Las regiones del PSOE más afines a Podemos ya recelan de Iglesias
Moncloa cree que seguirá presionando pero espera que deje de decir «barbaridades»
El desencanto y el enfado con Pablo Iglesias crece en el seno del PSOE. Supera ya las compuertas del Consejo de Ministros y alcanza a las federaciones socialistas que siempre han mostrado una mayor proximidad con Unidas Podemos. No es un secreto que dirigentes como Emiliano García-Page, o un sector del Gobierno, cada vez más grande, están incómodos con Iglesias.
Pero ese malestar alcanza ya a la dirigencia del partido que no forma parte del Gobierno y a los territorios en los que los socialistas siempre han mostrado una mejor relación con Podemos. Que son en su mayoría regiones periféricas y que en algunos casos, comparten gobierno con las marcas moradas de esos enclaves. Así lo ha constatado ABC en las últimas semanas, y a raíz especialmente de sus declaraciones dando la razón a Rusia y negando la «normalidad democrática» en España.
Desde una presidencia regional que cuenta con consejeros de Podemos en su gobierno se censura la táctica de oposición desde dentro del Consejo de Ministros que desarrolla Iglesias: «Eso no es forma de estar en un Gobierno».
Los socialistas ven en los movimientos de Iglesias una estrategia clara para cargarse de argumentos por si en el medio plazo abandona el Ejecutivo. Aunque también hay quien defiende que él quiere permanecer a toda costa tras pisar moqueta. «Es el típico juego de tensar la cuerda. Va probando hasta ver dónde aguantamos. Objetivamente hace daño global a la coalición, pero no sé si no se lo hace más a él mismo que a nosotros. Tensar la cuerda siempre tiene el riesgo de que se rompa», explica un experimentado dirigente de otra región en la que los socialistas comparten Gobierno con Podemos y desde donde se aventura la posibilidad de un cambio de paradigma la próxima semana: «Ya veremos qué pasa en las catalanas», dice.
«Vamos a ver si tras las catalanas mantiene ese tono», apuntan desde otra institución en la que los socialistas se apoyan en Podemos para gobernar y donde no dudan en calificar a Iglesias como alguien «destructivo».
La expectativa de algún cambio de actitud por su parte o de que Pedro Sánchez censure esta estrategia es alta en las filas socialistas. De hecho, la aspiración de que el presidente tuviese mayor autonomía respecto de Iglesias ya se barruntaba en el seno del Gobierno una vez se aprobasen los Presupuestos. Conscientes de que hasta ese momento Iglesias era imprescindible. En La Moncloa, no obstante, insisten en ceñir sus declaraciones al contexto
Tensar la cuerda
Los socialistas creen que Iglesias pone a prueba a Sánchez, que resiste apoyado en los sondeos
electoral, pero sí muestran la esperanza de que después del domingo rebaje su retórica, aunque asumen que no renunciará a seguir escenificando su presión sobre determinadas cuestiones: «Después seguirá, pero esperamos que sin decir barbaridades», señalan. «El contexto electoral nos muestra su naturaleza», dice otro dirigente.
Lo que parece descartado es una ruptura abrupta de la coalición. Sánchez siempre ha considerado que el fracaso abrupto de la coalición perjudica a la izquierda en su conjunto. Y en su entorno se manejan los datos de que el presidente tiene un grado de aceptación entre los electores de Podemos más alto que el de su líder. Mientras, Iglesias es mayoritariamente rechazado entre los del PSOE.
La legislatura
En Moncloa explican que es una tendencia que viene de lejos, desde que Sánchez ganó las primarias del PSOE y desde que con la moción de censura a Mariano Rajoy se desbarató el potencial sorpasso. Pero que se ha consolidado en este año de Gobierno compartido. Un dirigente de otro territorio donde los socialistas gobiernan con Podemos, y muy favorable al entendi
miento entre ambos, manifiesta su malestar por las declaraciones en torno a la disputa con Rusia. Asegura que la estrategia del vicepresidente Iglesias «no es puntual», sino que responde al convencimiento de que «la gestión no le basta». Además de que su apuesta política es convertirse en ‘el pegamento’ de las fuerzas periféricas: «Su opción de seguir siendo influyente es que existan movimientos periféricos fuertes. Por eso siempre compra sus tesis», explica.
Diferentes dirigentes socialistas consultados ven seguro que la legislatura se extenderá como mínimo 2021 y todo 2022, para no ir a las urnas hasta que la pandemia se haya superado definitivamente y con la expectativa de una mejora económica. Y la posibilidad de que el PSOE tenga que acabar la legislatura en solitario es algo que, salvo en el núcleo duro del Gobierno, donde evitan especular al respecto, pocos se atreven ya a descartar. Y recuerdan que no hay mayoría en contra en el Parlamento y que los Presupuestos se han diseñado para absorber los fondos europeos durante varios años.