El invierno en el Ártico es ya 10 grados más caliente que las anteriores mediciones
► Una megaexpedición constata que la banquisa ha empezado a desaparecer
Ocho meses después de terminar la histórica misión ártica del barco de investigación Polarstern, el líder de la expedición Markus Rex pidió ayer en Berlín un amplio apoyo social para lograr los objetivos climáticos cuanto antes, asegurando que «es muy posible que estemos alcanzando ya el punto de no retorno». Los datos son preocupantes: durante el invierno casi todas las temperaturas en la zona fueron diez grados centígrados más altas que durante las expediciones anteriores.
Rex explicó que durante el año que el rompehielos científico ha pasado en el Ártico, ha recopilado datos «a una escala sin precedentes» que ahora están siendo evaluados por cientos de científicos de todo el mundo y que ayudarán a comprender mejor cómo está cambiando el clima y en qué puntos aplicar mas eficazmente las medidas para impedirlo. «Estamos en el proceso de reunir nuestro conocimiento del sistema climático del Ártico, pieza por pieza, a partir de las mediciones», dijo.
Los resultados obtenidos han sido «interesantes, pero también muy preocupantes», aseguró. Entre ellos han comprobado que en la primavera de 2020, el hielo del Ártico se retiró más rápido que nunca en la historia estadística de la que se dispone. Esto, a su vez, ayudó a que el hielo se cerrara mucho más tarde en otoño y el tiempo sin hielo fuera más largo en verano.
El desencadenamiento del punto de inflexión, que lleva irreparablemente a la desaparición del hielo marino de verano en el Ártico, es inminente, advirtió Rex. Esto podría desencadenar toda una cascada, un efecto dominó en el curso del cual se desencadenarían más puntos de inflexión, «que pueden seguir impulsando el calentamiento global a un ritmo más rápido de los esperado».
Un año en un témpano
La ministra alemana de Investigación, Anja Karliczek, que asistía a la presentación, enfatizó una vez más la necesidad de que no solo se endurezcan los objetivos climáticos y que Alemania se convierta en climáticamente neutra en 2045. «También es importante en el futuro sacar cantidades masivas de CO2 de la atmósfera», adelantó, por lo que la investigación sobre este tema debe ser apoyada y ampliada lo antes posible. Karliczek subrayó que la expedición del Polarstern tiene un «significado histórico» y que se trata de una «expedición única». «Nunca antes se habían recopilado tantos datos sobre la situación climática en el Ártico y los primeros hallazgos presentados por el Instituto Alfred Wegener dejan claro cuán grave es la situación y cuán grande es la necesidad de actuar», enfatizó.
En el transcurso de la expedición, extremadamente compleja desde el punto de vista logístico, el Polarstern se dejó conducir a través del Ártico en un témpano de hielo durante un año para poder explorar el invierno en el Polo Norte. Con estaciones de medición e investigación, la tripulación recopiló enormes cantidades de datos directamente sobre el hielo polar, que ahora se están evaluando gradualmente pero que ya sirven para confirmar que «los objetivos climáticos son apropiados y buenos», en palabras de Rex, «ahora es importante que consigamos las mayorías sociales para las medidas concretas». La política y la sociedad están «todavía muy rezagadas» respecto a la realidad que hemos visto en el Ártico y las medidas son «demasiado lentas».
«Únicamente el estudio de los años venideros permitirá saber si todavía podemos salvar la banquisa del Ártico, presente todo el año gracias a una protección del clima, o si ya hemos traspasado ese punto de no retorno», auguró, recordando que «la desaparición de la banquisa de verano en el Ártico es una de las primeras minas en este campo de minas, uno de los primeros puntos de no retorno a los que se llega cuando vamos demasiado lejos en el calentamiento».