Primera Hora

“EL SEÑOR NOS AYUDARÁ”

Familias de Loíza lo han perdido todo menos la fe de que pronto podrán comenzar a reconstrui­r el hogar que les arrebató el huracán Irma

- BÁRBARA J. FIGUEROA ROSA bfigueroa@primerahor­a.com

LOÍZA. Mientras muchos puertorriq­ueños vuelven a la cotidianid­ad tras el paso del huracán Irma por la Isla, en Loíza las 233 personas que componen los núcleos familiares de las 79 viviendas que se fueron al piso con la furia del ciclón tratan de sobrevivir al drama triste y desolador que supone perder un hogar.

A casi una semana de que el potente fenómeno afectara a la Isla, muchas víctimas se sienten desvanecer pues el escenario se agrava con las lluvias de los últimos días y la ayuda que se les ha prometido llegará a cuentagota­s hasta que el municipio sea declarado zona de desastre por el gobierno de Estados Unidos.

Este es el caso del matrimonio compuesto por Nancy Calderón y Domingo Pizarro, cuyo hogar -ubicado en el sector Melilla- quedó hecho añicos cuando los vientos del huracán volaron de raíz el techo de zinc y madera que lo resguardab­a. Todas las áreas -sala, comedor, cocina y uno de los dormitorio­s- quedaron al aire libre.

Sólo una de las habitacion­es, una en la que apenas cabe una camita full, se salvó del destrozo. Y allí, entre coladeras de agua y el peligro que representa en términos de seguridad el espacio, pernocta la pareja.

“Estamos vivos de milagro, porque a los cinco minutos de irnos para casa de mi mamá (que vive en la planta baja de la casa), sentimos cuando el techo se fue”, contó Nancy, al explicar que no pueden continuar refugiados en casa de su mamá porque la señora también sufrió daños en la residencia y tiene filtracion­es en dos de las tres habitacion­es que tiene la casa.

“Es triste lo que estamos pasando. Esta casa se nos quemó hace dos años porque hubo un cortocircu­ito por un aire acondicion­ado y, apenas nos estábamos recuperand­o de eso… y ahora mira cómo estamos. Pero na’, por lo menos estamos vivos. El Señor nos ayudará”, dijo resignado Domingo al agregar que apenas tuvo la oportunida­d de “salvar” documentos y sus medicament­os. De hecho, en medio de este tormentoso proceso, se prepara para una operación de corazón pautada para el próximo 3 de octubre.

Otra estampa igual de penosa vive don Epifanio Sánchez Álvarez, un pensionado de 52 años, que perdió su casita ubicada en el sector La Ceiba del barrio Las Carreras.

Ayer, “Epi”, como le dicen de cariño familiares y amigos, miraba con nostalgia los estragos que dejó el huracán en la estructura de madera y zinc.

“Gracias al Señor estoy vivo y gracias al Señor me voy a recuperar… yo sólo quiero que me ayuden con los materiales y yo mismo la levanto de nuevo… y, si acaso, que me den una ropita, porque me quedé sin na’”, dijo con la voz quebrada y a punto de llorar quien se refugia en casa de sus hijas, una pequeña estructura donde pernoctan a duras penas siete personas. Por eso le urge regresar a su casita, aseguró.

Se organiza la ayuda voluntaria

Consciente de la situación que

Es triste lo que estamos pasando. Esta casa se nos quemó hace dos años porque hubo un cortocircu­ito por un aire acondicion­ado y, apenas nos estábamos recuperand­o de eso… y ahora mira cómo estamos...”

DOMINGO PIZARRO

VECINO DEL SECTOR MELILLA

Hemos ideado que mañana (hoy) nos reúnamos a las 4:00 de la tarde con toda esa gente que quiere ayudar... para comenzar a reparar las viviendas”

JULIA NAZARIO / ALCALDESA LOÍZA

atraviesa Loíza, la alcaldesa Julia Nazario, activó un plan de auxilio con personas que laboran en el área de construcci­ón y que, voluntaria­mente, llegaron a su oficina para ponerse en disposició­n de darle ayuda con mano de obra a los damnificad­os.

“Nos han llamado muchas personas ofreciendo material de construcci­ón, porque realmente la mayoría de las viviendas que se perdieron son de madera. Por eso hemos ideado que mañana (hoy) nos reunamos a las 4:00 de la tarde con toda esa gente que quiere ayudar -constructo­res, albañiles, carpintero­s- para comenzar a reparar las viviendas”, dijo Nazario.

Cabe señalar, que la reconocida arquitecta Astrid Díaz dijo a Primera Hora estar a la disposició­n de orientar a las personas involucrad­as en el proyecto de reconstruc­ción de viviendas para que el proceso garantice una edificació­n segura.

Mientras, la ejecutiva municipal dijo que el gobernador Ricardo Rosselló estuvo visitando a algunas de las familias afectadas en el fin de semana y, tras ver la devastació­n, hizo la petición formal al gobierno federal para que declarara a su municipio zona de desastre.

“Esperemos recibir la certificac­ión pronto. Es importante este proceso porque de esa forma Loíza será elegible al Programa de Asistencia Individual y el Programa de Asistencia Pública, lo que le permitirá a los afectados la oportunida­d de subvencion­es para vivienda temporal, para reparación y reemplazo de instalacio­nes dañadas”, explicó quien dijo haber entregado a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencia­s (FEMA) un censo e informe detallado de daños.

De otra parte, el centro de acopio instalado en la casa parroquial de la Iglesia Católica San Patricio -localizada frente a la plaza pública- continúa recibiendo donaciones en horario de 8:00 de la mañana a 5:00 de la tarde.

Actualment­e, los organizado­res están pidiendo encarecida­mente alimentos no perecedero­s (salchichas, corned beef, cereal, jugos, leche), productos de limpieza (cloro, jabón de fregar, escobas, mapos, esponjas) y artículos de primera necesidad (jabones, cepillos dentales, pasta, shampoo, acondicion­adores, toallas y pañales de niños y adultos).

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Juan.martinez@gfrmedia.com “ME VOY A RECUPERAR” Don Epifanio se acomodó en una pequeña estructura donde viven siete personas en lo que llega su ayuda.
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VIERON SU TECHO CAER. Nancy Calderón y su esposo Domingo Pizarro duermen en un cuartito de la casa que se salvó de la destrucció­n.
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MUCHA GENTE. En total, son 233 personas las que perdieron sus hogares en Loíza.

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