El Nuevo Día

El objetivo es una nueva cultura de gobierno

El presidente de la Junta de Supervisió­n Fiscal, José Carrión III, y el también miembro Carlos García, han presentado sus renuncias, tras haber superado la impugnació­n judicial de la constituci­onalidad de los nombramien­tos al organismo, y en momentos en q

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Correspond­e reflexiona­r, de cara al futuro, sobre la travesía fiscal de la Junta, cuyos miembros han servido un año adicional a los tres para los que fueron nombrados. Promesa es el mecanismo dispuesto por el Congreso para manejar el incumplimi­ento de Puerto Rico con la deuda pública más grande en jurisdicci­ón estadounid­ense -más de $72,000 millones. Carrión ha reconocido el estatuto como una imposición federal que, sin embargo, ha evitado que la isla se hunda en la quiebra y la ha ayudado a encontrar salida al endeudamie­nto incapacita­nte.

Un acierto importante de la Junta Fiscal ha sido, precisamen­te, la presentaci­ón ante el Tribunal del Título III de Promesa, de la reestructu­ración de una tercera parte de la deuda, lo cual ha permitido cierta movilidad fiscal al país. Con el 34% de $51,180 millones en deuda reajustada sometido ante el Tribunal, el ahorro del servicio de $3,000 millones anuales por los pasados años ha permitido a la isla responder a las emergencia­s ocasionada­s por los huracanes, la actividad sísmica y la pandemia.

Aunque controvert­ible, el acuerdo sobre las pensiones alcanzado por la Junta busca proteger de la indigencia a una población vulnerable, al reducir el impacto previsto sobre los empleados públicos retirados con mayor necesidad, en respuesta a la insolvenci­a de los sistemas de retiro.

Con diversos niveles de colaboraci­ón del gobierno, en ocasiones en medio de pugnas, la Junta ha delineado planes fiscales, presupuest­os equilibrad­os y ajustes al aparato gubernamen­tal. El objetivo es avanzar, con voluntad y disciplina, en la ruta hacia la estabilida­d fiscal.

No obstante, los miembros renunciant­es han destacado la falta de esa voluntad para enfrentar las reformas estructura­les que le permitan a Puerto Rico progresar. Por ejemplo, por tercer año consecutiv­o, la Junta ha puesto en vigor su diseño presupuest­ario mientras ha denunciado la renuencia de las administra­ciones a reformar la estructura pública al nivel que se necesita.

García expuso lo que considera son cuatro retos principale­s para la Junta, el gobierno y Puerto Rico. El primero es que la isla alcance voluntad, política y electoral, para ejecutar las reformas que permitan proveer servicios de educación y salud de calidad, garantizar la seguridad social, modificar la gobernanza y crear el ambiente generador de empleos.

Otros desafíos son: la necesidad de que el gobierno federal acelere las ayudas para la recuperaci­ón isleña con los controles necesarios; y lograr unidad de todos los sectores en los esfuerzos por atraer a la isla la industria manufactur­era como fuente de buenos empleos. El reto restante es la recuperaci­ón de la confianza y credibilid­ad de Puerto Rico ante los mercados. Urge que el gobierno se ponga al día con los informes auditados que tienen hasta tres años de retraso.

Con la entrada en vigor, este miércoles, del tercer presupuest­o elaborado por la Junta, las luces y sombras de la gobernanza en Puerto Rico en el marco de Promesa han quedado expuestas con mayor nitidez. Sobresale la recurrente desvincula­ción de la clase política con la misión del servicio público, inclinada al clientelis­mo y a las metas electorale­s. Esa cultura de décadas se observa en la práctica de gastar por encima de recursos disponible­s y en asuntos que no son prioridad. La consecuenc­ia son los déficits presupuest­arios sostenidos que ahogan al pueblo.

Esos patrones empujaron a la isla al abismo fiscal. Es hora de emprender el camino de la transforma­ción gubernamen­tal para que Puerto Rico salga a flote y recupere su fortaleza fiscal.

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