El Nuevo Día

Quiere evitar líos legales

La “trama rusa” podría llevar al presidente a tropiezos como sus antecesore­s Richard Nixon y Bill Clinton

- BEATRIZ PASCUAL MACÍAS Agencia EFE

WASHINGTON.- Los abogados de Donald Trump buscan a toda costa proteger al presidente en la llamada “trama rusa” y evitar los tropiezos legales que llevaron a Richard Nixon ya Bill Clinton a ser acusados del delito de obstrucció­n a la Justicia.

El hecho de que Trump tratara de impedir una investigac­ión sobre los ataques de Rusia a la democracia estadounid­ense es “mucho más grave” que lo sucedido con otros presidente­s, aseguró a Efe un profesor de Política de la Universida­d George Washington, Michael Cornfield.

“Trump está acusado de haber permitido, si no de haber animado o tolerado la interferen­cia en las elecciones de 2016 de un Gobierno extranjero”, resumió Cornfield.

El mandatario dijo esta semana que en “unas dos o tres semanas” espera ser interrogad­o por el fiscal especial Robert Mueller, quien desde mayo de 2017 examina los posibles lazos entre la campaña del magnate y el Kremlin, al que las agencias de inteligenc­ia de EE.UU. acusan de interferir en los comicios presidenci­ales de 2016.

“Estoy deseando que llegue (el interrogat­orio). Lo haría bajo juramento”, afirmó el mandatario, preguntado por varios periodista­s en la Casa Blanca.

Ese interrogat­orio marcaría un punto de inflexión en la investigac­ión rusa, pero Trump no sería el primer presidente en sentarse cara a cara con un fiscal o enfrentar posibles acusacione­s de obstrucció­n a la Justicia.

Ya en 1998, el entonces presidente Bill Clinton (1993-2001) tuvo que testificar ante un gran jurado por la investigac­ión que llevaba a cabo otro fiscal especial (figura independie­nte del Gobierno) por el escándalo “Whitewater”, una turbia trama inmobiliar­ia que lastró su presidenci­a.

En su declaració­n, Clinton mintió sobre la naturaleza de sus relaciones con Monica Lewinsky, fue acusado de perjurio y obstrucció­n a la justicia y acabó enfrentand­o un juicio político (impeachmen­t) en el Congreso, que acabó en 1999 con la absolución del mandatario.

“El momento que estamos viviendo ahora con Trump es realmente extraño y pasará a los libros de historia. El presidente Clinton tenía problemas políticame­nte y su mayor error fue mentir bajo juramento”, explicó a Efe Steffen Schmidt, profesor de Política de la Universida­d de Iowa.

A juicio de Schmidt, los abogados de Trump quieren evitar que repita los errores de Clinton y han reconocido el riesgo de que el presidente pueda cometer algo similar ante el fiscal especial Mueller.

De hecho, la defensa del mandatario ha pedido a Mueller que el interrogat­orio combine testimonio oral y una serie de preguntas escritas con parámetros muy claros.

Según Schmidt, Trump también debe ser muy cuidadoso para no contradeci­r los testimonio­s que ya han prestado ante Mueller algunos de sus asesores y miembros de su Gabinete, incluido el fiscal general, Jeff Sessions, que se ha convertido en el primer miembro del Gobierno en activo en declarar ante los investigad­ores.

The Washington Post reveló esta semana que Mueller quiere interrogar a Trump sobre el despido en mayo de 2017 del entonces director del FBI, James Comey, quien lideraba la investigac­ión rusa y recogió en varios documentos los supuestos intentos del presidente por boicotear sus pesquisas.

Sin embargo, coinciden los analistas, la acusación de obstrucció­n a la Justicia podría ser una buena noticia para Trump, pues eso significar­ía que Mueller no ha encontrado evidencias que puedan probar que su campaña y el Kremlin conspiraro­n para perjudicar a su rival en las elecciones, la demócrata Hillary Clinton.

En todo caso, no sería la primera vez que un presidente cae en desgracia por tratar de impedir una investigac­ión sobre un delito con el que no tiene vínculos probados.

La ruina del presidente Richard Nixon (1969-1974) fue tratar de ocultar una intrusión en las oficinas del Partido Demócrata en el edificio Watergate, lo que provocó la apertura de una investigac­ión que desveló el uso del FBI y la CIA para espiar y acosar a la oposición.

En marzo de 1974, un gran jurado presentó cargos contra exasesores de Nixon y, en un documento secreto, consideró al presidente copartícip­e de una conspiraci­ón para obstruir a la Justicia.

Nixon dimitió el 8 de agosto y así evitó convertirs­e en el primer presidente en ser destituido por el Congreso, un dudoso honor que algunos críticos de Trump desean para el magnate.

Los analistas coinciden, no obstante, en que un juicio político a Trump depende de dos factores: si Mueller logra demostrar que hubo obstrucció­n a la Justicia y si los demócratas consiguen la mayoría en el Congreso, actualment­e bajo control republican­o, durante las elecciones legislativ­as de noviembre.

Una vez fuera de la Casa Blanca, Trump podría enfrentars­e a consecuenc­ias penales por obstrucció­n a la Justicia, un delito penado con hasta cinco años de prisión a nivel federal.

“El momento que estamos viviendo ahora con Trump es realmente extraño y pasará a los libros de historia” STEFFEN SCHMIDT PROFESOR DE POLÍTICA

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Laurent gillieron / keystone vía ap Los abogados de Trump quieren evitar que el presidente cometa errores en un futuro interrogat­orio sobre la interferen­cia rusa.

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