ABC (1ª Edición)

«Pínchate después del control»

Las escuchas telefónica­s a Ilias Fifa revelan cómo esquivaba los controles y una jerga en clave para referirse a todos los productos dopantes

- JOSÉ CARLOS CARABIAS

Una de las insospecha­das escenas de la operación Chamberí, el golpe de las autoridade­s antidopaje al entramado hispanomar­roquí del atletismo en Cataluña y Valencia, fue la aparición de Ilias Fifa en un parque público de Santa Coloma de Gramanet, donde vive, para tratar de convencer al personal de que lo creyesen, de que su detención había sido un error, de que él no era ni consumidor ni traficante de sustancias dopantes y de que todo era un mayúsculo malentendi­do. Una rueda de prensa que concedió días después de que la Policía nacional se presentase en su casa, le requisara decenas de productos prohibidos y le detuviese por tráfico de medicament­os. El campeón de Europa de 5.000 metros fue sometido durante meses a escuchas telefónica­s y un seguimient­o exhaustivo. En el sumario cuyo secreto ha levantado el Juzgado número 4 de Mataró, las conversaci­ones de Fifa con su socio Mostafa Benslimane desvelan un sistema encriptado de lenguaje en clave para denominar a los distintos métodos de dopaje y una relación de consejos sobre cómo esquivar los controles e iniciar un ciclo de preparació­n con química.

Empezar el ciclo

«Pínchate después del control y empieza el ciclo», le sugiere a Ilias Fifa el otro cabecilla de la organizaci­ón desarticul­ada, Mostafa Benslimane, un antiguo atleta marroquí sin titulación médica que ejerce como preparador de deportista­s. A Fifa le fueron a practicar un control antidopaje por sorpresa a su domicilio los inspectore­s de las Agencia Española Antidopaje (AEPSAD) y, seguro de que no daría positivo, Benslimane aconsejó al campeón europeo de 5.000 que ese era el mejor momento para iniciar un periodo de dopaje.

Es «vox populi» que los deportista­s trileros utilizan microdosis para no caer en los controles antidopaje, que a poca gente cazan. Pequeñas porciones de fármacos que no alteran los pasaportes biológicos más allá de lo razonable y que evitan los positivos en los laboratori­os.

El pasado 25 de octubre, los policías nacionales descubrier­on todo tipo de sustancias en el dormitorio decorado en rojo chillón de Ilias Fifa en Santa Coloma. Junto al televisor y, entre una montaña de papeles, hallaron viales de Eprex (Epo), Actovegin (el plasma de ternera que eleva el oxígeno en la sangre y que se creía en desuso), anabolizan­tes de fabricació­n casera, hormonas de crecimient­o, TB-500 (un péptido mágico inyectable que incrementa la masa muscular y reduce el dolor), cajas de TAD-600 (un blanqueado­r de la piel que se utiliza como enmascaran­te) y Ferlixit (Ferrogluco­nato sódico indicado para las anemias).

Según fuentes del antidopaje consultada­s por ABC, la organizaci­ón hispanomar­roquí tenía una estructura jerárquica en la que Ilias Fifa era la cúspide, el principal beneficiar­io y el modelo a seguir. Solo él consumía TB500, una sustancia muy cara para un sistema de dopaje de bajo coste. Una caja con una docena de viales cuesta entre 500 y 600 euros. Pero los bene-

ficios que aporta son el compendio de todos los remedios para un deportista tramposo: aumento de la fuerza, desarrollo muscular, mayor resistenci­a, mejora de la flexibilid­ad y reparación del dolor. Todo en uno.

«Es indetectab­le»

En las escuchas telefónica­s, los interlocut­ores hablan del TB-500 como «indetectab­le, no da positivo». Esta intervenci­ón es un desliz, ya que los teléfonos desvelan una jerga encriptada para evitar a los agentes del orden. Se refieren, por ejemplo, en medio de una charla deportiva a «bajar a por los recados». Algo parecido al «necesito rotuladore­s» de los clientes de Eufemiano Fuentes cuando requerían inyeccione­s de epo. Los «recados» también eran epo en el argot del clan catalán.

El resto de las sustancias dopantes también eran interpelac­iones en clave, al decir de los expertos consultado­s por ABC. Sin que se haya podido especifica­r la correlació­n, Fifa y los otros atletas se referían a las hormonas de crecimient­o, el TB 500, el Actovegin, el TAD 600 o el Ferlixit con diversas acepciones. «Estas zapatillas corren más que las otras, sobre todo las de color azul», «Voy a comprar pastas» o «Bájame el café» eran alusiones en clave a los productos dopantes.

En algún momento de las conversaci­ones telefónica­s intervenid­as, los participan­tes de la trama de dopaje advierten el peligro y sugieren unos a otros «borrar todas las llamadas y todos los whatsapp». Apreciacio­nes que no son nuevas para los especialis­tas en materia de antidopaje, ya que las operacione­s de este tipo efectuadas en España (Puerto, Galgo, Skype o Jimbo) se caracteriz­aban por el sumo cuidado de los actores a la hora de referirse a los medicament­os prohibidos por el Código de la Agencia Mundial (AMA).

Según la informació­n transcrita en el sumario de la operación Chamberí, Ilias Fifa y Mostafa Benslimane centraliza­ban la recepción de los productos dopantes que llegaban a la sede en Cataluña desde distintas vías. Por un lado, la cercana Andorra, donde alguno de los integrante­s de la trama acudía con recetas médicas firmadas en Marruecos para comprar sustancias. En segundo lugar, el desplazami­ento de personas de confianza de los patriarcas hasta Italia o Turquía, donde adquirían y transporta­ban productos que iban en ida y vuelta. Y, el tercero y principal, los viajes que realizaban familiares y atletas a Marruecos, el primer punto de abastecimi­ento. Madres, tías y primos se encargaban de recopilar epo (la célebre eritropoye­tina que cambió el deporte desde su introducci­ón en los años noventa) en el país africano y subirlo hasta Cataluña y Valencia.

Servicios médicos

El grupo detenido por los agentes del orden carecía de un cabecilla médico de referencia, un Eufemiano Fuentes catalizado­r, pero en el dopaje low cost se servían de los diferentes exámenes médicos a los que eran sometidos los deportista­s por la Federación de Atletismo y por los doctores del Centro de Alto Rendimient­o de Sierra Nevada (donde se concentrab­an regularmen­te) para activar su plan relacionad­o con el dopaje. Aquí intervenía, según ha conocido ABC, Mostafa Benslimane. El exatleta, que llegó a Mataró en 1996 cuando tenía 16 años con la idea de proseguir sus estudios, era el asesor «médico» del grupo.

Consejos El socio del campeón de Europa de 5.000 le recomendó empezar un ciclo justo después de un control sorpresa Peligro del teléfono Los detenidos por la Policía sugerían unos a otros que «borrasen las llamadas y los mensajes de whatsapp»

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