«Sentir ese dolor me ha hecho más fuerte»
La pandemia ha reavivado el interés por los nacimientos domiciliarios
Desde que Mawi Durán, reportera y presentadora, supo que estaba embarazada, tuvo claro que quería alumbrar a su hija en casa. «Vi un parto en un hospital y me aterrorizó», confiesa. «Para mí, el nacimiento allí se medicaliza sin necesidad. Si hay algún riesgo hay que ser responsable e ir a un centro sanitario. Pero yo quería tener a mi bebé de la manera más natural posible y se daban las condiciones necesarias», añade. Su hija, Danae, llegó al mundo hace apenas un mes en su domicilio ibicenco, ayudada por su padre y un par de matronas. En 2019, 815 niños, según datos del INE, nacieron en sus casas en partos asistidos por personal sanitario, una minoría respecto a los 306.567 que lo hicieron en el hospital.
En España, la Seguridad Social solo cubre el parto en un centro hospitalario. Nacer en casa, por tanto, no es barato.
De hecho, el coste suele superar los 2.000 euros. «A mí me siguieron las matronas del hospital y las de casa. No tuve miedo en ningún momento, el cuerpo sabe parir y el bebé nacer. Además, yo hice un trabajo emocional previo y me informé al máximo.
Nos han metido una idea hollywoodiense de lo que es un parto», admite.
Las matronas, cuenta, la acompañaron también durante las más de 14 horas que duró el parto de Danae. Estar en casa, tranquila, con su pareja, su música y sus aceites esenciales le ayudó a crear un entorno tranquilo y seguro para ella. Contó con un columpio para estirarse y sobrellevar las contracciones y una piscina donde nació la niña. No hubo ni epidural ni instrumentación. «Es el dolor más fuerte que he sentido, parece que te rompes, pero se va. El sufrimiento forma parte de la vida. Sentirlo me ha empoderado y me ha hecho muy fuerte», subraya Durán.
Prejuicios
«Las matronas intervinieron cuando la bebé empezaba a bajar por el canal de parto y me apoyaron cuando cogí a la niña del agua. Mi pareja me acompañó y me sostuvo en todo momento. Creo que el parto es un trabajo de los tres», recuerda. «Y di a luz sin desgarrarme nada». Parir y colgar en pocas horas una imagen perfecta en redes sociales, señala, no es lo natural. De hecho, esta treinteañera cree esencial dar al cuerpo el tiempo necesario para recuperarse y cumplir con el puerperio. Durante este, ella dejó a su bebé unida a la placenta por el cordón umbilical hasta que este se desprendió solo.
Su familia, al principio, intentó convencerles para dar a luz en un centro sanitario. «Si pasaba algo teníamos la maleta lista. Y vivimos cerca de un hospital. Sé que un parto se puede complicar, pero yo confiaba en que iba a salir bien», plantea Durán.
Aunque no es el caso de esta presentadora, la pandemia ha reavivado también el interés en este tipo de partos naturales. Ante esta dicotomía, los ginecólogos recuerdan que incluso un nacimiento de bajo riesgo puede presentar problemas graves en cuestión de minutos. Desde la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) se manifestaron hace ya cuatro años en contra de esta práctica. «Dar a luz en tu domicilio es jugártela», afirmó entonces su presidente, Txanton Martínez-Astorquiza.
Entre las matronas, en cambio, hay diversidad de opiniones. «Hay muchos mitos y prejuicios sobre el parto en casa. Elegir dónde dar a luz es un derecho que todos los estados deberían garantizar. Varios estudios dicen que en mujeres de bajo riesgo (sanas, con un embarazo normal, acompañadas por matronas y con un hospital cerca) son igual de seguros para el bebé y más seguros para las madres, porque hay menos probabilidades de intervenciones, partos instrumentados, episotomías...», relata Laia Casadevall, matrona especializada en partos a domicilio, que acaba de publicar ‘Guía para un embarazo consciente’, un libro que reivindica la importancia de «vivir todo este proceso con confianza en tu cuerpo, teniendo la información adecuada para poder tomar decisiones».
«A veces, se trata a las mujeres de una forma muy paternalista e infantilizada», lamenta Casadevall. «Es muy diferente vivir el parto desde la desinformación y el miedo a sentirse protagonista. De eso depende muchas veces la salud mental del posparto», concluye.
Diferencias Los ginecólogos creen que dar a luz en casa es «jugársela», pero muchas matronas lo defienden