20 Minutos Madrid

Helena Resano Su sueño la ha cansado

- Helena Resano es periodista

Año y medio al frente de la Corona. Año y medio como reina. Y Camila ha necesitado un descanso. Su pre- decesora, la reina Isa- bel II, estuvo 70 años al frente de la corona y sus descansos, los pocos que se permitía tomar, los hacía dentro del país. Es más, dos días antes de morir recibió en Balmoral a la entonces pri- mera ministra. De pie, con evi- dentes síntomas en su mano de que no estaba bien, llevaba unos días con una vía puesta y los moratones la delataban. Dos días antes de morir seguía tra- bajando. Ella sabía que la co- rona es un peso enorme, una responsabi­lidad de la que no puedes tomarte vacaciones. De ella dependía la continuida­d de una institució­n que cada vez se percibe como más alejada de la vida real de la gente.

Supongo que si viera cómo es- tá ahora mismo la familia real británica, lo del annus horri- bilis se quedaría muy corto. La familia real está descabezad­a: con el rey tratándose de un cán- cer, con su heredero pendiente de su mujer –de la que poco se sabe sobre cómo va su recupe- ración y de la que cada día suena un nuevo rumor– y con otro hijo exiliado.

Solo los hermanos del rey Carlos, los que no han sido apartados del núcleo duro, Eduardo y Ana, siguen ejerciendo sus labores de representa­ción. Pero Camila... Camila no ha sido educada en esa disciplina monárquica y, a ella, la corona la ha agotado.

Suena tan ridículo, discúlpenm­e, que es difícil de justificar. El comunicado que se ha emitido es que, animada por su marido y ante la eventualid­ad de haber tenido que asumir más eventos de los programado­s en su momento (son 15 eventos más, ni uno más ni uno menos), ha decidido marcharse a un destino de sol y de playa. Vamos, que se ha cogido unas vacaciones. De todos, incluido de su trabajo que no es un trabajo cualquiera: su matrimonio con Carlos la ha llevado directamen­te al trono, con todos los privilegio­s que eso conlleva, y también obligacion­es.

Y parece poco inteligent­e que, precisamen­te en este momento, con la monarquía británica cuestionad­a, con un reinado que no se ha consolidad­o (no ha podido, solo lleva año y medio), con media familia de baja –unos por enfermedad, otros porque se han autoexclui­do–, ella, la única que debía mantener la institució­n un poco bajo control, decida irse. Irse encima del país. Porque sol y playa en el Reino Unido, a estas alturas del año, poco. Al menos la reina Isabel se cogía un tren desde Londres y se iba a Balmoral.

Está claro que las monarquías necesitan ser mucho más hábiles en todos sus movimiento­s si no quieren desaparece­r. En un momento en el que la gente está cansada, que hay hartazgo por una clase política aburguesad­a, alejada de la realidad, que la monarquía actúe así, caprichosa­mente, suena a chiste.

Camila quiso ser quien es hoy. Lo peleó. Estuvo ahí años esperando. Y ahora parece que el sueño la ha agotado. ●

La reina Isabel II sabía que la corona es una responsabi­lidad en la que no hay vacaciones

El matrimonio de Camila con Carlos la ha llevado al trono, con todos los privilegio­s y obligacion­es

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