Impulsan mayor integración social para el ciudadano con discapacidad auditiva
PROYECTO NOVEL QUIERE ABRIR PUERTAS A PERSONAS CON SORDERA
Tres profesionales de distintos campos cuyos caminos se cruzaron en años recientes, gestan un proyecto cuyo fin es visibilizar e integrar personas con impedimentos auditivos a la comunidad, reconociendo las acciones concretas de instituciones y comercios que permitan hacerlo posible.
Sandra Hernández, profesora de emprendimiento, Jorge Vega, comunicador y coordinador de programas académicos, y Rosa
Torres, educadora y enlace con la comunidad sorda, aspiran a mejorar la calidad de vida de niños y niñas, adultos y ancianos con sordera en Puerto Rico a través de la Fundación Apresto Ciudadano.
La organización se encuentra en el proceso de crear un registro de personas con discapacidad auditiva en Puerto Rico para pasar a la segunda etapa que sería la de establecer una entidad que las agrupe y las represente a través de capítulos en distintas regiones del país. Con esa estructura constituida, y al tiempo que realizan estudios de necesidades, facilitarían con servicios de gestoría el acceso de esta población a programas disponibles.
Además, Apresto Ciudadano se propone crear un programa de certificación a empresas y comercios debidamente capacitados para proveer el mejor servicio a personas sordas y sus familias. Los establecimientos certificados serán identificados con un sello de cumplimiento. También está en agenda desarrollar textos y herramientas tecnológicas para la formación empresarial de la comunidad con sordera. Hernández, quien ha trabajado en el desarrollo de comunidades o 'clusters' empresariales en República Dominicana, cree que es posible llevar este mismo enfoque a la comunidad de personas con sordera en Puerto Rico.
“Cuando se crean empleos, se levantan los emprendedores, se educan, se capacitan y por medio de la autogestión logran lo que desean hacer, entonces se mueven como comunidad y se crea un tipo de ciudad empresarial, donde todos tienen su respectivo negocio. Se da un desarrollo increíble, todo el mundo quiere ir a ver cómo ellos pudieron sobreponerse a su impedimento y tener éxito. ¡Para eso es que estamos nosotros aquí! Para poderles enseñar. Que según lo hemos hecho con otra población, lo podemos hacer con ellos”, asegura.
PARTICIPACIÓN. “Lo que queremos es que dejemos de definirlos como 'personas sordas' y los veamos como ciudadanos, que ese ciudadano esté potenciado, que sea capaz de participar en los procesos sociales, políticos y económicos del País”, agrega Vega.
“No es simplemente que pueda comprar en una tienda o pagar en Acueductos, es que pueda participar de forma provechosa, que si tienen un proyecto sean capaces de lanzarlo, que si quieren abrir una empresa, estudiar y emplearse más allá de los trabajos de baja escala porque no tienen una escolaridad y una educación, que puedan perseguir sus sueños”, recalca.
El primer paso del equipo fue determinar cuántas personas componen la comunidad sorda local. Encontraron que según diversos estimados, incluidos los del Censo, en Puerto Rico hay entre 150,000 y 190,000 personas con algún grado de discapacidad auditiva. Sin embargo, la comunidad es más amplia tomando en cuenta que estas condiciones repercuten en su familia directa, particularmente si tienen hijos.
“Se invierte el rol de autoridad porque el hijo que es oyente va a delimitar de alguna manera la información que quiere pasarle al padre (o la madre) y eso lo que va a hacer es que el padre se pierda realmente de lo que está pasando por falta de las herramientas necesarias. Por ejemplo, si tenemos un niño que está un poco mal en la escuela, va a pasar la información que quiera a los padres. Cuando vemos una cosa como esa, realmente es alarmante”, sostiene Hernández.
Vega lamenta que el cuadro sea peor porque se incumplen leyes que ordenan proveer intérpretes y mecanismos de comunicación en dependencias públicas, entre otros lugares. Esto causa que personas con impedimentos auditivos que tienen malas experiencias al visitar establecimientos, optan por delegar sus trámites a terceros, y ocurre que aun cuando las agencias lleguen a adiestrar a parte de su personal en lenguaje de señas, como no lo practican lo olvidan y así nunca se logra un verdadero progreso en los servicios.
IDENTIFICAR NECESIDADES. El equipo de Apresto Ciudadano desea reclutar profesionales de la salud y la educación que le apoyen en el proceso de llegar a la comunidad e identificar sus necesidades, para luego hacer lo propio con comerciantes y proveedores de servicios.
“Vamos a estar en la calle visitando muchos comerciantes. Queremos que la gente sepa que vamos a educar, que vamos a abrir las puertas y eventualmente vamos a entrelazar, a hacer inclusión de estas personas”, anticipa Hernández, quien espera poder divulgar a finales de este año parte de la información recopilada.
“Para que el ciudadano sordo se sienta potenciado, capaz de participar de la sociedad, se tiene que sentir seguro cuando acuda a una tienda, cuando acuda a un restaurante, a una imprenta o a una clínica. (El esfuerzo) Está diseñado para hacer el mismo tipo de trabajo que se haga con la persona o el ciudadano sordo, pero con el comerciante: ver cuál es su necesidad, explicarle lo que es la cultura sorda, integrarlos al grupo, darle las herramientas de modo que no sea oneroso para ese establecimiento. Vamos a tocar en esas puertas para que estén preparados para recibirlos. Así podemos ir a la comunidad de personas sordas a decirles 'están seguros, ya pueden salir y este es el directorio de entidades a donde pueden ir'”, detalla Vega.
Contactos
Para más información y registro puede llamar al (787) 526-3030 o escribir a aprestociudadano@gmail.com.
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