La ‘burbuja’ del BSN fue una zona libre del virus
El director del grupo médico que estableció estrictos protocolos salubristas para poder montar el torneo cuenta los detalles que permitieron la coronación de un campeón este año
En la recién concluida ‘burbuja’ de Baloncesto Superior Nacional (BSN) en el hotel Wyndham Grand Río Mar de Río Grande no hubo tolerancia con la estrella de las Grandes Ligas Yadier Molina ni con el propio líder del cuerpo médico, el cardiólogo Luis Molinary, respecto a protocolo salubrista para evitar contagios de COVID-19.
Fueron tan estrictas las reglas que, incluso, en una parranda que le llevaron a los jugadores el pasado 9 de diciembre, un integrante de la liga fue divisado sin mascarilla en la actividad y de inmediato fue enviado a su cuarto para ser aislado.
Este tipo de extremos, según Molinary, llevó a que durante las siete semanas del certamen en la hospedería no se detectara ningún caso interno, un acierto que llevó al organismo a coronar un campeón en una atípica temporada 2020.
El éxito se combinó con la importancia de lucir un tapabocas en todo momento entre las más de 400 personas que trabajaron en la producción del certamen.
“No perdonamos a nadie”, dijo Molinary a El Nuevo Día. “Ni a Yadier ni a mí misde mo. Rápido levantamos bandera cuando detectábamos un fallo. Nadie, absolutamente nadie podía salirse del protocolo”, agregó.
El también médico de los campeones Vaqueros de Bayamón encabezó un grupo de especialistas compuesto por el internista Miguel Magraner, galeno de los Leones de Ponce y su homólogo Manuel Polanco, de los Capitanes de Arecibo; William Félix Rodríguez, emergenciólogo con ocho años de experiencia en la organización en eventos de la NBA; la doctora Kenira Thompson; el fisiatra Fernando Sepulveda; y los epidemiólogos del Departamento de Salud, José López de Victoria, y Yonaica Plaza, bajo el liderazgo de Fabiola Cruz López; para regir orden en la ‘burbuja’.
Tampoco fue que estuvieron encima de los jugadores para que cumplieran al pie de la letra las normas establecidas. Molinary agregó a la lista de aciertos el compromiso 120 los atletas para que el torneo se completara sin contagios entre ellos.
“Mucha gente apostaba que iba haber un brote a la semana de comenzar esto. Muchos de eso comentarios en las redes iban dirigidos a jugadores con nombre y apellido. Eso para mí fue una falta de respeto a esos muchachos. Todos ellos estuvieron enfocados y se regañaban ellos mismo. Fueron los que más estrictos siguieron el protocolo”, comentó.
El régimen de prevención comenzó durante las llamadas ‘pre burbujas’, los campamentos aislados de los 10 equipos para entrenar rumbo a la reanudación de la temporada y donde se comenzaron a realizar las pruebas moleculares semanales, costeadas por el Departamento de Salud a través de los fondos federales de la Ley Cares. De la preparación salieron dos brotes: uno detectado en las filas de los Vaqueros de Bayamón antes de ingresar al hotel, y el segundo a la llegada a la hospedería, en el personal de los Santeros de Aguada, antes del tirar la bola al aire.
Otro caso fue el escolta de los Atléticos de San Germán Isaac Sosa, quien llegó de jugar de México en las semanas finales de la fase regular del BSN. Sosa entregó una prueba negativa realizada 48 horas antes de ingresar, pero al sexto día de estar encerrado en un cuarto del Wydham, una nueva prueba detectó positivo.
Sobre Molina, dueño de los Vaqueros, el pelotero visitó en varias ocasiones a su equipo antes de dormir en el hotel para los playoffs. Durante sus visitas, tuvo que llevar una prueba PCR hecha en un periodo de 24 horas para luego realizarse un examen de antígenos en el hotel. No podía tener contacto con los jugadores, observándolos competir desde una cápsula de cristal con su propio baño.
A esto se le añade los nueve jugadores que salieron para participar en la ventana de FIBA en Indianápolis con el Equipo Nacional a finales de noviembre.
En todos los ejemplos, hubo cooperación y entendimiento de los protagonistas, sin quejas ni peleas
“El único sitio donde no había COVID en Puerto Rico era en un sitio donde era todo estricto (la burbuja). La gente tiene que entender, las sanciones existían, pero el deseo de que esto se lograra fue por encima y por eso me quito el sombrero con toda la gente que estuvo adentro. Fueron los verdaderos campeones”, declaró Molinary.
“A la gente que anda en la calle y que todavía, a estas alturas del juego, le resta importancia, las base para contender la pandemia son las mascarillas, las pruebas y los rastreos. Todo esto lo hicimos en la burbuja”, agregó.
Todo el proceso para bloquear al coronavirus su entrada al hotel provocaron lecciones para el futuro, si alguna vez se repita un escenario similar.