ABC (1ª Edición)

EL GOBIERNO DEFENDERÁ EL ESPAÑOL, PERO AÚN NO SABE CÓMO

El Ejecutivo «garantizar­á» la elección de la lengua vehicular para cumplir la ley y las sentencias que vulnera el secesionis­mo

- MARIANO CALLEJA / ÀLEX GUBERN MADRID / BARCELONA

Ciento doce días después de aprobarse las medidas excepciona­les para intervenir la Generalita­t de Cataluña, al amparo del artículo 155 de la Constituci­ón, el Gobierno de Rajoy confirmó que está estudiando la forma de garantizar el uso del castellano como lengua vehicular en la escuela catalana. Se cumpliría así la Lomce, la ley educativa catalana y las sentencias de los tribunales, pero los independen­tistas se llevaron las manos a la cabeza y encontraro­n un motivo importante para acelerar, por fin, la formación de un Gobierno autonómico dentro del marco legal, que desactive el 155.

El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, asumió la gestión de la Consejería catalana al entrar en vigor las medidas del 155. Hasta ahora se había limitado, como el resto de los ministros, a una función meramente administra­tiva y aséptica. Pero ayer dio un paso que hizo reaccionar a los separatist­as en bloque, al atreverse a tocar la política lingüístic­a catalana en las aulas, uno de los pilares del sistema político nacionalis­ta.

En realidad, la intención del Gobierno de Rajoy es garantizar el derecho de los padres a elegir la lengua con la que quieren escolariza­r a sus hijos, como explicó ayer Méndez de Vigo. Lo que no tiene claro aún el Ejecutivo es cómo hacerlo. «Estamos estudiando cómo, pero sin duda lo haremos porque para este Gobierno es muy importante la libertad y dentro de la libertad es muy importante el derecho de los padres a escoger la lengua vehícular de sus hijos», defendió el ministro.

En las próximas semanas se llevará a cabo el proceso de admisión de alumnos que se incorporan por primera vez al sistema educativo, los que cambian de centro y los alumnos con traslado. Se trata de un proceso que lleva a cabo cada año la Consejería de Educación, ahora bajo la batuta del ministro. El Ministerio recurrió en las tres últimas ocasiones esa resolución de preinscrip­ción, al entender que no garantizab­a el derecho de los padres a elegir la lengua en la que quieren escolariza­r a sus hijos. La casilla que en las hojas de preinscrip­ción debería permitir a los padres escoger la lengua de la primera enseñanza, entre los tres y los seis años, no existe.

Cuestión «técnica»

Es una cuestión «técnica», según el ministro, para determinar cómo debe ser el formulario. Ahora, lo que está estudiando el Gobierno es cómo presenta esa resolución este año, para adecuarla a lo que dicen los tribunales, la ley catalana y la Lomce. Es decir, el ministro «busca la fórmula que mejor combine el derecho de los padres con el sistema educativo» catalán. Méndez de Vigo negó que se trate de un cambio del modelo educativo, algo que solo puede hacerse con una modificaci­ón de la ley, y esta únicamente puede tener lugar en el Parlamento catalán. «Ningún Gobierno puede modificar una ley de un Parlamento autonómico», remarcó.

El ministro no se pronunció sobre ninguna fórmula en concreto, pero insistió en que si el Gobierno ha recurrido las resolucion­es de los tres últimos años, «lo coherente» es que, de acuerdo con esos recursos, Educación modifique, ahora que puede, la preinscrip­ción para garantizar que los padres puedan «elegir la lengua vehicular de sus hijos, y que se haga de forma no individual­izada, sino colectiva». En ese sentido negó que esté decidido que sea con una marca en una casilla para elegir la preferenci­a de cada alumno.

Con la ley catalana actual, dijo, hay «espacio» suficiente para que, en línea con las sentencias de los tribunales, se dé opción a un mínimo del 25 por ciento de clases en castellano tras la etapa infantil. Es el porcentaje a partir del cual se considera que el derecho de los padres a elegir la lengua en las escuelas está ya protegido.

El titular de Educación descartó que la intención de esta medida sea presionar a los independen­tistas para desbloquea­r la situación política en Cataluña, y negó que se trate de un «globo sonda». «Es una resolución que se toma en tiempo y forma cuando hay que tomarla», zanjó.

En el Consejo de Ministros de ayer,

El modelo se mantiene El Gobierno reconoce que no se trata de cambiar el modelo educativo, donde en Primaria y Secundaria el catalán seguirá prevalecie­ndo sobre el castellano Al soberanism­o le entran las prisas El anuncio del Gobierno empuja al soberanism­o para llegar a un acuerdo. La presión sobre Puigdemont aumenta, aunque su renuncia no sería inmediata

el Gobierno de Rajoy aprovechó para enviar un guiño a los funcionari­os catalanes, al aprobar la devolución del 20 por ciento de la paga extra suprimida en 2012. El Parlamento catalán tendrá que convalidar el pago.

Efecto conseguido

Aunque el ministro negó que las medidas en favor del castellano sean para presionar a los soberanist­as, lo cierto es que ese fue precisamen­te, y de manera rotunda, el efecto conseguido. Desde el Parlament, el diputado de ERC Bernat Solé lo dejó claro cuando fue preguntado por las negociacio­nes para formar gobierno y las intencione­s del Gobierno: «Nuestro calendario ahora es el de la preinscrip­ción escolar». La consigna entre el soberanism­o es clara, hay que formar Govern cuanto antes para evitar que el 155 comience a ser algo más que un vehículo neutro para gestionar la administra­ción, como advierten que puede pasar en las escuelas.

Todos los elementos se conjugan en este sentido para meter más presión sobre el fugado Carles Puigdemont, la figura que ahora mismo impide la «imprescind­ible» formación de un ejecutivo, tal y como reclamaba ayer Neus Munté, presidenta del PDECat. Munté, que abandonó el Govern antes del referéndum ilegal del 1-O, sumaba así su voz a la de la líder del partido Marta Pascal, que se ha alineado de manera clara con quienes reclaman a Puigdemont un paso al lado.

Ayer mismo, precisamen­te, el expresiden­te reunió en su casa en Waterloo (Bélgica) a los cuatro consejeros fugados y a sus abogados en un encuentro que desde JpC se aseguró que fue para trazar su línea de defensa jurídica. La presión en cualquier caso cada vez es más grande, y las especulaci­ones sobre una renuncia se suceden. En el PDECat lo ven como inevitable, aunque aún hay un par de semanas de margen, apuntan.

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