Íntimo ayudante del general De Gaulle
En el 68 fue de los pocos que mantuvieron la calma y evitaron el derrumbe de De Gaulle
El destino ha otorgado vida suficiente al vicealmirante François Flohic para presenciar la conmemoración de los acontecimientos de mayo de 1968 que vivió en primera línea en su condición de ayudante naval del general Charles de Gaulle, a la sazón presidente de la República; y sobre todo para volver a ofrecer su testimonio a historiadores y periodistas, a los que siempre aportó datos y aclaraciones, siendo sus únicos límites los impuestos por la elegancia de la discreción. En una de sus últimas entrevistas, corroboró que De Gaulle pensó que las revueltas no eran más que «un alboroto estudiantil algo exagerado». El transcurso de los acontecimientos demostró que este análisis presidencial era erróneo. El marino añadió que De Gaulle era «un estratega fuera de lo común, pero también un gran ciclotímico con apogeos luminosos y momentos de grandes dudas».
Esto último lo pudo comprobar a finales del fatídico mes, cuando Francia estaba paralizada no solo por los estudiantes y por las huelgas masivas en los principales sectores económicos. De no haber sido por el temple del primer ministro Georges Pompidou, se hubiera producido un vacío de poder en Francia, con un presidente desbordado por los acontecimientos y unos asesores invadidos por la zozobra. En el Elíseo, Flohic y el diplomático Xavier de La Chevalerie, director del gabinete presidencial, fueron de los pocos que mantuvieron la calma y evitaron el derrumbe anímico de De Gaulle.
No del todo: a primera hora de la mañana del día 29, el mandatario ordenó a Flohic embarcarse junto a él, su esposa Yvonne y un escolta en un helicóptero militar. El ayudante naval no sabía adonde iban, ni se atrevió a preguntarlo. A trompicones llegaron a Baden-Baden, sede de las Fuerzas Francesas en Alemania, cuyo comandante era el general Jacques Massu, a quien De Gaulle pidió consejo. Massu logró –nunca se supo del todo cómo: circulan varias versiones al respecto– levantar el ánimo del presidente. Durante el trayecto de vuelta, De Gaulle permaneció en silencio, y sólo después de llegar a su finca de Colombey, deslizó a Flohic sus primeras confidencias. Al día siguiente, retomó el control de la situación mediante un abrupto discurso en el que anunció la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas.
Flohic siguió en el Elíseo hasta abril de 1969, fecha de la dimisión de De Gaulle, quien le designó para acompañarle durante su largo viaje de desconexión a Irlanda: la posición de Flohic como confidente quedó así consolidada. Después, Flohic se reincorporó a la Armada, asumiendo, hasta su pase a la reserva en 1977, los cargos de comandante del portahelicópteros Jeanne d’Arc, de la Escuela de Suboficiales Navales y de Agregado Militar en Gran Bretaña. En 1940 fue de los primeros guardiamarinas que se unieron a la Resistencia y participó en la Batalla del Atlántico en los convoyes aliados hacia la URSS y en el Desembarco de Normandía. JOSÉ MARÍA BALLESTER ESQUIVIAS