Crisis económica y de seguridad toca al carnaval
La emblemática fiesta brasileña intenta superar los golpes impartidos por los altos costos
Q RÍO DE JANEIRO.- El carnaval de Río de Janeiro, considerado el mayor del mundo, se resiente este año de la crisis internacional y de la profunda recesión que vive Brasil, que se ha traducido en una caída en las ventas y en la ocupación hotelera respecto a ediciones anteriores.
El carnaval comenzará oficialmente el próximo 24 y se extenderá hasta el miércoles de ceniza, el 1 de marzo, pero Río de Janeiro hace días que vive un clima festivo y espera la visita de más de un millón de turistas e ingresos por unos mil millones de dólares, según estimaciones oficiales.
Río recibirá a sus visitantes con más de 9,000 soldados patrullando las calles para garantizar la seguridad ante un conato de conflicto con la policía militar que el gobierno del estado frenó la pasada semana abonando “in extremis” los salarios atrasados a los agentes.
Los ajustes y los retrasos en el cobro de los sueldos afectan también a miles de funcionarios del estado de Río, que se declaró en una situación de “calamidad financiera” el pasado junio y aún no ha logrado superarla.
Aunque los empresarios hoteleros confían en alcanzar una ocupación próxima al 90 %, hasta ahora el carnaval no ha conseguido esa meta y las reservas están en el 72 %, por debajo de años anteriores, si bien desde el sector recuerdan que la ciudad amplió de 20,000 a 50,000 el número de camas para atender la demanda de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos del pasado agosto. Las cifras de ocupación oscilan ligeramente en función de las zonas de la ciudad, un promedio del 67 % en el centro y un 74 % en la zona sur, en barrios como Copacabana, según datos de la Asociación de Hoteles de Río.
Los precios de los paquetes y los hoteles en Río se disparan en estas fechas y la crisis internacional, que afecta a algunos de los principales países emisores de turismo a Brasil, ha volcado al sector en la búsqueda del turista nacional, con campañas de promoción en otras ciudades del interior de Brasil.
Es el caso de los argentinos Nicolás y Fernanda, que han alquilado un apartamento durante una semana con tres parejas de amigos, para compartir gastos.
“Tratamos de acortar gastos. Es una ciudad muy cara, parece Europa”, admite a Efe Nicolás.
Niall y Taylor, ingleses, han optado por un hotel y coinciden en sus quejas por los precios “aunque venimos de un país caro, este también lo es. Pensábamos que sería más barato”.