OTROS CUARENTA
Largo experimento social con las masas obreras de castellanohablantes
Se estudiará cómo fue posible que millones de emigrantes de distintas zonas de España se encontraran, de repente, en regiones cuyos estatutos les convertían en ciudadanos de segunda. En Cataluña, por ejemplo, en cuyas elecciones se habla de las cargas del 1O o de los derechos de los presos, pero no de los derechos de los catalanes cuya lengua materna no es la autóctona, o como dice el Estatuto, la «propia».
Fue la Constitución la que lo permitió. La del 31 era más clara: «es obligatorio el estudio de la lengua castellana». La del 78 también es imprecisa en esto: «debe conocerse», lo que permitió la normalización y los programas de inmersión lingüística que eliminaban el español del sistema educativo. El derecho del niño cedía al derecho del territorio.
El 78 tiene bases lingüísticas. Teorías supuestamente científicas que permitieron importar, agravada, la inmersión canadiense. Un experimento social con la gaseosa de las masas obreras de la España meridional. Tan inconsistente que los argumentos aquí han ido cambiando. Al principio era importante escolarizar al niño en la lengua materna, luego ya no; el ideal bilingüismo cedió al monolingüismo.
Cuando las razones «científicas» se agotan queda el encogimiento de hombros: es para compensar 40 años de franquismo, se dice. Podría discutirse si hay que compensar a la burguesía catalana de aquello que disfrutó, pero han pasado ya otros 40 años de normalización. ¿Cuándo llegará la situación «normal» en que no sea necesario vulnerar los derechos de nadie?
Los efectos de esto serán incalculables, pero hay perdedores muy concretos: los castellanohablantes de bajo nivel económico. Su mayor fracaso escolar no es socialmente relevante. No lo es para la izquierda, que permitió la imposición linguïstica. El nacionalismo, a cambio, aprobó sus leyes educativas. El resultado es una pedagogía progresista de la autorrealización, en la que el niño ha de expresarse a sí mismo, pero... en una lengua que no es la suya. Parece un poco contradictorio, pero aún lo es más el PSC.