Putin y Erdogan acuerdan renunciar a la ofensiva sobre Idlib
Deciden crear en la provincia siria una zona desmilitarizada y sin yihadistas radicales
Los presidentes ruso y turco, Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan, se reunieron ayer durante más de cuatro horas en la ciudad balneario rusa de Sochi para consensuar una solución que permita acabar con el último bastión yihadista en Siria, la provincia noroccidental de Idlib, pero sin provocar una masacre entre los civiles ni una estampida de refugiados. Y, según Putin, se logró un acuerdo que consistirá en crear una «zona desmilitarizada» de separación entre las tropas sirias y la oposición armada antes del 15 de octubre.
En la breve comparecencia de los dos jefes de Estado, sin preguntas de la prensa, Putin explicó que de la «zona desmilitarizada» deberán salir «todos los insurgentes radicales como el Frente al Nusra» (Al Qaida). La franja tendrá «una anchura de 15-20 kilómetros», prosiguió el jefe del Kremlin, y estará patrullada por tropas turcas y destacamentos de la «policía militar» rusa. Así mismo, de la zona de separación deberá ser retirado desde el 10 de octubre todo el armamento pesado, como tanques, lanzaderas de misiles, piezas de artillería y morteros. El ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, aclaró que tal acuerdo «significa que el Ejército sirio no llevará a cabo la ofensiva contra Idlib», por el momento. Lo acordado incluye restablecer el transporte por carretera entre Alepo y las localidades de Latakia y Hama antes del fin de 2018.
Idlib está controlada en un 60% por Hayat Tahrir Al Sham, grupo del que forma parte la antigua rama del Al Qaida en Siria. Pero hay también grupos armados afines a Turquía, además de 12 puestos del Ejército turco en misión en el marco de los acuerdos de creación de zonas de «desescalada».