Primera Hora

SE MUDAN A LA CANCHA

Nueve familias han convertido un recinto deportivo en Luquillo en la “Comunidad La Fe"

- BÁRBARA J. FIGUEROA ROSA bfigueroa@primerahor­a.com

LUQUILLO.

Ya no son cuatro, sino nueve las casetas de acampar -ubicadas en una cancha a la intemperie al lado de los famosos kioscos de Luquilloqu­e se han convertido en hogar de diversas familias que perdieron sus residencia­s a causa del huracán María.

Luego que Primera Hora diera a conocer en exclusiva la conmovedor­a escena de necesidad que retrata la situación precaria que viven muchos ciudadanos en la Isla tras el paso del ciclón hace 70 días, la improvisad­a comunidad sumó nuevos vecinos.

Una abuelita con su nieta de dos años, una madre soltera y su niña adolescent­e y dos hombres forman parte del incipiente “vecindario” que los damnificad­os han bautizado como “Comunidad La Fe”.

“Realmente, fueron llegando poco a poco. Ninguno nos conocíamos. Y ahora somos como una familia. En parte, me siento contento porque llegué aquí sólo y ahora tengo amistades… esto me ha enseñado que no hay que compartir la misma sangre para ser familia”, dijo conmociona­do Zdenek Rodríguez, el primer ciudadano que montó el campamento.

El joven de 27 años -casado y padre de un niño en edad preescolar- ya había relatado a este diario que para el huracán Irma perdió parte del techo de su hogar, ubicado en la urbanizaci­ón Estancias del Sol, en Río Grande. Se disponía a arreglar su casita, cuando el despiadado huracán María acabó con lo poco que le quedaba. En medio de aquellos días de crisis, donde era un vía crucis conseguir alimentos y gasolina, Zdenek decidió quedarse en la cancha, pues es un lugar cercano a su trabajo (uno de los kioscos de Luquillo).

Al par de días, llegaron Aitza Mercado y Edwin Lebrón, una pareja de novios residen- tes en el barrio Las Tres T, en Río Grande, que también perdieron su casita de madera con los vientos del huracán. Con el paso de las semanas, llegó el resto de los residentes que ya suman 10 personas.

“Después del reportaje (de Primera Hora) llegaron personas a ayudarnos. Nos traen agua, comida y nos regalaron unas casetas más grandes”, destaca Zdenek, quien se ha convertido en líder del lugar donde impera el orden y la limpieza. Aun así, urgen al alcalde de Luquillo, Jesús “Jerry” Márquez, que envíe brigadas de recogido de basura al área para que dispongan de los desperdici­os que los residentes han acomodado en una esquina del lugar.

Pero lo más importante es que también han surgido ayudas que prometen cambiar su destino; uno que no era muy alentador, pues la casa de Zdenek está ubicada en un lugar invadido y al no tener título de propiedad la Agencia Federal para el Manejo de Emergencia­s (FEMA) le denegó cualquier ayuda.

“Nos pasó algo bien importante… llegó una señora de Carolina del Norte -que luego supimos que es pastora- y nos ayudará a reconstrui­r nues- tra casa… ella cubrirá los $12,000 que se necesitan para volver a hacer la casita de madera”, dijo llorando el muchacho que describe el acto de la buena samaritana como un “milagro”, pues resulta que días antes otra visitante le profetizó que su vida cambiaría.

“A veces yo hablaba sólo, o pensaba yo que estaba hablándome a mí mismo, pero Dios me estaba escuchando… y esto es obra de él”, agregó el joven evidenteme­nte emocionado y confesando que hasta entonces no era una persona creyente.

En el caso de Aitza y Edwin, según explicaron, también parece haber una luz en su tenebroso camino, ya que se encuentran en trámites de solicitar una vivienda pública a través del Departamen­to de

Ninguno nos conocíamos... me siento contento porque llegué aquí sólo y ahora tengo amistades”

ZDENEK RODRÍGUEZ

CREADOR DEL CAMPAMENTO

“Al verlos siento felicidad de ver que, a pesar de lo que están pasando, son gente unida. Pero a la vez siento tristeza de saber que lo perdieron todo”

DANIELA DEL MAR

LLEVA AYUDA A LAS FAMILIAS 9 Las familias que han llegado hasta la cancha Dámaso Rosa en Luquillo buscando refugio ante el azote de María

la Vivienda, en la región de Carolina.

“Vamos a ver qué sucede… estamos en una lista de espera”, dijo Aitza, quien expresó sentirse “bendecida” por las donaciones recibidas en los últimos días, suministro­s que han decidido compartir con otros ciudadanos en necesidad que viven en la comunidad cercana de Fortuna Playa.

De hecho, entre las personas que han decidido colaborar con los vecinos de “Comunidad La Fe” se encuentra la familia compuesta por José Abreu, Tania Rodríguez y la hija de ambos, Daniela del Mar, quienes han visitado en varias ocasiones la cancha con el ánimo de ayudar. Fueron ellos quienes regalaron a los residentes casetas nuevas, “sleeping bags” y detergente­s para asear el área.

“Al verlos siento felicidad de ver que, a pesar de lo que están pasando, son gente unida. Pero a la vez siento tristeza de saber que lo perdieron todo”, manifestó Daniela del Mar.

Mientras tanto, Damaris Hernández, portavoz del Departamen­to de la Vivienda, confirmó que “las primeras familias que llegaron (a la cancha) fueron atendidas y comenzaron el proceso de solicitud de vivienda pública”.

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BUSCÓ ALBERGUE Zdenek Rodríguez, quien perdió su residencia tras el paso de Irma y María, decidió quedarse en la cancha de Luquillo, pues es un lugar cercano a su trabajo.
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OBLIGADA
Los nuevos vecinos han recibido ayuda de personas que han llegado al lugar para llevarles agua y hasta casetas más grandes. Abajo a la derecha, la pareja de novios compuesta por Aitza Mercado y Edwin Lebrón.
CONVIVENCI­A OBLIGADA Los nuevos vecinos han recibido ayuda de personas que han llegado al lugar para llevarles agua y hasta casetas más grandes. Abajo a la derecha, la pareja de novios compuesta por Aitza Mercado y Edwin Lebrón.
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