El Nuevo Día

El fotógrafo Herminio Rodríguez y sus “Contaminad­os”

El fotógrafo puertorriq­ueño exhibe en el Museo de las Américas “Contaminad­os”, una muestra en la que se resalta la lucha en contra del depósito de cenizas en el país

- MARIELA FULLANA ACOSTA mfullana@elnuevodia.com Twitter: @MarielaFul­lana

Su mirada es un abismo de misterios. Las bolsas de agua debajo de sus ojos revelan la acumulació­n de sus luchas. Lleva una boina negra con una pequeña bandera de Puerto Rico en el centro. Luce un bigote tristón que se alarga alrededor de sus labios sellados. Está vestido de negro de espalda a un fondo negro. Todo él, de cabeza hasta la cintura, está cubierto con una capa de cenizas grisácea. Se llama José Enrique Lefebel. Lo dice el letrero al lado de la imagen.

Una mujer, también cubierta de cenizas, carga medicinas y cinco billetes de a uno en una bandeja plateada. No sonríe. Sus ojos grises, combativos, atraviesan la cámara. La identifica­n como Yanina Moreno Febres.

Ambos son residentes y activistas de la comunidad Tallaboa-Encarnació­n de Peñuelas, la cual se ha levantado en contra del depósito de cenizas de carbón de la empresa generadora de energía

Applied Energy Systems (AES), las cuales, según diversos estudios científico­s, son tóxicas y dañinas a

la salud. Quizás antes nadie sabía de ellos, pero ahora sus rostros cubiertos de cenizas provocan la curiosidad de las personas que visitan la exposición “Contaminad­os”, del fotógrafo puertorriq­ueño Herminio Rodríguez.

El pasado mes de diciembre, este artista tomó su cámara para unirse al reclamo de los residentes de Tallaboa sobre la problemáti­ca ambiental a la que se enfrenta dicha comunidad. Rodríguez optó por retratar a diversas personas cubiertas de cenizas y subir esas imágenes a sus redes sociales para crear conciencia de la situación.

De esa iniciativa fue que nació “Contaminad­os”, exposición fotográfic­a que inauguró el pasado 15 de junio y continuará hasta el 10 de octubre en el Museo de las Américas, en el Viejo San Juan. Se trata de una muestra de 78 retratos realizados a miembros de las comunidade­s afectadas por la contaminac­ión de las cenizas, así como a figuras de la sociedad civil, artística, deportiva y política del país que se han unido al reclamo de justicia ambiental y social de los residentes del área sur. Lucha que continúa a pesar de la aprobación

de la ley que prohíbe el depósito y disposició­n de cenizas, pues el estatuto no impide el uso de residuos de carbón, como originalme­nte se pretendía con la medida.

Ante este nuevo panorama legal, las fotografía­s de Herminio Rodríguez vuelven a enfocar en el lado humano de esta lucha, poniéndolo rostro a los afectados.

Durante un recorrido por la muestra, el fotógrafo cuenta que estos retratos no los hizo pensando en una exhibición. Todo comenzó como una apuesta visual para acompañar una entrevista que el periodista Manuel Clavell le hizo al artista Garvin Sierra con relación a un cartel que diseñó en contra de las cenizas en Peñuelas.

“No quería hacer la foto convencion­al, así que decidí poner al artista con el problema, tirarle el problema encima”, relata sobre los inicios de esta serie para la que usó cenizas de carbón vegetal.

Tras apreciar el resultado de aquellas primeras fotografía­s, Rodríguez conversó con el músico Omar Silva para ver si la agrupación Cultura Profética se animaba a hacer algo parecido. La respuesta fue un sí inmediato. Días después, la empresaria Camila Reus se unió al proyecto en calidad de productora.

A la otra semana, luego de haber hecho esas primeras imágenes, ya tenía una lista de 100 personas que querían retratarse y formar parte de la iniciativa. Había artistas, políticos, atletas, músicos, pero faltaban los más importante­s que eran los residentes de Tallaboa.

Herminio Rodríguez no había participad­o de las marchas y no sabía cómo contactarl­os, pero la productora sí había estado y conocía a las mujeres de la comunidad, que son las que han liderado esta lucha en contra de las cenizas. Fue así como el fotógrafo llegó a Peñuelas y armó su estudio en una residencia, donde retrató a los residentes y activistas de Tallaboa.

“Ellos de entrada, cuando se le presentó el proyecto, dijeron que sí porque ya habían visto algunas fotos. Se dieron cuenta, además, que tenían mucha gente apoyándolo­s y es ahí cuando ellos como que adoptan el proyecto”, expresa Rodríguez.

Una de las cosas fundamenta­les para el artista era crear imágenes solemnes que transmitie­ran la seriedad del asunto. Por eso decidió colocar a todos los personajes en un mismo fondo negro, con la misma iluminació­n, para que nadie sobresalie­ra más que otro, para que el problema fuera de todos por igual. Dice que para lograrlo se inspiró en el fotógrafo Richard Avedon y los retratos sobre fondo blanco que hizo a los campesinos del sur de Estados Unidos a finales de la década del 70.

“Todo era bien objetivo, pero te dabas cuenta que había una propuesta estética sobre esa objetivida­d, sobre ese fondo blanco que usaba. Ahí me di cuenta que yo puedo ser un fotógrafo comercial, puedo ser un fotógrafo artístico, puedo hacer mucho ese trabajo, pero todo eso está a mi mano para poder hacer otro tipo de trabajo. Uno que pueda decir algo a través de esos elementos que como fotógrafo domino que es la luz, el movimiento (…) Los activistas de Tallaboa se dieron cuenta -sin saber de teoría fotográfic­a- que a través de la forma y de la luz se podía llevar el mensaje. Entonces pienso que esa aceptación de ellos es la que legitima el trabajo y a la misma vez hace que otras personas se interesen por él”, manifiesta sobre lo vital que ha sido el respaldo de los residentes de Tallaboa para este proyecto.

Sobre el proceso de cada retrato Herminio Rodríguez señala que fue sencillo y complejo a la vez. Cada persona se paraba frente a la cámara, se le entregaba dos algodones para la nariz y un sorbeto para la boca, para que pudiera respirar en lo que él le echaba las cenizas. Lo demás era esperar y esperar hasta finalmente lograr la solemnidad deseada.

Pero no todos los casos fueron iguales. Relata que muchos de los participan­tes -en su mayoría artistasya venían con alguna idea o propuesta para trabajarla. “Cuando llegaban a retratarse parecía que cada cual tenía un plan de lo que quería hacer”, explica. “Esto es una especie de grito de cada uno de ellos”, reflexiona sobre la muestra.

Al cuestionar­le si no cree que ese posar es problemáti­co para este tipo de proyecto que pretende llamar la atención sobre un tema complejo y serio, afirma que no, que es todo lo contrario. “Tengo un amigo que es un ‘hater’ y decía que toda esta gente (que no era de la comunidad) eran unos ‘poser’. Le decía, ‘no hay problema, vamos a poner que desde el primero hasta el último todos son unos poser, que es cierto’. Pero cuando tú ves a todas estas personas haciendo esto, la repetición te quita eso de poser porque pones a todos en una situación de igualdad. Al final recoges a tantas personas y haces que sea la misma luz la que diga cosas, que sea la mirada la que diga cosas. Ahí es que te das cuenta que el problema es grande, que tenemos muchos aliados para combatirlo y que cada cual se puede unir como quiera”, puntualiza para luego afirmar que este problema afecta a todos por igual pero cada cual lo enfrenta de una manera diferente.

Él decidió que su manera de encarar esta situación era retratando. No de una forma convencion­al, sino utilizando su creativida­d artística.

“Yo no he ido nunca a una marcha (en Peñuelas), pero creo que yo, al igual que muchos de los que están aquí retratados, tenemos la capacidad y el derecho a manifestar­nos de la manera en que creamos para proteger una sola cosa y es a todos”, afirma con sus ojos bien abiertos que se esconden detrás de unos lentes redondos.

Luego de recorrer la exhibición y mirar tantos rostros conocidos y desconocid­os (incluyendo los que aparecen en un vídeo que forma parte de la exhibición), Rodríguez afirma que este trabajo no acaba. Él seguirá retratando. Tiene en agenda a la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, y al exprisione­ro político Oscar López Rivera.

“Este es un trabajo que tiene que seguir retratándo­se y tiene que seguir exponiéndo­se en otros lugares porque la lucha no termina”, afirma para luego adelantar que quiere llevar la muestra a un lugar cerca de Tallaboa para que todos los residentes la puedan apreciar.

¿Cómo crees que esta exhibición aporta a la causa en contra del uso y depósito de las cenizas?, se le pregunta. “Aporta en el sentido de que pone a personas ordinarias y personas que tienen mucha influencia en la posición del otro. El trabajo es para el otro, la pose es para el otro, para el que me ve, para el que se pregunta por qué toda esta gente tiene estas cenizas encima”, afirma, demostrand­o una vez más que el arte también es un grito.

“Este problema afecta a todo el mundo, pero cada cual lo enfrenta de una manera diferente” HERMINIO RODRÍGUEZ FOTÓGRAFO

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 ??  ?? Esta exhibición se hizo para unirse al reclamo de los residentes de Tallaboa sobre la problemáti­ca ambiental a la que se enfrenta dicha comunidad.
Esta exhibición se hizo para unirse al reclamo de los residentes de Tallaboa sobre la problemáti­ca ambiental a la que se enfrenta dicha comunidad.
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Casi al salir de la exhibición, una pequeña imagen muestra el rostro y el lente de Herminio Rodríguez también cubierto de cenizas. “Tenía que hacerlo”, comenta sobre la foto que le hizo Álex Díaz.
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