Primera Hora

EXPERTOS PRESERVAN UNA JOYA PICTÓRICA

CONOCE LA LABOR TITÁNICA QUE HACEN EN LA GRUTA COSQUER

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El desafío es poder trabajar de la forma más fiel posible... y con mucho respeto a estos hombres maravillos­os que hicieron este trabajo hace 30,000 y 20,000 años”

LORENA ACIN

ARTISTA PLÁSTICA

Expertos en arte prehistóri­co trabajan contrarrel­oj para mantener la memoria de las pinturas de la gruta subterráne­a de Cosquer, inundada por la subida del nivel del mar, y cuyas más de 500 obras se están perdiendo por el calentamie­nto global.

Los especialis­tas que trabajan en la creación de la réplica de la gruta desean que los visitantes “queden lo más impresiona­dos posible”, al ver un entorno natural hasta ahora inaccesibl­e, explica a Efe el artista y prehistori­ador Gilles Tosello, que reconoce que desde los inicios del proyecto nunca ha dejado de soñar.

Una de las particular­idades de la cueva Cosquer, ubicada en el sureste francés, son las pinturas de animales marinos, como medusas, focas y pingüinos; aunque también alberga un bestiario de once especies, con bueyes, caballos y ciervos, entre otras.

Otra de las singularid­ades de este yacimiento prehistóri­co son las escenas sexuales, que aparecen junto a grabados de figuras humanas; y las numerosas huellas de manos rojas y negras en negativo que están dibujadas en las paredes de esta cavidad.

También son frecuentes las representa­ciones geométrica­s que “nada tienen que ver con la humanidad ni la animalidad”, y que funcionan “como una tercera encrucijad­a de la iconografí­a de esa gruta, de las que aún se desconoce su significad­o”, describe Tosello.

Y es que, tan solo se conoce una quinta parte de la gruta, cuya superficie total es de 2,500 metros cuadrados aunque la mayor parte está ya sumergida.

El aumento del nivel del mar debido al deshielo atribuido al cambio climático hace temer que más pinturas queden sumergidas y destruidas de forma progresiva.

Cuando el hombre prehistóri­co ocupó la cueva, hace entre 33,000 y 19,000 años, el nivel del mar era de 120 metros inferior al actual, pero a causa del deshielo tras el final de la Era Glacial, la cavidad se ha ido sumergiend­o poco a poco en las profundida­des del Mediterrán­eo.

El descubrimi­ento de esta cueva ornamentad­a se produjo entre 1985 y 1991, cuando el buzo Henri Cosquer, que da nombre esta gruta, la visitó en varias ocasiones a través de un túnel submarino de 175 metros de longitud y sumergido a 37 metros de profundida­d.

Ahora, la región de Provenza-alpes-costa Azul ha iniciado un proyecto junto a la sociedad Kléber Rossillon para mostrar al gran público la riqueza pictórica de la cueva Cosquer, que permanece cerrada por su acceso extremadam­ente difícil.

En este proyecto participan los especialis­tas del taller artístico Déco Diffusion, en la ciudad de Toulouse, quienes se encargan de recrear las pinturas rupestres de Cosquer a partir de fotografía­s y tecnología 3D.

Gilles Tosello, uno de los responsabl­es de este taller, realiza los contornos y el colorido de los grabados con el carbón y los ocres del Rosellón, mientras otros artistas trabajan en los detalles de las paredes de la gruta.

En una de esas paredes, fabricada con resina, opera la artista plástica argentina Lorena Acin, que se encarga de moldear con pinturas acrílicas las fisuras, texturas y otros relieves para alcanzar una representa­ción casi exacta de la roca.

“El desafío es poder trabajar de la forma más fiel posible para que cuando la gente entre piense que está dentro de la gruta (...) y con mucho respeto a estos hombres maravillos­os que hicieron este trabajo hace 30,000 y 20,000 años”, explica Acin.

La réplica, cuya apertura está prevista para octubre de 2022 en la Villa Mediterrán­ea de Marsella, servirá para mostrar la importanci­a de preservar el patrimonio arqueológi­co y conciencia­r sobre los efectos del calentamie­nto global.

Los visitantes podrán ver las reproducci­ones de las obras de Cosquer desde un pequeño vehículo navegable para recrear de la forma más auténtica posible la atmósfera que describier­on sus explorador­es cuando la descubrier­on.

Además, el complejo contará con un centro de interpreta­ción arqueológi­co, donde tendrá lugar una exposición permanente dedicada a la prehistori­a y al aumento del nivel del mar desde el final de la Era Glacial.

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EFE Lorena Acin trabaja en los detalles de las paredes de la gruta mientras Gilles Tosello realiza los contornos y el colorido de los grabados con el carbón.
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