El Nuevo Día

LIBRE DE COMPROMISO

Hombres que aman su independen­cia

- Escribe a caramia@elnuevodia.com

Amiga Cara, te escribe un hombre soltero que cada día se disfruta más su soltería, su independen­cia y esa deliciosa sensación de no estar dándole cuentas a nadie. Y cuando digo a nadie es eso, porque ni perro tengo, ni pez beta ni lagartijos.

Decidí escribirte porque si hay algo que me saca la piedra es que me estén recordando constantem­ente que “tengo que sentar cabeza”, que “sobran mujeres para casarme”, que “cuándo voy a madurar”, etc. Nada, que lo poco agrada y lo mucho enfada.

Para añadir insulto a la injuria, como sueles decir, de la noche a la mañana siento como que se ha magnificad­o el asunto y donde quiera que me meto es el sonsonete de que en este país escasean los hombres para casarse. By the way cariño, no te vas a librar de culpa, tú también haces referencia a cada rato del tema.

Me siento hostigado porque te juro que no ha habido una sola ocasión en que salga a divertirme con mis amigos y conozcamos varias chicas en que sale el tema y empiezan los reclamos. Ha habido momentos en que las chicas hasta se tornan agresivas, se molestan por nuestras respuestas, sobre todo por la que suelo dar cada vez que me vienen con el cuento: ‘sabes, no me interesa el compromiso, punto. ¿Por qué? Porque no me da la gana, además mi reloj biológico no es el que está corriendo’. Así sin “frosting”.

Mira Cara, debe ser un asunto cultural. A las mujeres las crían con el sonsonete de que tienen que casarse y tener hijos para sentirse “realizadas”. Entonces, si no tienes un marido, una casa y par de hijos, ¿no eres mujer? ¡Por favor! Eso es un bajón de nota, que una mujer que te guste te venga con esa patraña. En tiempos del siglo 19 y principios del 20, pues podía entenderse, se vivía en una sociedad conservado­ra, donde la mujer prácticame­nte ni derechos tenía. Su lugar era la cocina y el cuarto de tejer. Sorprende que en el siglo 21 aún haya mujeres arrastrand­o cadenas porque no encuentran un hombre con quien formalizar un matrimonio, con quien establecer un compromiso, con quien tener hijos, y la casita bonita. Es irónico. Vivimos en un siglo nuevo con ideas de ayer. Las comunicaci­ones se realizan por redes sociales, la globalizac­ión vino para quedarse, las fronteras son cosas del pasado, pero no, aquí las chicas quieren el “dating” como en el siglo 19. Las conoces hoy en un “sport bar”, concierto, restaurant­e, en donde sea, y la semana que viene ya quieren que conozcas a los padres. ¿En serio? Hace tres meses conocí a una chica de lo más guapa que me voló la cabeza, inteligent­e, la pasamos súper hasta que un día me dijo que la mamá quería conocerme. Eso me alteró el ecosistema, porque si la chica vive sola, se canta de lo más independie­nte, de la noche a la mañana conocer a la mamá. ¿Para qué? Tan pronto se pisa la casa de los padres ya le ponen etiqueta de compromiso.

Otra cosa, tengo amigas que hasta el cansancio repiten que no hay hombres para casarse. No hace mucho en una fiesta me vinieron con ese cuento, y casi me linchan cuando les dije que hombres hay demás, lo que posiblemen­te no hay ni habrá, son los hombres que se han creado en sus mentes. Te digo una cosa, Sex and The City vino a dañarles las neuronas a muchas. (Vi la serie completa.) Todas y cada una sueñan con encontrar un Mr. Big… rico, interesant­e, de buen ver, con viñedos en Napa, temporadas en París, fabulosame­nte vestido de Armani, pero se olvidan de una cosa, ese hombre durante seis temporadas le hizo la vida de cuadritos a Carrie, fue más lo que lloró por él que lo que la hizo feliz. Y es ahí cuando nos damos cuenta que la serie, machista al fin, no le hizo justicia a la “liberada” Carrie, y al final pintó todo de color rosa, y tras seis temporadas de sufrimient­o y decepción, se quedó con el hombre, aunque la hubiera tratado como un trapito.

Lo otro, sí sobran hombres, pero no como ellas los quieren… altos, pectorales, carros lujosos, apartament­os en la ciudad… Yo también he salido con mujeres que no saben lo que es un número primo, dicen “interperie”, y no huelen a Channel. Aun así, las sigo llamando y ¿sabes una cosa? Si me pongo un pantalón que no es de moda, o aumento par de libras ya me están criticando y buscando excusas para no verme más. ¿Quién las entiende? Como dice mi amigo Luigi, ¡es que son demasiadas! Y es obvio que no todas serán escogidas. Por supuesto que hay hombres que lo único que quieren es una relación sin drama, sin compromiso­s, pero y ¿cuál es el problema? Breguen con eso. ¿Qué pasó, ya los hombres no son de Marte, ni las mujeres viven en Venus? ¿Se mudaron?” El que no quiere compromiso.

Ouch, que en toda esta descarga, cogí mi agüita. Coincido contigo en eso de que estamos en el siglo 21 y queremos relacionar­nos a lo siglo pasado, igual con lo de que no hay fronteras. Lo he dicho antes, es tiempo de cambiar el mapa. Ciao!

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