El nuevo Gobierno israelí supera el test de la Marcha de Jerusalén
► La protesta ultranacionalista judía en Jerusalén Este se saldó con 33 heridos, pero no provocó un estallido árabe ► Hamás, que hace un mes usó esa convocatoria para lanzar cohetes, se limitó a los globos incendiarios
Ala tercera fue la vencida y miles de ultranacionalistas de Israel, encabezados por los líderes del partido radical Sionismo Religioso, realizaron la Marcha de las banderas que les llevó hasta la Puerta de Damasco. La Policía bloqueó el acceso e impidió que recorrieran el Barrio Musulmán de la Ciudad Vieja y los manifestantes se quedaron en la plaza de entrada bailando y gritando eslóganes como «muerte a los árabes» o «que vuestros pueblos se quemen». El ministro de Exteriores, Yair Lapid, no tardó en condenar la marcha y lamentó que «el hecho de que haya extremistas para quienes la bandera israelí representa el odio y el racismo es abominable e intolerable». Para Lapid resulta «incomprensible que alguien pueda sujetar la bandera de Israel en una mano y gritar ‘muerte a los árabes’ al mismo tiempo» y en su opinión «esta gente es una vergüenza para el país», según declaraciones recogidas por ‘The Jerusalem Post’.
Las palabras del jefe de la diplomacia y futuro primer ministro del país en 2023, fecha en la que Naftali Bennett debe rotar su puesto, significan un cambio radical respecto al discurso de la era de Benjamín Netanyahu. Bennett, que fue líder de los colonos durante dos años, apoyó la celebración de la marcha, pero con un recorrido que no atravesara el Barrio Musulmán para evitar fricciones. Miles de policías blindaron el centro de la ciudad santa y los únicos choques se produjeron varias horas antes de la llegada de los ultranacionalistas a la Puerta de Damasco. Al menos 33 palestinos resultaron heridos, según la Media Luna Roja palestina, y 17 fueron detenidos, informó la Policía.
Cuando los manifestantes judíos llegaron a la emblemática Puerta de Damasco el lugar estaba totalmente vacío, sin ningún palestino cerca y totalmente blindado por las fuerzas de seguridad. Desde allí, tras una hora de celebración y cánticos racistas, subieron hasta la Puerta de Yafa y recorrieron los barrios Armenio y Judío hasta llegar al Muro de las Lamentaciones donde concluyó esta marcha que conmemora la toma de la parte oriental de la ciudad en 1967 con una oración grupal.
Amenaza de Hamás
El gobierno del cambio superó su primera gran prueba. La jornada estuvo cargada de tensión tras las amenazas de Hamás, que no descartó el lanzamiento de cohetes en respuesta a una marcha que calificó de «provocación». El grupo islamista ya lanzó cohetes contra Jerusalén el 10 de mayo cuando esta misma manifestación quedó suspendida en el último segundo por la Policía debido a la fuerte tensión en la ciudad santa. Esta vez en vez de proyectiles, desde la Franja salieron globos incendiarios que causaron varios incendios.
La decisión de Hamás de atacar en mayo fue el primer paso para los once
días de ofensiva que acabaron con más de 250 palestinos, 66 de ellos niños, y 13 israelíes, entre ellos un niño, muertos. Ahora está en vigor un frágil alto el fuego y se negocia para intentar hacerlo duradero. El lanzamiento de globos se había detenido desde el alto el fuego e Israel había amenazado con responder con dureza si se producía de nuevo.
Una vez más se cumple una de las máximas de Oriente Próximo y en el día en el que todo estaba preparado para un gran cataclismo, la jornada discurrió con una aparente normalidad. En el futuro próximo, cuando nadie se lo espere, el conflicto volverá a resurgir con toda su fuerza, como ya sucedió en mayo.
Diputados árabes israelíes, que acudieron al lugar, calificaron la marcha de «provocación». «La única bandera legítima aquí (...) es la bandera palestina. La bandera israelí es un símbolo de la ocupación», declaró el legislador Ahmed Tibi a la agencia France Presse.
Periodo de gracia
Temiendo disturbios, el enviado de la ONU para Oriente Próximo, Tor Wennesland, hizo un llamamiento «a todas las partes para que actúen con responsabilidad y eviten provocaciones que puedan conducir a un nuevo ciclo de enfrentamientos».
La marcha celebrada ayer conmemora el «Yom Yerushalaim» –Día de Jerusalén– el aniversario para los israelíes de la «reunificación» de la Ciudad Santa en 1967. Según el derecho internacional, Israel ocupa ilegalmente esta parte oriental palestina de la ciudad, que también anexionó.
Los organizadores de la marcha la habían reprogramado para el pasado jueves, pero ante amenazas de represalias por parte del movimiento palestino, el entonces gobierno de Benjamín Netanyahu la había pospuesto a este martes.
El lunes por la noche, el nuevo ministro de Seguridad Interior, Omer BarLev, decidió mantenerla pese a las llamadas a suspenderla por parte de diputados árabes israelíes y líderes palestinos. El primer ministro palestino, Mohammad Shtayyeh, advirtió de las «peligrosas repercusiones».
«El derecho a manifestarse es un derecho de todos en democracia», dijo la oficina del ministro israelí. «La Policía está preparada y haremos todo lo que esté en nuestras manos para preservar el delicado tejido de la convivencia», agregó.
En el poder desde el lunes, la nueva heterogénea coalición al frente de Israel liderada por el primer ministro Naftali Bennett (derecha radical) y su socio, el centrista Yair Lapid, puso fin a 12 años consecutivos de Netanyahu en el poder. Y la marcha constituía su primera prueba de fuego. En reacción a la manifestación, facciones palestinas, entre ellas Hamás, llamaron a un ‘día de la ira’ en los Territorios Palestinos para «defender» Jerusalén.
Según testigos, desde la Franja de Gaza, enclave palestino bajo bloqueo israelí, se lanzaron globos incendiarios hacia el sur de Israel, donde los bomberos informaron de una veintena de incendios vinculados a esos artefactos.
Un portavoz de Hamás, Mohamad Hamadeh, dijo que los mediadores que trabajan por un alto el fuego estable con Israel habían «pedido a las facciones de la resistencia que no emprendieran una escalada militar sobre la base de la marcha de las banderas». «Pero todas las opciones están sobre la mesa», añadió.
Los observadores creen que los radicales islamistas palestinos han concedido un tiempo al nuevo Gobierno israelí hasta comprobar su política hacia los territorios ocupados.
El nuevo ministro de Exteriores israelí sobre los manifestantes nacionalistas: «Son una vergüenza para el país»
La Policía impidió que la Marcha penetrara en el barrio musulmán, y la protesta concluyó en el Muro de las Lamentaciones