Zidane hace de la necesidad virtud con el 3-4-3
Trabajada victoria del Real Madrid contra un flojo Getafe que se fue sin ocasiones. Los blancos cambian el sistema y salvan el trance de las bajas
Para reaccionar a las muchas bajas, Zidane siguió con el esquema con el que terminó en Huesca: tres centrales y Marcelo y Marvin en las bandas. La posición de Marcelo no era tanto la banda como la de diez, quedando la cal para las carreras iniciales de Vinicius, que suele ser la primera opción del equipo hasta que empieza a desvanecerse como un fenómeno celeste fugaz y decepcionante.
La clase de Marcelo era lo más real en el juego del Madrid, lo más confiable. El fútbol se concentraba por la banda izquierda y alguna vez se evacuaba hasta la derecha, donde un Marvin en completa soledad pudo soltar un par de centros.
El peligro del Madrid, cuando lo tuvo, llegó por el balón parado, especialmente en un remate de cabeza al palo de Benzema.
El Madrid estaba en el cerocerismo. En ese punto conseguido de solidez de la última Liga. El rival no existía, era muy difícil que sorprendiera. Había tres defensas más Casemiro.
Con el cerocerismo asegurado, faltaba el gol. La mejor ocasión llegó en el 37, un tiro de Modric que paró Soria tras la asistencia de Marcelo, que a su manera asumió la maneja ausente de Modric.
Desde la grada (estaba sancionado), Bordalás veía su obra hablando por teléfono. El Getafe no parecía la máquina humana, el testudo romano de otras veces. Es curioso que hasta en el cubículo de la grada, Bordalás daba sensación de resolución. A medida que convierten el fútbol en algo soporífero, los entrenadores van exagerando la sensación de hiperactividad. Viven cada vez más arrebatadamente un fútbol que a los demás nos resulta crecientemente soporífero. ¿Es una estrategia para publicitar sus creaciones tácticas o es que van absorbiendo todo el disfrute del fútbol? Los ajedrecistas piensan mucho y no se mueven del sitio.
El que ayudó a Marcelo a mover al Madrid fue Asensio, que entre líneas dio un gran pase a Benzema. Vio su espacio e inventó el del compañero. El Madrid, ya en la segunda parte, quería aumentar su ritmo de juego, sin conseguirlo del todo y mostrando, además, los primeros espacios defensivos. Marvin
se había retirado con molestias y la banda derecha quedaba para Vinicius, que antes de poder sufrir como carrilero brilló como extremo poniéndole un pase a la cabeza de Benzema, de nueve ejerciente. El abrazo que le dio al asistente parecía restablecer la confianza entre los dos.
El Madrid, con el gol ya conseguido, pudo disfrutar de su firmeza. Mendy se decidió a subir y Marcelo le devolvió la pelota con un gran pase desde la banda que el lateral remató en el 2-0.
Benzema apareció cada vez más y su clase, como la de Marcelo, la agra
decía aún más un equipo rehecho, correoso, más bien de circunstancias. Casemiro se liberaba como «box to box» y Asensio mejoraba en zonas interiores. Mejor ahí que en los extremos, lugar de duelista que no parece ir con su temperamento.
Bordalás movió y cambió todo lo movible, pero sin efectos. El Madrid fue inconmovible y Courtois no tuvo que flexionar.
Cosas nuevas
Mover el sistema tenía efectos positivos para Zidane. Muchos jugadores hicieron cosas nuevas o desacostumbradas: Mendy hizo de central y marcó, Marcelo se sintió útil como 10, Asensio como 7, Casemiro se descolgó al ataque y hasta Vinicius, poco brillante, se hizo pasador desde la derecha. Además de eso, se reforzó la ética solidaria del cerocerismo que le dio la Liga al Madrid la temporada anterior. El Madrid daba sensación de agotamiento y estos cambios, obligados, casi desesperados, han renovado algunas cosas. También han añadido tres castillistas a la rotación. La sensación general es buena, aunque las lesiones acechan (Marcelo también dejó el campo renqueante).
Zidane ha hecho de la necesidad virtud con la defensa de cinco.
Marcelo, de 10 El lateral contribuyó con sus acciones de clase en el ataque. Se retiró con molestias al final
Benzema aparece El delantero remató al palo primero y luego consiguió el gol de cabeza. Magistral