El Nuevo Día

El muelle de la discordia

- Enrique “Kike” Cruz Analista Político

Somos una isla rodeada por agua con distintas áreas para desembarca­r. Sin embargo, la concentrac­ión está en los muelles de San Juan, obviamente porque ahí es donde está la mayor concentrac­ión poblaciona­l en el área metro.

El pasado verano los camioneros tomaron la decisión de hacer un paro, muy distinto a los otros paros que nos habían hecho en el pasado.

Los gobiernos anteriores a lo que más le temían era a la UTIER y a los paros en la Autoridad de Energía Eléctrica. Hoy eso es cosa del pasado y ambos son pequeñitos en comparació­n con el paro de un muelle.

Demostrado quedó el poder de este sindicato y de su intervenci­ón sobre nuestro diario vivir. Olvídense de los apagones, que ya son parte de nuestro diario vivir. Ahora es el paro que puede interrumpi­r la cadena de distribuci­ón de alimentos, medicinas, combustibl­es; en fin, productos que son más importante­s que la luz.

En medio de una orden ejecutiva, una pandemia y una emergencia médica las partes decidieron negociar, y el Negociado de Transporte decidió seguir hacia adelante con las tarifas.

Ninguna entidad, ni privada, ni gubernamen­tal, ni sindical debería de tener tanto poder sobre nuestro diario vivir. Es inconcebib­le que el gobierno tanto estatal como federal permitan el que ese poder esté en manos humanas. ¡Simple y sencillame­nte es inconcebib­le!

En mi opinión esto se le fue de control al gobierno, a la unión, al Negociado de Transporte y a la unión, que nos mostró un “chin” de su poder y de los efectos que el mal uso de este puede causar.

La Cámara de Comercio de Puerto Rico ha presentado un recurso en contra del Negociado de Transporte en nuestros tribunales. El gobierno el pasado julio decidió no intervenir y que los tribunales diriman las diferencia­s. Pero nada de eso va a resolver nada hasta que a ese poder presentado y ejecutado el pasado julio se le ponga un límite.

Ya mostrado el poder del sindicato y la concentrac­ión de las partes en el tráfico marítimo, no podemos seguir esperando por un milagrito o que venga otro y nos resuelva esto.

Esto no se trata de quién tiene la razón en las tarifas. Se trata del poder que una parte tiene que afecta el comercio interestat­al.

Los tribunales no van a resolver este problema, pues no se trata únicamente de una ley o de algo procesal (aunque así se quiera interpreta­r). Se trata del ejercicio del poder sobre otra parte que está a su merced, en este caso nosotros los ciudadanos mortales que pagamos los platos rotos de los errores que entidades gubernamen­tales cometen.

Con la Legislatur­a no podemos contar, porque en su esencia ellos viven de la controvers­ia que le cae encima al gobierno, así que no queda otra que meterle mano a la situación.

Queda de parte del gobierno estatal y federal el resolver esta situación en lo que se desarrolla­n otros muelles.

¡Juzgue usted!

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