La diáspora y el futuro de Puerto Rico
La Parada Puertorriqueña recién celebrada en Orlando, Florida, se dedicó al pueblo de Loíza. Como en años pasados, políticos de la isla participaron en las actividades. Una visita particular fue la de Manuel Natal Albelo y el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC), en el Puerto Rico Research Hub de la Universidad Central de la Florida (UCF). El propósito fue conversar con los estudiantes y la diáspora puertorriqueña.
En la discusión surgió la pregunta sobre el rol de la diáspora en el status de la isla. De acuerdo con la encuesta comunitaria del Censo 2021, 5,798,287 personas se identificaron como hispanas de ascendencia puertorriqueña en Estados Unidos. Combinados con los 3,263,584 en Puerto Rico, la nación puertorriqueña asciende a casi 9 millones. Sin duda, es un bloque importante para definir el futuro de la isla. Fue interesante ver el acercamiento de Natal y del MVC al papel que la diáspora podría jugar en resolver los problemas de la isla, por encima de la definición de su status.
Usualmente se pide a la diáspora ejercer su derecho al voto para promover atención a los problemas isleños. Lamentablemente, fuera de aquellos estados y jurisdicciones con significativa población puertorriqueña, el tema de Puerto Rico no es prioridad en la política norteamericana. Fuera del status, impactos climatológicos o casos de corrupción, los asuntos de Puerto Rico no se discuten en la prensa o círculos políticos. No son de importancia en la mayoría de las carreras políticas a nivel local y estatal. A nivel federal y presidencial se les da un poco de importancia, pero luego que se recogen los cheques de campaña pierden prioridad. La frase “apoyamos la decisión del pueblo de Puerto Rico” es la posición cómoda para no realizar ninguna acción concluyente.
Un sinnúmero de organizaciones ha ayudado a registrar a electores boricuas, enfatizando su potencial poder político para decidir elecciones en estados en disputa, particularmente las presidenciales, como en Florida en 2016 y 2020. Estos resultados sugieren que Florida es un estado fuera de disputa, con una tendencia claramente republicana, lo que diluye el poder electoral puertorriqueño, que tiende a ser demócrata y sin afiliación político-partidista. Hay que recalcar que es un reto involucrar en la política norteamericana a muchos boricuas que fueron desplazados por el desastre socioeconómico creado por la política partidista.
Ante estos retos y realidades, ¿cuál es el rol de la diáspora en la definición del futuro de Puerto Rico? Sin el poder político se diluye o no se captura los temas que afectan el día a día, ¿cuán importante es el tema de Puerto Rico para motivar mayor participación eleccionaria o ejercer más presión a los oficiales electos? Una estrategia alterna sería involucrar con mayor profundidad a la diáspora en la discusión de todos los temas o políticas publicas relacionadas con Puerto Rico, como intenta el MVC. Incluso, hasta evaluar la idea de que se le extienda a la diáspora el poder de voto en cualquier contienda o resolución sobre el status de la isla. Alinear el diálogo con la diáspora tiene el potencial de fortalecer el poder político de los boricuas en Estados Unidos. Entendiendo la longevidad de la relación colonial con Estados Unidos, vale la pena seguir promoviendo y exaltando el diálogo y la participación con la diáspora.