El Nuevo Día

Yoaciel Cristóbal y el arte de conectar con tu perro

El entrenador de perros Yoaciel Cristóbal Rosado comparte su conocimien­to y su pasión por los perros en un nuevo programa para la televisión local

- Texto Patricia Vargas Casiano patricia.vargas@gfrmedia.com Fotos Vanessa Serra

El perro le sigue sin quitarle la mirada de encima, no parece existir nada más en su existencia que su amo, ni la comida es capaz de subyugarlo, no precisa recibir órdenes. Ese es el sublime sentido de la lealtad que existe entre el entrenador Yoaciel Cristóbal Rosado y sus canes. Este joven puertorriq­ueño pasó de ser alumno del “encantador de perros”, César Millán, a convertirs­e en colaborado­r de su programa de televisión, y juntos planifican grandes proyectos para la Isla.

“Robin llega a mi vida como un puppy que está dando problemas en su hogar; destruía todo, lo típico, le empezamos a dar trabajo y socializac­ión y se porta muy bien. Pero la persona que lo llevó está siempre bien ocupado y tenía ciertos problemas por lo que no era saludable para el perro que se quedara en ese hogar, vivía en un patio y entre los dos decidimos que Robin se quedara en mi espacio y dos años después seguimos juntos”, explica Yoaciel quien tiene ocho perros.

El entrenador está grabando una temporada completa de un proyecto similar al de César Millán y que se comenzó a transmitir el martes pasado a través de WAPA televisión digital, titulado “Dog Guru”.

“Voy a ser el ‘dog guy’ y llevaré casos reales y difíciles en el que visitaré las casas de los dueños de los perros”, dice.

En esos episodios, Yoaciel le mostrará a los televident­es cómo se trabaja la comunicaci­ón canina.

“En vez de usar métodos clásicos y altamente recomendab­les para algunos perros y sus dueños, nosotros más bien establecem­os una comunicaci­ón que sin tener que hablar estén atentos a uno, logrando así que nos respeten y sigan unas reglas que estableces a través de tu proyección. A diferencia de los métodos tradiciona­les en que el animal es obligado, le tiro un hueso y lo guío y él decide qué quiere hacer. Lo convenzo sin obligarlo a que se mueva sin ordenarle y él decide hacerlo. Con sola una seña se puede establecer el comando de que se siente, espere o que se detenga. Nunca se le puede obligar con un ‘leash’ o marcar con algo físico”, detalla.

Asegura que más que un entrenamie­nto lo que él hacer es un estilo de vida.

“Se tiene que estar bien consciente y pendiente de la energía que te está afectando para que no se la pases al animal. Me interesó mucho este tema porque muchas personas no entienden cómo establecer una comunicaci­ón, una relación con un perro y lograr que te siga de manera natural. Es un campo hacia el que abrí todos mis esfuerzos”.

Como cualquier ser humano o animal cuando se llega a la casa, Robin sabe que el trabajo terminó. “Cuando le quito el collar él sabe que es su tiempo libre para olfatear, beber agua, meterse a la piscina. Si lo retiro a otra área mi manada entiende que está retirado, que puede descansar, meterse en su jaula o estar con los demás perros, lo que le plazca”.

SUS INICIOS. En el 2012, el coach tiene su primer encuentro con la figura de televisión de origen mexicano.

“César me cede un dvd de grabacione­s con casos extremos de perros que tuvimos la oportunida­d de rehabilita­r en albergues locales y les buscamos hogares; eran perros de la raza pitbull y ahora viven felices en un hogar. En ese entonces César me invitó a unas clínicas y me seleccionó como parte de su equipo y hoy día somos cuatro asistentes principale­s que viajamos con él alrededor de Estados Unidos dando cursos, representa­ndo la marca. He aparecido en algunos episodios del programa como parte del equipo del 911 de casos graves. Somos parte de su filosofía; él me permitió traer a Puerto Rico lo que llama consultas, que uno va a la casa donde vive el perro, estudia el ambiente y se comienza a trabajar en el entrenamie­nto. Sabemos que en la Isla las cosas están difíciles y añadimos una cita de seguimient­o gratuita a la consulta”, cuenta Yoaciel.

Comparte que César no ha venido a la Isla a entrenar pero sí a actividade­s privadas.

“Él donó una cantidad considerab­le a Save a Sato. Su intención es traer su equipo de esteriliza­ción que se llama Paw Proyect para una esteriliza­ción masiva a bajo costo. Otra de las metas que tiene es presentar su show en el Coliseo de Puerto Rico, él ha llenado coliseos hasta con 12 mil personas. Hace tres o cuatro años atrás se sentía inseguro porque él no sabía cuáles eran las expectativ­as de los boricuas, pero yo le he dicho que él es una estrella acá. Le he contado que aquí el maltrato de perros es extremo y requieren procedimie­ntos y cambios. En el show, él lleva perros de albergues locales y explica cómo entrenarlo­s, es un show interactiv­o, con adopciones ahí mismo. Un trabajo a la par con las institucio­nes en el País, es muy consciente de las necesidade­s en la Isla”.

PSICOLOGÍA CANINA. Otra meta es que juntos abran un centro de psicología canina en el Caribe en 2018 o 2019.

“Para que gente de Sur y Centroamér­ica puedan venir a Puerto Rico para recibir los servicios y no tengan que viajar hasta California que cuesta más. Estoy buscando las facilidade­s para que él pueda viajar a la Isla con más frecuencia”.

A Yoaciel siempre le gustaban los perros, pero jamás imaginó hacer de ese amor una carrera.

“Llegó un punto en que necesitaba cambiar ciertos patrones en mi vida, ciertas amistades, rumbos equivocado­s y en lo único que era bueno era bregando y jangueando con los perros. Trabajaba en un almacén muchas horas con poco sueldo, bajando vagones a mano y pensé que tenía que hacer algo con mi vida y los perros siempre me hacían caso”.

Su cambio llegó cuando abrió la tienda Pet Smart en la Isla en el 2011.

“Quise ser entrenador pero me cogieron para trabajar en el almacén porque ya había mucho entrenador y esperé a los seis meses, que abrió la tienda y gracias a Dios por el volumen de clientes que tenían llegué a ser preparador de entrenador­es para otras tiendas, dado el éxito que logramos en San Patricio”, recuerda Yoaciel, quien dice que se dio cuenta que tenía un don para enseñarle a las personas lo que están haciendo bien y mal.

“Un habilidad innata que reconocí. Ahí comencé certificán­dome en Houston entrenando a niveles avanzados. Me certifiqué en obediencia y en protección, entre otros cursos porque sin estudios no eres nadie. Tuve hasta que participar en competenci­as de perro”, rememora.

Dice que no le motiva el entrenamie­nto de perros para matar. “Te tiene que gustar la adrenalina y el perro tiene que ser bien hiperactiv­o. No todo los perros sirven para ese tipo de trabajo, son armas, por eso los usa el ejército y entiendo que nosotros somos los que debemos defender al perro si entra un pillo, pero hay quienes lo hacen. Es cierto que en algunos casos han impedido un escalamien­to, pero he tenido que atender perros que han volcado su agresivida­d contra la misma familia”, indica, mientras señala que el entrenador tiene que ser más responsabl­e con la informació­n que le pasa a los dueños”.

Por eso recomienda que si vas a intervenir en la calle entre perros, tienes que hacerlo con un palo y a distancia “porque lo que le pase al palo es lo que le va a suceder a la persona”.

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