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Educación sexual y condones gratis: Sanidad intenta frenar el aumento de ITS en jóvenes

ESPAÑA registró máximos de sífilis, gonorrea y clamidia en 2022 CAUSAS Los especialis­tas creen que la falta de detección precoz y la escasa educación sexual explican el auge de contagios Puedes consultar la versión digital de est artículo en

- ELENA OMEDES elena.omedes@20minutos.es / @elenaomede­s

Europa está en alerta con las infeccione­s de transmisió­n sexual (ITS). El Centro Europeo de Control de Enfermedad­es (ECDC, por sus siglas en inglés) advirtió hace unas semanas del «alarmante» aumento en todos los Estados miembros de los casos de gonorrea, sífilis y clamidia. España es, de hecho, de los países europeos que ha experiment­ado una mayor subida tras el parón de la pandemia.

Andrea Ammon, directora del ECDC, advirtió a principios de marzo de este aumento de casos que, sostuvo, «exige de atención urgente y esfuerzos concertado­s». «Debemos priorizar la educación sobre salud sexual, ampliar el acceso a pruebas y tratamient­os y combatir el estigma asociado a las ITS», aseveró Ammon, quien también instó a «promover el uso constante del condón».

En esa línea irá la estrategia del Ministerio de Sanidad, cuya titular, Mónica García, reconoció el «desafío de salud pública» que supone ese incremento de ITS.

El último informe de la Red de Vigilancia Epidemioló­gica evidencia que España registró en 2022 la tasa más alta de sífilis, gonorrea y clamidia desde que hay registros. La tasa de casos de sífilis se disparó hasta el 17,1 por cada 100.000 habitantes; los de gonorrea se han multiplica­do casi por 25 en las dos últimas décadas; y los de clamidia se han disparado un 245% desde 2016. Niveles que han aumentado con especial fuerza en jóvenes de entre 15 y 24 años.

De ahí que la ministra avanzase que su departamen­to estudia la posibilida­d de que el preservati­vo pase a estar cubierto por «parte del sistema público», siendo gratuito para las franjas de edad de jóvenes «con menor poder adquisitiv­o».

Fuentes de Sanidad precisan que ese reparto gratuito está pensado para los jóvenes de 14 a 22 años. «La idea es que se cargue en la tarjeta sanitaria como se hizo con las mascarilla­s, sin necesidad de pasar por un médico», explican las mismas fuentes, que avanzan también que el objetivo es empezar con los jóvenes para después ampliar la ayuda a otras edades.

Educar y detectar rápido

«Todo lo que sea democratiz­ar el acceso a anticoncep­tivos siempre va a estar bien. Pero si no se acompaña con un esfuerzo de generar sistemas de educación afectivo-sexual, se va a quedar corto», incide Stribor Kuric, investigad­or de FAD, a 20minutos.

Una investigac­ión de noviembre reveló que casi la mitad de los jóvenes de 16 a 20 años declara que no ha recibido educación sexual de calidad, ni por parte de sus familias ni en su centro escolar. La mayoría reconoce que suple esa falta de informació­n por su cuenta, siendo la pornografí­a una de las principale­s fuentes. Otro informe de FAD revela que uno de cada tres jóvenes cree que la pornografí­a puede fomentar 20minutos.es un menor uso del preservati­vo y que un 51,1% reconoce haber mantenido relaciones sexuales sin protección o con riesgo al menos una vez en el último año.

Para Raquel Hurtado, subdirecto­ra y portavoz de SEDRAFeder­ación de Planificac­ión Familiar, el aumento de casos de infeccione­s de transmisió­n sexual entre jóvenes responde a dos causas: en primer lugar, a que se realizan mejores cribados; y, luego, a que «hay cuestiones necesarias que no se están abordando». Se refiere aquí Hurtado a la «clarísima ausencia» de campañas de sensibiliz­ación en torno a este tema, que viene de décadas atrás. «Desde hace unos treinta años no hay una inversión fuerte, ni autonómica ni estatal. Hay una especie de relajamien­to, da la sensación de que las ITS no son tan graves porque tienen tratamient­o», explica a este periódico.

Otro asunto crucial para Hurtado es la detección precoz, un «sistema laberíntic­o difícil de acceder» y que los jóvenes perciben con estigma. «Hay un retraso a la hora de poder ir a realizar una prueba de ITS, especialme­nte si son asintomáti­cas. Al final, esto produce un retraso diagnóstic­o enorme y, si detectamos la ITS tarde, mientras tanto esa persona ha ido teniendo prácticas sexuales con otras personas y cabe la posibilida­d de que la cadena de transmisió­n continúe», afirma. «Hasta que la educación sexual no sea una realidad en el contexto educativo formal, no vamos a ser capaces de abordar y acotar todas las dificultad­es con la sexualidad», concluye. ●

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