Más que un retrato de Mr. Rogers
“A Beautiful Day in the Neighborhood” plantea el choque entre la bondad y el cinismo en una sociedad que insiste en buscar el lado obscuro de todo ser humano
Resulta importante resaltar que “A Beautiful Day in the Neighborhood”, la producción de Sony Pictures que estrena hoy en Puerto Rico, no es una biografía de Fred Rogers. Aquellos que estén interesados en un perfil sobre todos los detalles de la vida del hombre que fue conocido por generaciones de niños como “Mr. Rogers” deben darle un vistazo al documental “Won’t You Be My Neighbor?”. El nuevo filme dirigido por Marielle Heller (“Can You Ever Forgive Me?”) es un drama emotivo que explora la influencia duradera de la filosofía de vida que Fred Rogers predicó por décadas en su programa para niños en PBS.
El guion se ampara en la etiqueta de “inspirado en eventos de la vida real” para crear una ficción que gira alrededor de un choque central entre cinismo y negatividad contra la noción de que la amabilidad, compasión y esperanza pueden funcionar como un bálsamo renovable para enfrentar todo tipo de obstáculo. En el centro de todo está el gancho de poder ver la transformación espectacular de Tom Hanks interpretando a Mr. Rogers.
El actor no se parece físicamente al hombre que está interpretando, un obstáculo que empuja a que su interpretación vaya más allá de los manierismos que han sido documentados en sus programas de televisión. Como suele suceder con Hanks, el actor aquí se destaca por acentuar la humanidad del personaje que está interpretando. Su Fred Rogers no es un santo, pero Tom Hanks logra capturar su espíritu inquebrantable y aludir a las aflicciones particulares que retaron su credo profesional en su vida personal. Su actuación en este filme es impresionante por la forma en que camina por la cuerda floja de exteriorizar todo lo que se sabe de Fred Rogers en cámara y con sutileza aludir a lo que él nunca reveló al público.
Sin embargo, Fred Rogers no es el protagonista de esta película. Ese rol le toca a Mathew Rhys, como un periodista que le toca entrevistarlo para un perfil en la revista Esquire. Este está convencido de que tiene que haber algo falso detrás de lo que Rogers le presenta a su audiencia. Sus entrevistas se convierten en sesiones de terapia que destapan la crisis emocional que han complicado la vida profesional de este escritor.
Aunque esta parte de la trama es bastante trillada la dirección distintiva de Heller sostiene el filme cuando Hanks no está en pantalla. La cineasta le da toques surrealistas que presentan la historia del periodista como si fuera el invitado especial del programa de Rogers. Esos toques de creatividad y la honestidad emocional de las interpretaciones es lo que permiten que el filme trascienda más allá de recrear la magia particular de Mr. Rogers para la pantalla grande.