protectore­s de estados’, unas figuras impuestas por el chavismo, que funcionaba­n como gobernador­es paralelos y como contrapode­r en las entidades que ganó la oposición en las elecciones regionales de 2017. Esos ‘protectore­s’ les quitaron competenci­as y manejaron el presupuest­o de las gobernacio­nes de Táchira, Mérida, Nueva Esparta y Anzoátegui, las únicas en manos de la oposición.

El fraude electoral tiene su epicentro además en la inhabilita­ción de actores políticos que critican al chavismo. En febrero, casi 30 dirigentes de la oposición que se concentran bajo la figura del presidente interino, Juan Guaidó, quedaron inhabilita­dos por 15 años para ocupar cargos públicos. La decisión del régimen no fue más que una práctica antigua del chavismo para responder a las sanciones internacio­nales de países que no reconocen a Maduro como presidente legítimo, y una táctica para sacar del juego a potenciale­s rivales.

Maduro ya había echado sus cartas en junio y con ánimos de minimizar a los partidos más influyente­s del país, secuestró las tarjetas de partidos políticos importante­s para la oposición. Los nombres y los símbolos del histórico Acción Democrátic­a y de Primero Justicia les fueron arrebatado­s por el Tribunal Supremo de Venezuela y tomados por disidentes de la oposición que fueron comprados por el cha

vismo. Para el escéptico expresiden­te del CNE, Andrés Caleca, eso fue un giro totalitari­o en el país suramerica­no. «En Venezuela se harán elecciones con (252) presos políticos, con la dirigencia inhabilita­da y luego de que este Gobierno perverso confiscó partidos, que ahora están en manos de unos traficante­s de la política», dice Caleca a ABC.

Posible abstención

La firma Datanálisi­s prevé una participac­ión de 45% de los electores que se encuentran en el país, y ve de forma anticipada que el chavismo se quedará con la mayoría de las gobernacio­nes como hace cuatro años. Luis Vicente León, director de la encuestado­ra, afirma a este diario que la participac­ión puede ser incluso menor cuando el CNE recalcule el padrón electoral: hay votantes inscritos pero que ya no se encuentran en el país y su participac­ión no cuenta. «En términos generales, Venezuela es un país opositor, pero la oposición ha perdido fuerza por la abstención porque ha dicho durante años que votar es ‘malo’ y ‘colaboraci­onista’». En cambio, «los chavistas tienen siempre la disposició­n de votar mucho mayor».

La firma Meganálisi­s coincide con las proyeccion­es de Datanálisi­s. En su última encuesta la participac­ión no llega al 30%. A juicio de Caleca, tradiciona­lmente estas elecciones no generan mucho entusiasmo en los electores por tratarse de autoridade­s locales.

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// REUTERS Preparativ­os para la votación en un colegio de Caracas
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