FUTURO CON AROMA A CAFÉ Y AUTISMO
El nuevo taller de cafetería en uno de los colegios especiales de Aucavi es fuente de aprendizaje para sus alumnos con TEA
Dos días a la semana, cuatro alumnos del colegio de Educación Especial Aucavi Sur se preparan para ser camareros. Con edades comprendidas entre los 18 y los 20 años, discapacidad intelectual y autismo (del que ayer se celebró su Día Mundial), acuden regularmente al taller de cafetería, uno de los proyectos más nuevos y exitosos del centro.
Con 54 alumnos comprendidos entre los 3 y los 21 años, Aucavi Sur es uno de los seis colegios especiales específicos para autismo que existen en la Comunidad de Madrid. El objetivo, como explica Ana Cogolludo, orientadora de Aucavi Sur y coordinadora de las viviendas de Aucavi, «es que adquieran herramientas para que puedan acceder a algún trabajo remunerado. Quizás no puedan estar 40 horas a la semana en una cafetería, pero sí dos o tres al día, con algún apoyo…».
Tener un trabajo no solo les puede proporcionar autonomía e independencia económica, sino algo aún más importante: autoestima. «El autoconcepto es algo muy importante para las personas normotípicas, y para ellas también, repercute de manera muy positiva en su calidad de vida», asegura Cogolludo.
«Empezamos en octubre y la tenemos montada de la manera más profesional posible. De momento, atendemos a compañeros, a los profesores del centro… y lo estamos abriendo también poco a poco a las familias. Lo próximo es buscar algún restaurante o cafetería en los que podamos practicar lo que estamos trabajando en un entorno aún más real», explica Jesús Jiménez, tutor del aula TVA1.
Jiménez cuenta que, además de trabajar habilidades propias de un empleado de una cafetería, practican otras que les vienen muy bien para su día a día: «La comunicación, la socialización, también trabajamos de manera transversal en matemáticas, en cálculo… Es un taller muy completo porque también se practican tareas del hogar, como recoger, limpiar, tenemos que dejar todo organizado, ver lo que falta y pedirlo, almacenaje… Surgen imprevistos que les vienen muy bien para mejorar la inflexibilidad».
A David Reina, estudiante de TVA1, es el taller que más le gusta: «Es mi actividad favorita del colegio. Llevamos los pedidos, preparamos los cafés, la comida...». Cuenta, con la sinceridad propia de las personas con autismo, que lo que menos le agrada es «recoger, barrer, limpiar las mesas…». Tras estos camareros equipados con comunicadores digitales hay muchísimas horas y años de trabajo por parte de los profesionales del colegio de Educación Especial.
«Tenemos que dotarles de las herramientas necesarias para que alcancen el máximo de sus capacidades en todos los ámbitos posibles y reducir su riesgo de vulnerabilidad», concluye el director ejecutivo de la Fundación Aucavi, Luis Pérez de la Maza. ●