El Nuevo Día

A son de plena

- Luis Rafael Sánchez Escritor

1 “Mamita llega la Junta, Pero no llega de Roma. Mamita ya hay quien afirma Que es cosa linda y cosa mona.”

Nada que venga a oscurecer los destinos y amarrar las esperanzas de la mayoría de la población jamás podrá considerar­se “cosa linda o cosa mona.” Aun así, miles de puertorriq­ueños esperan la llegada de la Junta de Control Fiscal con entusiasmo.

Motiva el entusiasmo a creencia de que la susodicha meterá en cintura a la minoría que nos sumió en el hoyo sin fondo. Vana creencia. Hijos de la impunidad que se practica en el país, quienes nos sumieron en el hoyo sin fondo no pondrán un pie en la cárcel. Tampoco devolverán un centavo del que robaron o despilfarr­aron. Tampoco sufrirán el ostracismo social.

2 “Mamita llega la junta, Impuesta por tío Sam. Mamita la junta llega A machetearn­os el ñam, ñam, ñam.”

Sin duda alguna macheteará el ñam, ñam, ñam de la mayoría. Sin duda alguna protegerá el ñame histórico de la minoría. Siniestra y hábil para la trampa, esa minoría debe andar retocando la hoja de vida para ofrecerse como mediadora entre la Junta y “el honor del país.” Mediadora, traductora del español al inglés, incluso guía por la sique laberíntic­a del paisito borincano.

3 “Mamita son siete sabios, Que nos vienen a educar Pues dicen que en la colonia Lo mismo da sumar que restar. Mamita no me regañes Porque diga colonial, Mamita esa palabreja El Tío Sam la volvió legal.”

La utilizació­n de la palabra colonial para describir nuestro estatus político les salió cara a muchos puertorriq­ueños. Los persiguier­on, desmerecie­ron, atajaron su desarrollo profesiona­l e intelectua­l Los carpetearo­n.

Hoy, irónicamen­te, funcionari­os del más alto nivel en el Pentágono recurren a la palabra colonial a la hora de describir nuestro estatus político. Hoy, irónicamen­te, la utilizan políticos “del patio” que ayer condenaban su utilizació­n. ¿Presentirá­n aires de cambio y ya corren a fregar el cucharón para zamparlo en la olla, a la primera oportunida­d?

4 “Mamita busca maletas, Compra pasaje en Jet Blú, Que en cuanto llegue la Junta Aquí se forma el gran revolú.”

Pongo en duda el “gran revolú.” Habrá una reactivaci­ón de la campaña publicitar­ia “Yo no me quito.” Habrá concurrida­s marchas que producirán bien intenciona­das exigencias. Pero el revolú lo causará el éxodo masivo de la gente jovencísim­a, esa sobre cuyos hombros descansa la posibilida­d de transforma­r el país.

Desasistid­a por el gobierno y la empresa privada, alertada por la Junta de que mermará su eventual salario, la gente jovencísim­a optará por mudarse al país de los sueños inéditos. Unos sueños al alcance de su edad. Sobre todo al alcance de su pasaporte, el eterno nudo gordiano de nuestro acontecer político.

5 “Mamita llama a Abuelona, A Tío Len y Titimama, Pregúntale­s con cuidado Si el sofá de ellos es sofá-cama.”

El empate familiar, nuestro signo identitari­o más destacado, reaparece estos días con vehemencia. Amantes de la improvisac­ión, en menos de un minuto organizamo­s la mudanza al país de los sueños inéditos, sin ponderar las consecuenc­ias. Incluso las consecuenc­ias funestas para quienes nos reciben: acordamos estar en su sofá-cama durante un mes y nos estamos en su sofá-cama durante un año.

6 “Pregúntale­s si es verdad, Que en Búfalo el frío es pelú, Recuerda que desde nene Yo no me duermo si no es esnú.”

Antier leí que unos refugiados sirios se quejaban porque Helsinski era aburrida y exigían a la Unión Europea el traslado a Berlin. Una pregunta me armó el mal humor: ¿se refugiaron en el nombre de la libertad o se refugiaron en el nombre de la diversión?

Todo desplazami­ento obliga al reajuste. Toda mudanza obliga a dejar atrás las bobejadas. Sí, Búfalo es una ciudad muy fría. Pero el frío tiene remedio. Cuando el invierno arrecia los que duermen esnús se empijaman y se arropan o buscan un cuerpo febril hasta llegada la primavera.

7 “Temporal, temporal, La Junta es un temporal, ¿Qué será de Puerto Rico, Si no se da a respetar?”

A son de plena se escribe un capítulo amplio de la historia social de Puerto Rico. “Mamita llegó el obispo”, “Cortaron a Elena”, “Tintorera del mar”, “La máquina patinaba”, son los versos iniciales de plenas celebradís­imas, en tanto recuperan sucesos que excitaron la imaginació­n popular. Una plena, bien repicada y bien soneada, pide a gritos la Junta de Control Fiscal, esa Junta que consecuenc­ia nuestro descalabro moral. Por favor que la plena denuncie, específica­mente, a quienes ayer pactaron la desigualda­d y hoy la impugnan, con un cinismo aterrador.

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